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Entrevista a Víctor Sánchez, trabajador despedido de la multinacional Deliveroo

«Necesitamos apoyo, sea de un sindicato, un partido o colectivos en lucha»

Fuentes: Rebelión

El pasado uno de junio a Víctor Sánchez, de 28 años, la empresa de reparto de comida a domicilio Deliveroo le envió un correo electrónico, en el que se le decía que su «disponibilidad» no era la suficiente y que estaba rechazando pedidos. Esta era la versión de la startup integrada en el sector de […]

El pasado uno de junio a Víctor Sánchez, de 28 años, la empresa de reparto de comida a domicilio Deliveroo le envió un correo electrónico, en el que se le decía que su «disponibilidad» no era la suficiente y que estaba rechazando pedidos. Esta era la versión de la startup integrada en el sector de la «economía colaborativa», que mediante repartidores en bicicleta o moto («falsos» autónomos) traslada los encargos desde los restaurantes hasta el hogar de los clientes. Pero Sánchez rebate los mails: «Todo esto es mentira y puede comprobarse en los partes estadísticos de la empresa».

El 30 de junio el hoy exempleado participó en la rueda de prensa celebrada en la sede central de Intersindical Valenciana, en la que se presentó la plataforma Riders por Derechos en Valencia y se hizo un llamamiento a la huelga organizada el pasado dos de julio. La huelga mostraba el rechazo al nuevo contrato planteado por Deliveroo, que ahonda en la precariedad de los trabajadores. En Madrid, Barcelona, Valencia y Zaragoza Deliveroo suma cerca de un millar de repartidores. Víctor Sánchez recuerda que la misma tarde del 30 de junio le correspondía turno, pero cuanto intentó conectarse a la aplicación para trabajar, no le fue posible. Le habían despedido de la compañía, tal como le comunicaron en un correo electrónico posterior.

-¿Atribuyes tu despido a la participación en la rueda de prensa del 30 de junio en Valencia?

No sé si directamente a eso, pero sí que Deliveroo despide a la gente que le molesta o no quiere tenerla empleada por la razón que sea.

-¿Conoces casos parecidos al tuyo?

Por ejemplo en Madrid despidieron a un compañero por poner en los pedidos que estaban repartiendo unos «flyers» informativos sobre la huelga y nuestra situación. Al día siguiente les enviaron un correo y les despidieron inmediatamente. En mi caso, me dieron el pre-aviso.

-El portal Economista Digital ha informado que, en pleno conflicto, la empresa Deliveroo ha «sondeado» a trabajadores de firmas competidoras como Glovo, con el fin de atraerlos mediante incentivos.

Conocemos el caso de empleados de Glovo que mandaron la solicitud para trabajar en Deliveroo. En aquel momento, no los quisieron. Pero eso fue antes del conflicto y el cambio de contrato. Ahora se han enviado mails a trabajadores de estas otras empresas, en los que se les dice que vayan a Deliveroo. Los ofrecen las mismas condiciones que a nosotros, pero les dicen que son mejores.

-¿Se plantean nuevas movilizaciones destacadas en Deliveroo, tras los paros parciales del 6 y 7 de julio en Barcelona, y la huelga de los dos días siguientes en la misma ciudad?

Vamos paso a paso, y hablo sobre todo de las circunstancias de Valencia, donde intentaremos entregarle una carta al alcalde, Joan Ribó, para que conozca nuestra situación y ponga de su parte para que la empresa se siente a negociar los cambios que pedimos. Son las cuatro reivindicaciones básicas del primer día: la garantía de al menos 20 horas semanales de trabajo; el cobro por hora equivalente a la entrega de dos pedidos; un seguro a todo riesgo y la readmisión de los represaliados por la huelga del dos de julio (entre 15 y 20 personas).

-¿Habéis establecido contacto con otros colectivos de trabajadores precarizados y explotados?

En Valencia hicimos una manifestación en bicicleta en apoyo a la huelga de Barcelona, y vino gente -por ejemplo- del colectivo de estibadores. Además, desde el pasado martes hasta el 20 de julio se han organizado unas jornadas en la Universidad Politécnica de Valencia, donde han estado presentes las Kellys (trabajadoras de la limpieza en las habitaciones de los hoteles) y otros colectivos, como el de estibadores, profesores interinos y ciclorrepartidores. Cada uno explicamos nuestras luchas y hablamos de prestarnos apoyo en futuras acciones.

-Riders por Derechos de Barcelona ha informado en las redes sociales de las instrucciones que Deliveroo transmite a los «trainers» o formadores de personal. No ha de utilizarse el término «contratación», sino «colaboración»; ni tampoco «trabajo», sino «reparto». Además la guía establece que se hable de «pago por pedido», y no de «salario».

Sí, es cierto, además los compañeros en Barcelona elaboraron un dosier con todas las malas prácticas de la empresa; con las pruebas de que somos realmente «falsos» autónomos y denunciando el modo en que nos dan las órdenes. Este trabajo también lo estamos haciendo en Valencia. Ya contamos con bastantes pruebas, nos falta ordenarlo y sacarlo adelante.

-¿Qué ejemplo señalarías de malas prácticas?

Antes teníamos que ubicarnos en un lugar fijo, a la espera de los pedidos. Aunque algunos trabajadores estuvieran en su casa o en otro lugar, que no era ese puesto específico. Pues bien, hay un correo electrónico en el que la empresa dice que si algún trabajador no está en el lugar que le corresponde, irá a la calle. Actualmente es cierto que no has de permanecer en un lugar concreto, pero te obligan a estar en una zona, por ejemplo en el centro de la ciudad, que puede suponer un ámbito de dos kilómetros. Si te alejas, ya no puedes «conectarte» a la aplicación para trabajar.

-¿Y en cuanto a tu experiencia concreta?

Trabajé en Deliveroo entre octubre de 2016 y junio de 2017. Viví presiones, sobre todo a través de las llamadas telefónicas. De hecho, actúan así para que no quede constancia por escrito. Ocurría con las sesiones informativas, que te decían que eran opcionales, pero no es cierto. Si no asistías, ellos tenían claro que no compartías su manera de trabajar. Y por lo tanto, ya no les interesas. En los días de lluvia, nos decían que había que hacer los pedidos, lloviera o nevara. De lo contrario, también habría consecuencias. De vez en cuando hacen encuestas telefónicas a los trabajadores, supuestamente anónimas. Recibimos SMS, mails y llamadas de teléfono afirmando que tenemos que hacerlas; el objetivo es comprobar el grado de acuerdo con sus normas.

-Dibujas un panorama de control total, de búsqueda de «ovejas negras» por parte de la empresa.

Sí, existe el caso de un compañero que en la encuesta manifestó su desacuerdo en muchos puntos. A los 10-15 minutos recibió la llamada de la encargada en Valencia para decirle que siempre tenía la posibilidad de irse. Se controlan las respuestas, no se trata de una encuesta anónima.

-Sin embargo, Deliveroo «vende» flexibilidad y que además representa una buena oportunidad para estudiantes que necesitan ingresos.

Yo diría que Deliveroo es poco o nada flexible. Si alguien estudia por las mañanas, puede que tenga suerte y no se vea tan afectado. Pero que tenga claro que el fin de semana no tendrá vida, porque te quieren totalmente disponible los sábados y domingos. Y si no lo estás, no te desean en la compañía, igual que si no les das servicio todas las noches.

-A primeros de julio Riders por Derechos en Barcelona presentó una denuncia ante la Inspección de Trabajo, porque a pesar de la relación laboral con la empresa, asimilable a la del trabajador asalariado, han de darse de alta como autónomos. Intersindical Valenciana denunció esta misma relación «fraudulenta» en la demanda interpuesta el 14 de julio contra Deliveroo, ante la Inspección de Trabajo y Seguridad Social de Valencia. ¿Qué diferencias se constatan entre los anuncios de la entrevista inicial y la realidad en el tajo?

Por ejemplo la empresa sostiene que no hay ningún tipo de sanciones, que uno puede trabajar cuando quiera sin que se le exija nada. Pero esto es mentira. Al día siguiente de firmar, me llamó la jefa de Valencia para preguntarme por qué no había dado mi «disponibilidad» el primer fin de semana. Le contesté que acababa de entrar, y necesitaba organizarme. «Así empiezas mal», me respondió, y me pidió para ese fin de semana un día para trabajar. Si no tienes esa «disponibilidad» que te piden, te sancionan asignándote menos horas de trabajo. Además, cuando yo entré en la empresa, te prometían en la entrevista un mínimo de 20 horas semanales; pero a la hora de la verdad, esto no era así; muchas veces el número de horas trabajadas es menor.

-¿Qué opinas de la expresión «economía colaborativa»?

En una de las sesiones informativas, la empresa defendía que éste es un negocio «Win to Win»; es decir, ganan ellos y ganamos también nosotros. Pero esto es algo totalmente falso. Nosotros tenemos un salario y condiciones precarias, mientras que ellos ganan por todas partes, con nuestro trabajo y el de los restaurantes. Para nada se trata de una empresa «colaborativa».

-¿Qué te mueve a continuar en la batalla, una vez la empresa te ha despedido?

Por mis ideas. No están haciendo lo correcto, y no quiero que otra gente pase por la misma situación que yo. Cuando entré, escuchaba a la gente decir que no era todo tan bonito como te lo pintaban. Sin embargo, pensé que no sería para tanto. Ahora bien, cuando llevas un tiempo, te das cuenta de que se trata de una explotación total.

-Por último, los trabajadores de Deliveroo se han organizado de modo autogestionario, aunque cuentan con el apoyo de los sindicatos. ¿Cómo observas esta relación entre la asamblea de trabajadores y la organización sindical?

Yo estoy en la CNT; en la plataforma estamos recibiendo un gran apoyo sobre todo de Intersindical Valenciana, también de la CGT. Aunque es verdad que nosotros solos movemos el «hilo» que nos interesa, siempre necesitamos ayuda, sea de un sindicato, un partido político o de otros colectivos en lucha. Cuanta más gente nos apoye, mejor. Así, cuando la huelga, hubo dueños de los restaurantes que nos respaldaron, porque saben de nuestras condiciones. Lo hicieron cerrando la aplicación y no aceptando los pedidos de Deliveroo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.