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La inmobiliaria controlada por el Banco Santander y el BBVA planea 1.345 viviendas y torres de hasta 30 plantas en este barrio de Valencia

Movimientos sociales y vecinos de Benimaclet rechazan el plan urbanístico de Metrovacesa

Fuentes: Rebelión

Miles de personas -6.500 según los organizadores- se manifestaron el pasado 26 de enero en el barrio de Benimaclet, en Valencia, contra la actuación urbanística denominada PAI Benimaclet Est, que la compañía Metrovacesa plantea en la barriada: 1.345 viviendas nuevas y torres que podrían alcanzar las 30 alturas en un sector de 270.000 metros cuadrados. […]

Miles de personas -6.500 según los organizadores- se manifestaron el pasado 26 de enero en el barrio de Benimaclet, en Valencia, contra la actuación urbanística denominada PAI Benimaclet Est, que la compañía Metrovacesa plantea en la barriada: 1.345 viviendas nuevas y torres que podrían alcanzar las 30 alturas en un sector de 270.000 metros cuadrados. Organizada por la plataforma Cuidem Benimaclet y la Associació de Veïns i Veïnes, la movilización rechazó la macroiniciativa urbanística, calificada de «especulativa» y «depredadora» del territorio. Convocada bajo el lema «Defensem Benimaclet, recuperem l’Horta», a la acción se adhirieron 82 colectivos sociales y organizaciones, así como 64 comercios, negocios y cooperativas.

¿En qué fase se encuentra el proyecto? La Agrupación de Interés Urbanístico (AIU), constituida para asumir la condición de agente urbanizador en el PAI, ya está inscrita en el registro municipal de AIU; lidera la agrupación Metrovacesa, firma propietaria de al menos el 40% del suelo. ¿Cuál es la posición del gobierno municipal de coalición en Valencia? «El PSPV-PSOE es partidario de ejecutar el PAI; Compromís se muestra más accesible a posibles alternativas, pero que tampoco se concretan en nada; en las reuniones nos dicen siempre que están estudiando el macroproyecto y las diferentes opciones», explica Carlos Marcos, portavoz de Cuidem Benimaclet; sin embargo, «la inacción del ayuntamiento es un apoyo implícito a Metrovacesa, porque la tramitación del PAI continúa avanzando», añade el activista.

Surgida en septiembre de 2018, la plataforma Cuidem se enfrenta a esta «amenaza de explotación territorial» desde una perspectiva ecologista, feminista y anticapitalista. Reivindican la «desclasificación» del suelo afectado por el PAI Benimaclet Est, de modo que pasara de «urbanizable programado» (tal como figura en el Plan General de la ciudad) a «no urbanizable»; «la desclasificación, aclara Carlos Marcos, no implica dejarlo todo tal como está, ya que podrían construirse dotaciones públicas». En un decálogo suscrito por más de un centenar de asociaciones y colectivos, la plataforma pide un cambio del «obsoleto» Plan General de 1988, actualmente en vigor, y «no bajar la cabeza ante el chantaje de las grandes empresas»; subrayan que el PAI «destruirá más aún el carácter de pueblo del barrio» (Benimaclet fue pueblo independiente hasta 1878, después pedanía, y barrio de Valencia a partir de 1972). 

Actualmente la Ronda Norte actúa como gran barrera viaria entre Benimaclet y l’Horta de Alboraia, municipio de 24.000 habitantes cuyo equipo de gobierno (PSPV-PSOE) con el apoyo del PP «prevé arrasar 264.000 metros cuadrados de huerta» en la revisión del Plan General, denuncia el colectivo Per l’Horta. En ese contexto, frente al PAI Benimaclet-Est -la construcción de torres con centenares de viviendas-, Cuidem defiende un modelo alternativo: mantener la conexión del núcleo histórico de Benimaclet con la huerta y preservar el suelo rural del barrio, las alquerías históricas, caminos y acequias.

Recuerdan además que en Valencia hay -según fuentes municipales- entre 40.000 y 60.000 viviendas vacías. Contra el plan urbanístico, Cuidem ha organizado reuniones vecinales en la plaza, festivales de arte popular contra la especulación, jornadas formativas, manifestaciones en el barrio (más de 3.000 personas, en febrero de 2019) y la entrega de más de 2.300 firmas en el consistorio.

Metrovacesa presentó el PAI Benimaclet-Est en el Ayuntamiento de Valencia en diciembre de 2018. Unos meses antes, la promotora y constructora se anunciaba como «gigante inmobiliario» y «probablemente la mayor tenedora de suelo de toda España tras obtener los activos de (los bancos) Santander, BBVA y Popular»; Metrovacesa «coge ritmo en la Comunitat Valenciana», añadía el comunicado; además de proyectos como el «exclusivo» de Villas de la Calderona, en el municipio de Bétera, destacaban -entre sus «mejores activos»– solares en barrios de Valencia como Moreres, Patraix y Benimaclet. En noviembre de 2019, la empresa informaba de que el Banco Santander contaba con el 49% de sus acciones y el BBVA, el 20% (a su vez los dos bancos tienen como mayor accionista al fondo de inversión estadounidense BlackRock).

Uno de los argumentos del PSPV-PSOE y Compromís para no revertir el PAI de Metrovacesa es el coste económico que tendría, para las arcas municipales, la «desclasificación» de los terrenos: un informe técnico del ayuntamiento, de enero de 2019, lo cuantifica en cerca de 20 millones de euros. Sin embargo, el estudio de los profesores de la Universitat de València Andrés Boix, Reyes Marzal, Claudia Gimeno y Pasqual Herrero apunta que el coste neto de la «desclasificación» total de suelo rondaría los 11,4 millones de euros. «Es una decisión política y jurídicamente posible», concluyen los docentes, que además señalan otra posibilidad: rebajar la edificabilidad hasta dejarla entre un 25% y un 40% de la actualmente prevista (en este caso el ayuntamiento no tendría que aportar fondos públicos para la ejecución del PAI).

La macroactuación urbanística es prescindible, apuntan los investigadores, también por razones demográficas (según el padrón municipal, el distrito de Benimaclet pasó de 30.243 habitantes en 2010 a 28.718 en 2019). El estudio recuerda el marco legislativo vigente en el País Valenciano, aplicable al PAI: por ejemplo la Ley de l’Horta de Valencia, de 2018, establece que los planes urbanísticos «tendrán que respetar las trazas principales del suelo agrícola, de la red de caminos y las acequias principales»; «garantizar la adecuada transición entre el espacio urbano y el agrícola» y «acondicionar los desarrollos urbanísticos de manera que eviten la afección visual de la huerta (…)». Por otra parte, el Plan de Acción Territorial (PAT) de l’Horta, de 2018, «permite» los huertos de ocio o sociales, como los de Benimaclet, que se situarán -de manera preferente- en las zonas próximas o dentro de los núcleos urbanos.

La Estrategia Participativa Benimaclet és futur, promovida por el Ayuntamiento de Valencia y en cuyos trabajos y talleres intervinieron vecinos y asociaciones, presentó las propuestas para el barrio en febrero de 2017; entre otras, priorizar al peatón y la bicicleta (límite de 30 kilómetros/hora para vehículos motorizados en el núcleo histórico); limitación de las licencias de apertura de locales destinados a la restauración; la creación de una escuela infantil de primer ciclo (0 a 3 años); la disminución del impacto visual y acústico de la Ronda Norte; la conservación de alquerías; o un mercado ambulante semanal -en la plaza- para la venta de productos de l’Horta cercana.

En cuanto al PAI de Metrovacesa, la Estrategia propone su «rediseño», con la creación de un gran espacio de transición -que incluya zonas verdes, equipamientos públicos y huertos urbanos- con l’Horta de Alboraia y la concentración de la edificabilidad en los extremos del PAI, entre otros puntos. La Associació de Veïns i Veïnes asume el contenido de la Estrategia Benimaclet és futur, y defiende una reducción sustancial tanto del número de viviendas como en la altura de los edificios. Además la asociación empezó a movilizarse, en 2011, junto a otras entidades y vecinos para transformar unos solares degradados -propiedad entonces del BBVA e integrados en el PAI Benimaclet Est- en huertos ecológicos y autogestionados; en 2012 el consistorio aprobó la cesión, tras alcanzar un acuerdo con el banco, del uso del suelo para los huertos urbanos. Hoy son un centenar las parcelas en cultivo, informa el colectivo vecinal en las redes sociales.

Cuidem Benimaclet denuncia que el PAI ahondará en el proceso de gentrificación del barrio. «La elitización se está produciendo, aunque sin una degradación previa de la barriada como sí ocurre en el Carme, el Cabanyal o Russafa», explica Carlos Marcos; «el precio del alquiler de la vivienda se eleva sin parar y los vecinos que no pueden permitirse vivir en un ‘barrio de moda’ son expulsados; también están desapareciendo comercios tradicionales, sustituidos por locales de ocio y viviendas para el turismo», añade; el portal inmobiliario Idealista.com estimaba, en enero de 2020, el precio medio del piso de alquiler en Benimaclet en 8,7 euros/metro cuadrado (aumento del 12,5% en un año). «Por menos de 600 euros mensuales no encuentras un piso en el barrio», destaca Carlos Marcos.

Además la red EntreBarris ubica en un mapa 14 casos de afectados por expulsiones de viviendas en Benimaclet, durante 2019, por la no renovación del contrato de alquiler, la subida de los precios o para destinar la vivienda al turismo (son sólo los casos de los que tiene constancia Cuidem). El barrio es zona residencial para estudiantes, por la proximidad de dos universidades. Asimismo, resalta el portavoz de la plataforma, «se está vendiendo Benimaclet a los turistas como un pueblo dentro de la ciudad, con ocio y cercanía al centro histórico de Valencia y la playa».

La campaña València no està en venda incluye en su plano de luchas y conflictos territoriales el Centre Social Okupat i Anarquista (CSOA) L’Horta de Benimaclet. La razón es la «amenaza» que representa el macroplan de Metrovacesa. Los orígenes del CSOA se sitúan en marzo de 2012, cuando un grupo de activistas okuparon una de las parcelas -previstas en el PAI y en situación de abandono-, además de una alquería de 1920 que había sufrido destrozos e incendios. El resultado, ocho años después, es un centro social y cerca de 9.100 metros cuadrados de huertos y zonas verdes comunes. Los activistas dan cuenta de 83 parcelas en cultivo -sobre todo individuales, aunque también han participado asociaciones del barrio-, dedicados a la verdura de temporada y en algunos casos a frutales, regados colectivamente con aguas de la acequia de Mestalla.

De gestión asamblearia, los huertos se rigen por tres criterios: la agricultura ecológica, el autoconsumo y la exclusión del monocultivo. El proyecto vincula también a los trabajos comunes, como la reparación de muros y acequias, el mantenimiento de las herramientas o podar la vegetación del entorno. Por otra parte se trata de un punto de encuentro para personas y colectivos que en el CSOA desarrollan asambleas, como los de solidaridad con México, con las mujeres kurdas o Arada de memoria feminista. Otras iniciativas son la Biblioteca Anarquista de L’Horta (BAH), La Casita de la Huerta, de educación libre, o los talleres de guitarra. En la página Web incluyen un documento de investigación colectiva e información liberada: El PAI Benimaclet Est. Què és i d’on ve?

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.