Traducción para Rebelión de Loles Oliván.
Habida cuenta de que el estancamiento diplomático confirma que el conflicto en Siria se va a estancar, algunos responsables [estadounidenses] afirman que Estados Unidos quiere ver enclaves de la oposición establecidos en las fronteras con Turquía en lugar de en Líbano.
Las sucesivas declaraciones de Rusia y de Estados Unidos producidas durante los últimos días indican que el impasse diplomático internacional sobre la crisis siria y la escalada de violencia sobre el terreno van a continuar.
Ninguna de las grandes potencias que respaldan a las partes rivales del conflicto entre el régimen y la oposición ha alterado su posición respecto a los problemas de Siria ni sobre el tipo de solución que quieren -ya sea si se debe excluir el presidente Bashar al-Assad o estar bajo sus auspicios. Tampoco tienen capacidad de impulsar el plan del enviado de Naciones Unidas y de la Liga Árabe, Kofi Annan, para poner fin al ciclo de la violencia e iniciar un diálogo político. Pero tampoco, en ausencia de una alternativa, pueden abandonarlo.
Lo mismo ocurre con los actores internos: el régimen y la oposición afirman estar comprometidos con el plan de Annan pero en la práctica ambos recurren a la violencia como único medio para resolver una lucha sobre la que han perdido el control.
El estancamiento internacional sostiene eficazmente el equilibrio de poder en el interior del país prometiendo un período prolongado de desgaste en Siria y convirtiéndose en una característica complementaria a las oleadas de violencia que lo asolan.
Fuentes oficiales libanesas al tanto de las comunicaciones diplomáticas sostienen que responsables oficiales estadounidenses comparten la opinión de que la situación en Siria aún va a deteriorarse más. Los estadounidenses tienen pocas esperanzas de una resolución dada la fuerte defensa de Assad por parte del presidente ruso, Vladimir Putin, y de su rechazo a cualquier intento de derrocarlo por la fuerza o forzarlo a que abandone el cargo.
Las dos potencias están en desacuerdo sobre cómo construir una idea que puedan compartir. Este compromiso se vio reflejado en la declaración de de la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, acerca de que la salida de Assad no era una condición previa para un acuerdo, y en el comentario del vicecanciller ruso, Gennady Gatilov, de que Assad no tiene por qué permanecer en el poder al final de un proceso político. Con ello, las dos partes coincidieron en que lograr una solución es más importante que la situación de Assad.
Pero la diferencia clave es que Moscú considera este acuerdo como algo que partidarios y opositores sirios del régimen deben resolver por sí mismos. Washington quiere que sea un medio de transferir el poder a la oposición representada por el Consejo Nacional Sirio. Ninguno de los enfoques ofrece una salida, y Estados Unidos y Rusia siguen estando en polos opuestos en lo que respecta al mecanismo para lograr una solución y en sus actitudes frente a Assad.
Las fuentes añaden que, si bien los estadounidenses no creen que puedan convencer a Putin de que deje de apoyar a su aliado sirio, son conscientes de que incluso si los rusos cambiaran su posición ello no pondría fin a los combates sobre el terreno ni sería suficiente para garantizar el derrocamiento de Assad o su dimisión.
Según las fuentes, los estadounidenses también tienen en cuenta el punto de vista israelí de que Assad es capaz de sobrevivir indefinidamente. El cálculo israelí está aparentemente basado en la idea de que el poder desproporcionado ejercido por la minoría alauí en Siria hace que sea capaz de obstaculizar o impedir el cambio de régimen. Asimismo, los israelíes tienen un concepto muy elevado del ejército sirio en tanto que fuerza de combate debido a su propia experiencia en años anteriores y a pesar de que esté inferiormente armado.
Mientras tanto, la posición de Turquía frustra a ciertos responsables estadounidenses que consideran que es este país el que debería asumir el papel principal en la campaña contra Assad en lugar de reclamar que lo desempeñe Estados Unidos -particularmente estableciendo un «corredor humanitario» en Siria o en una zona de amortiguamiento desde la que operase la oposición siria. Existe un consenso en el seno del gobierno al respecto de que Estados Unidos debería respaldar cualquier iniciativa que se realice para establecer enclaves de ese tipo, y que el lugar más viable para ello está en las fronteras de Siria con Turquía.
Los estadounidenses entienden que sólo Turquía podría proteger esas zonas proporcionando la cobertura aérea necesaria para evitar que el ejército sirio les atacara. Ello podría llevarse a cabo, bien directamente con la fuerza aérea turca o bien desde la base aérea estadounidense de Alejandreta. Sin embargo, los enclaves establecidos en la frontera sirio-libanesa no podrían contar con una protección similar.
No obstante, Turquía mantiene su cautela por temor a que la crisis en Siria pueda extenderse a los «turcos de las montañas», los kurdos. Temen que el derrumbamiento del Estado y del régimen pueda dar lugar a la aparición de un «Kurdistán sirio» semejante al casi independiente Kurdistán iraquí vecino. Si bien Ankara ha aprendido a vivir con este último a regañadientes la perspectiva de una réplica en Siria le provoca pesadillas.
En cuanto a Líbano, las fuentes dicen que los responsables estadounidenses se inquietaron por los últimos enfrentamientos en Trípoli y por las consecuencias de una posible escalada, pues 15 personas murieron y se produjeron decenas de heridos en cuestión de unas pocas horas. Se les ha asegurado que los enfrentamientos no se extenderán al resto del país, incluida Akkar, donde las tensiones han aumentado en las últimas semanas. Pero son conscientes de que el Norte de Líbano está lleno de armas y temen el impacto que pueda producir tanto en Líbano como en Jordania un mayor deterioro en Siria.
Según las fuentes, ello hace que Washington considere que el gobierno del primer ministro Nayib Mikati deba permanecer en el cargo a pesar de la presión que la coalición 14 de Marzo ejerce sobre él para que dimita en favor de un gobierno tecnócrata. A la luz de los acontecimientos en Siria, responsables estadounidenses creen que lo último que necesita Líbano es una mayor inestabilidad que pudiera resultar si Mikati renunciase y resultara imposible formar un gobierno sucesor.
En una indirecta tácita a la coalición 14 de Marzo, los estadounidenses han expresado su seguridad en que los libaneses comprenden las apremiantes circunstancias y la necesidad de salvaguardar la estabilidad de su país.
Fuente original: http://english.al-akhbar.com/content/syria-crisis-less-lebanon-more-turkey