La monarquía burguesa en el mundo y la tendencia reciente
La ONU reconocía, en 2025, a 195 países; de ellos, según la Wikipedia, unos cuarenta eran monarquías. Entre las 20 economías más grandes solo 6 son monarquías; y dentro de la Unión Europea de los 27 también seis (Bélgica, Dinamarca, España, Luxemburgo, Países Bajos y Suecia). Estos datos nos ilustran sobre la especificidad de esta forma política que adopta el estado capitalista, como en el caso español.
Todavía cabría pensar que sin ser la monarquía burguesa un atributo dominante pudiera ser emergente. Sin embargo, en los últimos cien años, tras más de cien estados creados y varias centenas de cambios de régimen político, el número de nuevas monarquías, incluyendo restauraciones, fue poco más de una decena. La mayoría en países musulmanes (Arabia Saudí en 1932, Jordania en 1946, Marruecos en 1957, Kuwait en 1961, Catar en 1971, …) y, entre las más recientes, nuestra España (1978), solo superada por Camboya (1993) y Baréin (2002).
Pretendemos, tras hacer una parada en la historia y otra en el derecho, explicarnos desde el punto de vista de la Crítica de la Economía Política esta especificidad monárquica de la sociedad española; que se nos vuelve aún más enigmática si tenemos en cuenta que esta institución contraviene principios definitorios de nuestro moderno, democrático, igualitario y social Estado español.
La ideología monárquica hispana
Algunos episodios de la historia española nos alertan sobre la posibilidad de prescindir de la monarquía: la muerte sin herederos de Carlos II (1700), la Guerra de Independencia (1808-1812), la Revolución Gloriosa (1868), la I República (1873-1874), la II República (1931-1936) e incluso la muerte del dictador Franco (1975).
Sin embargo, todos ellos se resuelven en otros tantos momentos de restauración monárquica: inicio de la dinastía borbónica con Felipe V (1700), retorno de Fernando VII (1814), el recurso al infante italiano Amadeo de Saboya (1870), la Restauración borbónica con Alfonso XII (1874), paradójicamente el franquismo instaura un “Reino sin rey” y la Restauración juancarlina (1978).
Aún de manera contradictoria, podría decirse que hay en España una insistencia histórica en pro de la monarquía, avalando un sentimiento monárquico en nuestra sociedad.
Historia reciente de la monarquía
Tras las elecciones municipales, que originaron la marcha del rey Alfonso XIII, se proclama la II República española (1931-1936). La burguesía centralista apoyada en militares, católicos, fascistas y monárquicos, y temiendo la deriva rupturista (social, cultural y territorial), da un golpe de estado (18 de julio de 1936) que conduce a la patria a una guerra fratricida. La Guerra Civil (1936-1939) supondrá la muerte de cientos de miles de compatriotas, muchos de manera sumarísima aún yacentes en fosas, y llevará a buena parte de la sociedad española, primero, al hambre, y luego al atraso de varias décadas.
Franco, tras vencer en 1939 declara a España “Reino” por Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947), sin abandonarla hasta su muerte. En 1954 se trae a Juan Carlos, primogénito de Don Juan (el sucesor natural por ser hijo de Alfonso XIII), para que inicie su formación en España, nombrándole “sucesor a título de Rey” en 1969 para lo que hubo de jurar los Principios del Movimiento.
De modo que la dictadura franquista, que acabó con la II República española, será una república de facto con la promesa de monarquía, que hará efectiva la joven democracia española. Así, tras la muerte de Franco (1975) y jurando las Leyes Fundamentales franquistas, Juan Carlos I accede a la Jefatura del Estado. Posteriormente, la Constitución de 1978, votada masivamente (67% de participación y 88% de síes), instaura la monarquía cuyas funciones se regulan en el título II de la Constitución (artículos 56–65).
Monarquía parlamentaria española
La actual monarquía burguesa (parlamentaria) tiene poco que ver con aquella otra de principios del XVIII, el inicio de la dinastía borbónica (absolutista). Las transformaciones del estado capitalista no han dejado indemne a la jefatura del Estado.
Aún así, lejos del mantra que presenta a la monarquía como una figura simbólica sin incidencia práctica, la Corona tiene sus funciones constitucionalmente establecidas y reguladas mediante leyes.
España es un estado cuya forma política es una monarquía parlamentaria (articulo 1.3 de la Constitución Española, CE en adelante).
La Corona es el órgano estatal constitucional que detenta la Jefatura del Estado, y su titular es el Rey, actualmente Felipe VI.
Se trata de un órgano separado, aunque relacionado, de los poderes clásicos: ejecutivo (nombra y separa miembros del Gobierno), legislativo (convoca elecciones y referendums, sanciona y promulga leyes) y judicial (art. 117 CE dice que la justicia la administran los jueces en nombre del Rey).
Simboliza la unidad y la permanencia del estado español, así como arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones. Además, propone candidato a la Presidencia, acredita embajadores, ostenta el mando supremo de las Fuerzas Armadas. El retrato oficial del Rey es un símbolo del Estado en sedes institucionales, igual que la bandera, y su uso está regulado por normativa de régimen local y protocolo administrativo.
La Familia Real, regulada en el RD 1368/1987, está formada actualmente por el propio Rey, Reina Letizia, Princesa de Asturias Leonor e Infanta Sofía y, tras la modificación de 2014, también acoge a los Reyes Eméritos, Sofía y Juan Carlos I. Pero, no es un órgano del estado ni administrativo. El Rey no responde por sus actos, mientras el resto de miembros sí. De estos, excepto la infanta, están aforados (por Ley Orgánica 4/2014, al Tribunal Supremo).
La Princesa de Asturias es la heredera al trono (art. 57 CE), y su figura se regula en un RD 1368/1987. Es la heredera por ser la mayor entre hermanas, pero si hubiera un varón la CE todavía le daría la primacía en la sucesión al trono (art. 57.1 CE).
El coste de la monarquía española
La Casa Real (art. 65 CE) es una estructura administrativa cuya función es constituir la infraestructura de apoyo a las funciones del Rey, pero no es un órgano del estado. Para dicha tarea goza de dotación económica (art. 65 CE) a cargo de los Presupuestos Generales del Estado, además de normativa interna, regulación de regalos institucionales u obligaciones de transparencia (RD 297/2022).
Actualmente, la dotación presupuestaria de la que goza es algo más de 8 millones de euros (8M€), a lo que se añaden otras partidas de diversos ministerios (Exteriores, Interior, Defensa, Patrimonio, por ejemplo). Con ser importante, esta cifra es inferior al coste de otras monarquías europeas (Bélgica, 43M€; Países Bajos, 54M; Reino Unido, 86M) e incluso que la jefatura de Estado de otras repúblicas (Alemania 47M; Francia, 125M; Italia, 224M).
Esta modestia presupuestaria de la monarquía española (8M€) habla tanto de la debilidad de la institución como de la cicatería de nuestras élites gobernantes, de la valoración de mercado de la actividad regia, o de su eficiencia.
Recapitulación
La forma política del estado capitalista español actual, la monarquía burguesa española, se nos presenta como un fenómeno singular en la evolución capitalista contemporánea: se impone a pesar de ser minoritaria y estar en retroceso. Además, se trata de una institución que contradice algunos de los valores en que se basa el propio estado. Para más inri, fue la forma que la dictadura franquista había propuesto para el futuro de España; por no hablar de la estrecha relación entre la dictadura y la persona de Juan Carlos.
A pesar de estos “inconvenientes”, el estado democrático español hubo de adoptar esta contradictoria forma concreta, la monarquía. Rastreando en la historia española observamos, tras las idas y venidas del régimen político, una extendida ideología monárquica entre la sociedad, entre las diversas clases sociales, entre las élites gobernantes y la clase trabajadora (o su forma constitucional, el pueblo).
La pregunta que se nos plantea tiene que ver con los fundamentos materiales de este sentimiento, con la estructura económica que lo soporta y de la que brota; o de otra forma, por qué la sociedad española, particularmente el pueblo español, tiene esta ideología monárquica. Esa es la línea que transitaremos en la próxima colaboración.
Pedro Andrés González Ruiz, autor del blog Criticonomia
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


