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Milagro en el platanal

Fuentes: Bohemia

  Los ojos de Rosa Julia Zalazar compiten con el azul del cielo. Los pliegues del tiempo bajo sol no restan belleza al rostro. Al amanecer, trajeada a lo campesino, aprieta el pañuelo a la cabeza, y sin preocuparle el enjambre de mosquitos, machete en mano, comienza a cortar los racimos sazones en el platanal. […]

 Dos campesinos cargan de plátano una carreta halada por bueyes Los ojos de Rosa Julia Zalazar compiten con el azul del cielo. Los pliegues del tiempo bajo sol no restan belleza al rostro. Al amanecer, trajeada a lo campesino, aprieta el pañuelo a la cabeza, y sin preocuparle el enjambre de mosquitos, machete en mano, comienza a cortar los racimos sazones en el platanal.

Su vida ha estado siempre liada a la tierra. Trabaja en la Unidad Empresarial de Base (UEB) Noel Truelles, en el municipio Jesús Menéndez, en la provincia de Las Tunas. Con muchas anécdotas que contar, ninguna sobrecoge tanto como los «momentos duros» después del huracán Ike. «No quedó siembra en pie a la redonda.

En mis 46 años nunca había visto desastre tan grande», dice Rosa Julia, mientras asoman a su cara las sombras del pánico sufrido. Y no es para menos.

Algunos, incluso, compararon las secuelas de los dos últimos meteoros que azotaron al territorio con las de un tsunami. Los daños afectaron casi la totalidad de las áreas de la provincia sembradas de plátano y otros cultivos varios. La mesa de los tuneros, como la de otros muchos cubanos, sufrió la ausencia de las tradicionales viandas por varios meses.

Mientras, poco a poco, el esfuerzo de cientos de hombres y mujeres, devolvía la lozanía a los surcos.

Rosa Julia Zalazar limpia una planta de plátano

Oro parece…

Miguel Velázquez a duras penas distingue el platanal. La densa neblina corta la marcha de sus bueyes. Pero la voz es tajante: «Coge el trillo Noble, coge el trillo Coliblanco». Y los animales, en muda obediencia, giran hacia donde les indica la fusta del dueño.

Después de la primera vuelta, la carreta repleta sortea el irregular camino hacia el centro de pesaje de la granja, en Pozo Blanco; los rayos del sol ya comienzan a calar el Oriente. A un lado y otro de la senda, un mar de plátano, que en todo el norteño municipio tunero abarca una extensión por encima de las mil hectáreas.

Aunque este es el plato fuerte de los campesinos locales, Roberto Pérez Hernández, director de la empresa agropecuaria en el territorio, explica que el plan de siembra general incluyó otros cultivos, y se sobrecumplió en un 13 por ciento. El directivo aporta otro dato importante en la estrategia de garantizar la alimentación en la provincia: no tienen tierras ociosas.

Entre los meses de junio y agosto, los campesinos del sector estatal y cooperativo lograron cosechar más de tres mil quintales de plátano, y esperan seguir incrementando los volúmenes. Para algunos, estos resultados, en menos de un año después de la nefasta visita de los huracanes, son un milagro.

Sin embargo, Edelia Avilés Peña no cree en varitas mágicas. Ella considera que los mejores frutos nacen de armonizar consagración, disciplina, y la correspondiente retribución salarial, de acuerdo con el aporte de cada cual. Está vinculada a los resultados finales de una hectárea y media de plátano, y recibe todas las quincenas un pago por adelantado que ronda al mes, según sus palabras, los 700 pesos.

Edelia, Vanguardia Nacional del Trabajo, es considerada uno de los mejores brazos de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Lisandro Proenza, también ubicada en el municipio de Jesús Menéndez. Con suave voz, reconoce: «Hay que sudar mucho la camisa todos los días, nunca se puede dejar para mañana una chapea, un deshije. Si siembras, recoges».

Similar criterio pudieran compartir los casi 80 miembros de la Cooperativa de Crédito y Servicio (CCS) Oscar Lucero, en Las Tapas. Estos productores tienen a su haber uno de los mejores rendimientos agrícolas de toda la provincia.

Cuentan con 335 hectáreas, de las cuales más de un centenar se dedica al cultivo de diferentes variedades de plátano. El rendimiento promedio sobrepasa los 500 quintales por hectárea, que coronan el desvelo con que cuidan cada planta, según asevera Ángel Velázquez Oquendo, presidente municipal de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños.

Edelia Avilés guataqueando la tierra Plata no es

No solo de plátano están sembradas estas tierras orientales, y para demostrarlo Aldo Jesús Rodríguez Prieto, presidente de la CCS Fortalecida Omar Pérez Pérez, cuenta que en la actual cosecha ya tienen comercializados cerca de siete mil quintales de yuca, col y boniato. A solo ocho meses de fundada, la cooperativa atesoraba alrededor de 90 mil pesos en ventas.

El experimentado Rodríguez, quien desde los 14 años anda en el liderazgo de cooperativas, dice que los altos rendimientos obtenidos son el fruto del trabajo colectivo, de las buenas prácticas de siembra y el uso adecuado del compost.

Esta CCS, ubicada a la salida de la cabecera municipal, abarca más de 15 caballerías, de las cuales cinco se dedican a cultivos varios. Dada la importancia de la siembra de frutales en la provincia, los cooperativistas han destinado dos hectáreas a la guayaba, el mango y la fruta bomba.

Además, tienen alrededor de seis caballerías que privilegian con la siembra del tabaco.

En la Finca San Gregorio, área de uso colectivo, se encuentran en viveros 27 clones de boniatos, seleccionados entre más de un centenar de variedades, después de un estudio realizado con el auspicio de la Universidad de Las Tunas y el Proyecto Internacional Innovación Agropecuaria Local. Con esta colección, los productores esperan triplicar los rendimientos del boniato, para incrementar su oferta a la población.

En Las Y

«Todo esto era marabú, hacía 20 años que estas tierras no se cultivaban», indica Julio Calzadilla, y la mano describe en el aire una línea de extremo a extremo. «Tuvimos que batirnos duro para meter en cintura la finca», rememora el productor, también asociado a la cooperativa Omar Pérez Pérez.

En la finca Las Y, además de la pesadilla de la mala hierba, Julio se las vio feas con las condiciones inclinadas del terreno. Sin embargo, con la asistencia de su esposa, Yenni Ramírez, ingeniera agrónoma y fogueada en tales lances, echaron mano a la experiencia para aplicar diferentes técnicas de protección y nivelación de los suelos. Probaron desde barreras vivas con sembrados de yuca y boniato, hasta la independencia hídrica, con los surcos cabecera.

Mientras hace un alto con la guataca, Julio explica que sembraron siete hectáreas de boniato, y tres más de calabaza, yuca y ají. El esfuerzo empezó a dar frutos, atestigua Aldo Jesús, el presidente de la cooperativa: «Esta finca ya clasifica dentro de las de mejores resultados en la provincia».

A pesar de su corta edad, la CCS Omar Pérez Pérez demuestra todos los días cuanto puede hacerse cuando todos asumen con disciplina su responsabilidad, y se organiza bien el trabajo.

No obstante, los alentadores resultados se han visto ensombrecidos por las escasas precipitaciones y la falta de combustible para el riego. Como consecuencia, acotó Aldo Jesús, en la actual cosecha se perdieron 500 quintales de tabaco, y alrededor del 95 por ciento del maíz.

Aunque la solución a esta situación no esté en las manos de los agricultores, el veterano considera que organizando mejor el funcionamiento interno, pudieran evitarse otros tropiezos que laceran la efectividad de la gestión productiva al interior de la cooperativa, y al respecto señala: «Uno de los problemas que deberá resolverse en el futuro es la segmentación en las cuentas, no puedes utilizar, por ejemplo, el dinero que ingresaste por la venta de frutas para comprar alambre para la ganadería».

Lo anterior impide muchas veces que los ingresos se empleen en lo más inmediato y necesario para la cooperativa.

Con los huracanes como telón de fondo, la sequía y los efectos del bloqueo y de la actual crisis global, más algunas trabas burocráticas poniendo zancadillas a la gestión productiva, el esfuerzo de los agricultores raya en una heroicidad, que despierta todos los días, cuando cantan los primeros gallos.

Fuente:http://www.bohemia.cu/2010/01/14/nacional/agricultura-las-tunas-platano.html