El movimiento islamista Hamas renovó ayer su llamamiento a la Intifada, la revuelta popular, para defender Jerusalén y luchar contra su judeización por parte de Israel, al día siguiente de los violentos enfrentamientos que se registraron tras la inauguración de la sinagoga Hurva en la Ciudad Vieja. «Consideramos que la Intifada frente al ocupante es […]
El movimiento islamista Hamas renovó ayer su llamamiento a la Intifada, la revuelta popular, para defender Jerusalén y luchar contra su judeización por parte de Israel, al día siguiente de los violentos enfrentamientos que se registraron tras la inauguración de la sinagoga Hurva en la Ciudad Vieja.
«Consideramos que la Intifada frente al ocupante es una obligación fundamental para acabar con su desprecio hacia el pueblo palestino y sus lugares santos», destacó el Gobierno de Gaza en un comunicado.
Junto a ello, llamó a los palestinos a «expresar su cólera por todos los medios disponibles y a impedir al ocupante continuar con sus intentos de judeizar Jerusalén, tomar su control y modificar su carácter árabo-islámico».
El izquierdista FPLP también hizo un llamamiento a hacer frente a la judeización de Jerusalén mediante una revuelta popular, «que puede abrir el camino a una estrategia alternativa y a un liderazgo nacional unificado».
«Sólo una movilización popular de masas puede hacer frente al desafío impuesto por la agresiva y expansionista ofensiva de los ocupantes contra la tierra, el pueblo y los lugares sagrados de Palestina», añadió el FPLP en un comunicado.
Sin embargo, más allá de los llamamientos, resulta complicado que una Intifada, por definición un movimiento popular surgido de la base y sin dirección organizada, vaya a consolidarse.
«La Intifada no va a estallar simplemente porque dirigentes que viven a miles de kilómetros de aquí lo ordenen. Piensan que la Intifada es un plato de humus [comida típica] que pueden pedir cuando quieran», ironizaba ayer en Ramallah un dirigente de la Autoridad Palestina que quiso mantener oculta su identidad.
«Hamas e Israel quieren que la región caiga en la violencia y en el caos», señaló Adnan al-Damiri, portavoz de los servicios de seguridad de la Autoridad Palestina para Cisjordania.
«Cuanta más violencia haya, más apoyo tendrá Hamas. Cuanta menos violencia haya, más apoyo tendrá Al-Fatah», la formación que controla la Autoridad Palestina, resume el analista palestino Jalil Shikaki.
En otras palabras, que la Autoridad Palestina pondrá todos los medios a su alcance para impedir que cuaje una Intifada puesto que corre el riesgo de perder influencia.
Es la eterna pugna entre quienes abogan por un estrategia de resistencia ante el ocupante sionista -personalizada en Hamas y, en menor medida, en el FPLP- y quienes defienden la vía de la negociación con Israel y EEUU, una fórmula en la que los palestinos siempre han acabado perdiendo.
En estos momentos, la Autoridad Palestina quiere jugar la baza del desencuentro entre EEUU e Israel, tradicionales aliados que viven su peor momento desde hace décadas después de que el Gobierno israelí anunciara que, haciendo caso omiso a los requerimientos de Barack Obama, va a continuar construyendo viviendas en las ilegales colonias sionistas.
Todo ello, mientras el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, visitaba Jerusalén con el objetivo de reafirmar el compromiso de Washington en la defensa de Israel.
«La confrontación entre EEUU e Israel es una buena noticia para los palestinos. En ausencia de violencia, los palestinos [la Autoridad Palestina] consideran que el único modo de obtener una actitud positiva de los israelíes es la presión de EEUU. En otros términos, la presión de EEUU es un sustituto de la violencia palestina», señala Shikaki, director del Centro Palestino de Estudios e Investigación Política.
En un intento de desviar la atención de los llamamientos a la Intifada y ofrecer una alternativa para canalizar el malestar de la sociedad palestina ante las últimas agresiones sionistas, el primer ministro de la Autoridad Palestina, Salam Fayyad, hizo un llamamiento a boicotear los productos de las colonias sionistas.
«Es nuestro deber controlar e incautar todos los productos de las colonias, conforme a la decisión del Gobierno», explicó Fadi Abú al-Qurn, oficial de aduanas palestino en Ramallah.
En cualquier caso, esta campaña no es ninguna novedad, puesto que la Autoridad Palestina la impulsó a finales de 2009, colocando grandes carteles en las entradas de Ramallah.
«Tenemos la determinación de lograr la paz mediante las negociaciones, no hay otra vía», repitió ayer el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.
«A no ser que se produzca algo dramático, algo que tenga relación con los lugares sagrados, o que un gran número de personas muera en los disturbios, no veo que los enfrentamientos actuales provoquen una erupción amplia de violencia», predijo Shikaki.
«Cualquier intifada requiera una dirección popular», reconoció un responsable de Hamas que quiso mantener su identidad oculta. «Por el momento, no hay dirección palestina unificada para dirigir una intifada, ni siquiera Jerusalén».
Desde fuera de Palestina, el escritor saudí y experto en asuntos islámicos Mohsen al-Awaji hizo un llamamiento a declarar la yihad en defensa de la mezquita de Al-Aqsa, «que es responsabilidad de toda la Nación Islámica».
Asimismo, pidió que se financie a quienes optan por la resistencia ante la ocupación sionista de sus tierras.
Israel levanta el bloqueo
Israel, por su parte, levantó ayer el bloqueo de Cisjordania y reabrió la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, aunque la Policía permanecía en alerta.
«En base a una decisión del ministro de Defensa, Ehud Barak, hemos levantado el bloqueo de Judea y Samaria», denominación que los sionistas emplean para Cisjordania, indicó a France Presse un portavoz del Ejército israelí.
«Aquí nadie habla de una tercera Intifada. El martes hubo algunos focos de violencia en Jerusalén y hemos reinstaurado el orden», declaró el portavoz de la Policía israelí, Micky Rosenfeld.
Según Rosenfeld, 300 agentes de la Policía israelí estaban ayer en estado de alerta en Jerusalén, «especialmente en el sector oriental», para reprimir cualquier nueva movilización de protesta.
Los medios israelíes temían que mañana, jornada de oración musulmana, se repitan los enfrentamientos.
«La Explanada de las Mezquitas está ya abierta, tanto para los fieles musulmanes como para los turistas», añadió Rosenfeld. Desde hace días estaba prohibido al acceso a los musulmanes menores de 50 años y a los visitantes no musulmanes.
Durante la jornada de ayer, se registraron enfrentamientos en varios puntos de Cisjordania. Así, en Nablús tres palestinos que lanzaban piedras resultaron heridos por balas de los soldados israelíes, según una fuente médica palestina.
También se lanzaron piedras en Jaffa, la ciudad palestina junto a la que se construyó Tel Aviv, en los Territorios de 1948.
Asimismo, según informó Palestinian Information Center (PIC), el balance de heridos por gases lacrimógenos y balas de goma durante las protestas del martes asciende a 15o heridos, citando a fuentes médicas, que añadieron que el Ejército israelí impidió el acceso de equipos sanitarios a la Ciudad Vieja de Jerusalén.
Lieberman insiste en ampliar colonias
Los llamamientos de la comunidad internacional a Israel para que detenga la ampliación de las colonias sionistas en Jerusalén Este «no son razonables», declaró ayer el ministro israelí de Exteriores, Avigdor Lieberman.
«Esta demanda de impedir a los judíos construir en Jerusalén Este no es del todo razonable», afirmó Lieberman durante una conferencia de prensa junto a la alta representante de la UE para la Política Exterior, Catherine Ashton.
«Pienso que esta demanda es una ocasión para la comunidad internacional de atacar a Israel, de ejercer presión y de reclamarle algo que no es razonable», añadió Lieberman, que también es líder del partido ultraderechista Israel Beitenu.
Ashton se limitó a señalar que espera que «las conversaciones entre israelíes y palestinos comiencen lo antes posible».
Posteriormente, Ashton viajó hasta Ramallah, donde mantuvo una reunió con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.