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Entrevista a Ricardo Alarcón, presidente del Parlamento de Cuba: El plan de Bush es repetir la experiencia iraquí en la isla

«Más de lo mismo, si Bush gana el 2 de noviembre»

Fuentes: La Jornada

El plan de George W. Bush para el «futuro de Cuba», previa «acelerada caída» del gobierno de la revolución, contempla figuras como la de un gobernador estadunidense para la transición, «tipo Paul Bremer en Irak», afirmó aquí el presidente de la Asamblea del Poder Popular, Ricardo Alarcón. Agregó que prevé una Comisión Permanente para Reconstrucción […]

El plan de George W. Bush para el «futuro de Cuba», previa «acelerada caída» del gobierno de la revolución, contempla figuras como la de un gobernador estadunidense para la transición, «tipo Paul Bremer en Irak», afirmó aquí el presidente de la Asamblea del Poder Popular, Ricardo Alarcón.

Agregó que prevé una Comisión Permanente para Reconstrucción Económica de Cuba, encabezada por un funcionario con rango de subsecretario de Estado, que se encargaría de conducir la economía cubana y promover los juicios de desahucio contra pobladores que tengan en su posesión los bienes reclamados por quienes hace 40 años salieron de la isla hacia Estados Unidos huyendo la revolución.

Y, entre otras cosas, dice el líder camaral, se proyectaría implementar un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Washington y una comisión estadunidense para el libre comercio de Cuba.

Alarcón, quien por cuatro décadas se ha especializado en el análisis de las relaciones Cuba-Estados Unidos, insistió en entrevista con La Jornada en que el meollo del plan del presidente estadunidense es que «por primera vez en la larga historia de agresión, Washington planifica el gobierno del futuro».

Advierte que una de las consecuencias de las medidas inmediatas, como la prohibición de viajes de cubanos y estadunidenses a la isla, es que México podría verse orillado a participar permitiendo el despliegue de agentes estadunidenses en los aeropuertos nacionales para «cazar» a los viajeros que pretendan dar un rodeo y desafiar la prohibición del gobierno de Bush.

Alarcón es fanático de la película Farenheit 9/11, del cineasta estadunidense Michael Moore, que la televisión cubana estrenará este sábado en horario estelar. Después de la cinta se transmitirá un panel de discusión en que participará el presidente de la Asamblea.

En otro momento de la entrevista, habló de su pulso ante las elecciones estadunidenses: «Si Bush triunfa, será más de lo mismo. Si gana John Kerry, aunque de él cabe esperar más cordura, hay que reconocer que es una época de guerras preventivas que van más allá del conflicto con Cuba, lo que cabe es esperar que reoriente la posición de Estados Unidos en el mundo».

Pero no se fía y por lo pronto anuncia que en noviembre estará engrasando su fusil. Porque una derrota del republicano abriría para la isla un peligroso compás de espera, dos larguísimos meses hasta el momento de la entrada de Kerry a la Casa Blanca.

En ese lapso «cualquier provocación y la guerra puede ocurrir. La mafia de Miami estaría viendo cómo se les acaba su tiempo en el poder. Tendrían por delante cuatro años de gobierno demócrata; ellos, que han vivido 30 años maldiciendo la memoria de John Kennedy, siempre han visto a los demócratas como parte del enemigo».

-Aceitar su fusil, ¿es retórica?

-Nosotros no lo podemos ver como juego. La resistencia en Irak es cosa muy seria. Y aquí somos más organizados, una nación más hegemónica, con una experiencia de 40 años de lucha, con una concepción defensiva.

En el recibidor de sus oficinas, el congresista acomoda en su regazo un grueso legajo. «Esto lo bajamos de Internet», dice. Son 450 cuartillas, mucho más de las 50 páginas del sumario ejecutivo que la Comisión para la Acelerada Transición en Cuba entregó a la prensa.

«El sumario ejecutivo es deliberadamente engañoso. No transparenta aspectos como el objetivo del llamado Comité Permanente de Reconstrucción Económica, con un coordinador a nivel de subsecretario de Estado, estadunidense, claro, que tendría la responsabilidad de dirigir la economía después de la caída del régimen cubano».

Alarcón, que ha estado en la línea de choque con Estados Unidos los últimos 40 años, se sorprende: «El lenguaje que utiliza este plan es de una crudeza que no habíamos escuchado antes».

Hay otro organismo, el Comité Conjunto para Canalizar las Inversiones e Importaciones, presidido por un subsecretario, integrado por los departamentos de Estado, del Tesoro, Comercio, la Agencia Internacional para el Desarrollo, Justicia, Agricultura, Vivienda y otras dependencias estadunidenses, facultado para tomar todas las decisiones sobre la economía de Cuba.

Y otro más, que describe cómo va a funcionar un comité de desahucio en los juicios de las propiedades abandonadas en Cuba por los cubanoestadunidenses a raíz del triunfo revolucionario.

También, la negociación de un TLC, pero no son dos partes en la negociación, sólo una. «Es como si el Tratado de Libre Comercio de América del Norte se hubiera negociado entre Estados Unidos y un comité estadunidense de reconstrucción económica de México».

-Aquí en Cuba, ¿de qué tamaño es el golpe de las medidas inmediatas, las que ya entraron en vigor?

-No se puede cuantificar de momento. Habrá que ver hasta qué grado son efectivas. Con la prohibición de viajes no podrán venir muchos estadunidenses y cubanos, pero el grueso del turismo no viene de allá. De 2 millones que recibimos el año anterior, 350 mil fueron de Estados Unidos. Lo que más ha dolido aquí es la restricción de las visitas familiares. En cuanto a las remesas, va a ser muy difícil que impidan que el dólar llegue a Cuba. Va a haber mucha gente que desafíe esas medidas.

«¿Puede el gobierno impedir que una mujer emigrada envíe dinero a su madre a Cuba? Está por verse. En cuanto a los paquetes que se envían de allá, eso es más difícil de evitar. Han sacado esa lista con cosas prohibidas: calzoncillos, pasta de dientes, champú, desodorantes. ¡Un delirium tremens! Con eso sí lograron un milagro, poner de acuerdo a los cubanos de las dos orillas, de cualquier posición política. En suma, el daño económico es por el momento difícil de evaluar. El daño político es altísimo. Para ellos. Más que un crimen, lo que hicieron es una estupidez».

-¿Cómo responde la parte afectada a las medidas inmediatas?

-La respuesta ya se dio. Una que se comentó mucho fue que se paralizó la venta en las tiendas de divisas. Se prefirió hacer un replanteo de precios antes, no después de las medidas. El aumento fue de entre 10 a 15 por ciento. Poco se puede hacer, por otra parte, contra la prohibición de viajar.

Como tantos otros cubanos, Alarcón también tiene familia en Estados Unidos: «Esta es la medida más dolorosa. El New York Times, Christian Science Monitor, el Washington Post, ¡el Miami Herald!, congresistas republicanos que no son latinos, todos han reaccionado escandalizados por lo delirante del plan. Porque al estadunidense le choca que el gobierno quiera decidir sobre sus derechos individuales. Quiere regular en qué forma un ciudadano se relaciona con su familia, cómo lo hace, en qué tiempo. Es un apartheid, algo que convierte a los cubanoestadundenses en ciudadanos de segunda clase».

Alarcón recuerda sus frecuentes viajes a Nueva York, vía México, en los años 60 y 70, cuando era funcionario de la embajada de Cuba ante Naciones Unidas.

«En el aeropuerto de México siempre había un agente de la FBI que le tiraba una foto a cada uno que entrara o saliera en los vuelos de Cuba. Si eso se hacía en los 60, imagínate tú ahora. Van a tener que asignar personal en varios aeropuertos, no sé si también en el de México, para perseguir a cubanos o estadunidenses por el terrible pecado de querer viajar a Cuba por otras rutas, Panamá, Bahamas».

-¿Cree que las movilizaciones y el escándalo por las medidas anticubanas tomaron por sorpresa a Washington o es un riesgo calculado?

-No me extrañaría que lo hubieran previsto. Roger Noriega ha reconocido que hay diferencias entre la migración de antes y después de los 80, los que llegaron después, quizá 350 mil entre 1998 y 1994. Hay además una segunda generación de los primeros y hay que contar también a los grandes olvidados, a la emigración de antes del 60. Lo cual, dicho sea de paso, nos da la razón de algo que siempre dijimos. Esta es una migración económica, no son exiliados.

-¿Bush o Kerry?

-Yo no apostaría por Kerry. En cualquier otro país del mundo las cosas que ha hecho Bush en estos cuatro años ya le hubiera costado no sólo la presidencia sino toda su carrera política. Pero en las encuestas sigue empatado con Kerry. No siempre las plataformas demócratas fueron mejores para Cuba. Lo fue con James Carter, que en 1976 prometió trabajar para la normalización, que al final no lo hizo. Y mucho mejor fue la de McGovern, que no ganó. En cambio, la plataforma electoral de Kerry se parece mucho a la de Bush.

-Kerry ha refrendado el plan de Bush sobre Cuba, sólo que quiere hacerlo en el marco multilateral.

-Es palabrería, es creer que Europa va a apoyar el plan unilateral de Estados Unidos. Actuar multilateralmente sería recomponer todo lo que Bush desbarató, firmar la Convención de Kyoto, salir de Irak.

-¿Cómo ve la fabricación de un nuevo conflicto para alentar el voto del miedo? ¿Real o remoto?

-Muy real. En Irak están entrampados. Se metieron para que se dejara de hablar del lío en que se metieron en Afganistán. Ronald Reagan invadió Granada para encubrir el entrampamiento en Líbano. Es su forma de actuar histórica.

Sábado 17 de julio de 2004