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Netanyahu utiliza la religión para dar forma a las elecciones israelíes

Fuentes: Middle East Eye

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Agitar la controversia religiosa hace que la oposición cante la melodía del primer ministro

Unos rabinos ultraortodoxos participan en una ceremonia religiosa en Jerusalén el 25 de febrero (AFP)

Aunque las preguntas sobre la imposición de leyes religiosas al público en general siempre han sido parte del discurso político de Israel, la elección del 17 de septiembre será la primera en la que las preguntas sobre la religión encabezarán la agenda.

¿Cómo se han dejado de lado todos los demás temas, en primer lugar la ocupación de Palestina?

Avigdor Lieberman, una vez aliado de extrema derecha de Benjamin Netanyahu, disparó el tiro de apertura después de las elecciones del 9 de abril, cuando se negó a comprometerse con los partidos ultraortodoxos e impidió que Netanyahu formara un gobierno de coalición. Lieberman lanzó una bomba, lo que indica que la alianza de décadas entre la derecha religiosa y laica en Israel podría terminar.

Alboroto público

Los partidos ultraortodoxos no siempre se han asociado con la derecha, pero la vivienda barata en las colonias ilegales de Cisjordania los ha atraído cada vez más en esta dirección. Sin embargo su línea roja sigue siendo su insistencia en que los estudiantes de yeshiva estén exentos del servicio militar.

En los meses posteriores a las últimas elecciones, una serie de declaraciones de conocidos rabinos han causado un gran revuelo entre el público laico. La ciudad de Afula llevó a cabo un evento público segregado por género cuya legalidad fue discutida en múltiples tribunales. El destacado ministro de extrema derecha y de Transporte Bezalel Smotrich, pidió la imposición de la ley religiosa judía y el ministro de Educación Rafi Peretz expresó su apoyo al tratamiento de conversión.

El periodista Meron Rapoport escribió recientemente un artículo fascinante que explora la importancia del discurso religioso en el ciclo electoral actual. Como muchos israelíes sienten que el problema palestino ya no es importante en medio de una disminuida resistencia armada palestina, están recurriendo a otros temas controvertidos -señaló el periodista- y este viraje podría significar la caída de Netanyahu, que ya no puede capitalizar sus credenciales de «seguridad», pero debe apuntar a reconstruir la alianza entre la derecha religiosa y laica si tiene la posibilidad de ganar las elecciones.

No estoy de acuerdo con esta evaluación. En primer lugar, creo que los israelíes están más amenazados por la protesta no violenta que por la violenta, y que el sentimiento público israelí está menos tranquilo y complaciente cuando se trata de la resistencia palestina que cuando de la ocupación se trata.

Los titulares de los periódicos bombardean al público con presagios interminables de desastres si estalla otra guerra con Gaza o si el movimiento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) se fortalece o el colapso de la Autoridad Palestina. Los israelíes son muy conscientes de que ya no hay una mayoría judía en las áreas bajo control israelí.

Extendiendo la ocupación

Sin embargo, entre Lieberman a la derecha y la Unión Democrática a la izquierda, ningún partido ofrece una solución práctica a estas amenazas. Los partidos de la izquierda tienden a hablar sobre la solución de dos estados, pero murmuran entre dientes que algunas partes de Cisjordania, y especialmente Jerusalén Oriental, serían anexadas, lo que impide el acuerdo con los palestinos. Los partidos religiosos esperan un milagro de Dios que asegure la docilidad palestina, y los partidos de derecha laicos reemplazan a Dios por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en su plan para extender la ocupación israelí indefinidamente.

Además, la idea de que Netanyahu puede perder con el cambio de discurso subestima su dominio del sistema político israelí. Las elecciones de abril dividieron a los partidos israelíes sobre el tema de la corrupción. ¿Podría Netanyahu servir como primer ministro mientras es acusado de soborno? Los partidos de oposición ya no hablan tanto de esto, sino que se centran en las libertades religiosas.

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu habla en Tel Aviv el 29 de agosto (AFP)

Se ha cultivado un fuerte sentimiento antirreligioso en la clase media laica y liberal israelí durante más de un siglo. Los políticos de la oposición se han referido a los ultraortodoxos como «parásitos» y evocaron tropos antisemitas. Sin embargo, tales sentimientos siempre están en conflicto, ya que es imposible trazar una línea entre la antirreligiosidad y el antijudaísmo, y uno no puede ser antijudío mientras se apoya simultáneamente a un Estado judío en nombre del sionismo.

Netanyahu sabe que al avivar los fuegos de la controversia religiosa está dictando la agenda de la oposición. Cuando los rabinos ortodoxos hacen declaraciones de odio, como el rabino Eli Sadan diciendo recientemente que «el laicismo es un cuchillo en la espalda de la nación», evocan respuestas provocativas de la oposición y obliga a los partidos ortodoxos a entrar en su propio campo.

Mostrar diversas caras

Mientras tanto, Netanyahu designó a un ministro de Justicia abiertamente homosexual, Amir Ohana, para demostrar que Likud no es lo mismo que los partidos religiosos de su coalición. Mientras Likud muestra una cara diversa, combinando misoginia y tolerancia, ortodoxia y neoliberalismo, los partidos de oposición se están uniendo en torno a un grupo cada vez más reducido de liberales laicos de clase media, en su mayoría judíos asquenazíes, que son propacifistas pero a la vez muy militaristas.

Este campo está dividido en tres grupos políticos: la alianza Azul y Blanca, el Partido Laborista y la Unión Democrática. Azul y Blanco, así como el Likud, están unidos en su decisión de excluir a la Lista Conjunta, que representa a los votantes palestinos.

Netanyahu sabe que casi invariablemente, los israelíes tienden a votar según patrones tribales. Los judíos ortodoxos votan por los partidos ortodoxos, los ashkenazis de clase media de Tel Aviv votan por los izquierdistas, etc.

También sabe que nunca hubo realmente una tribu «laica» en Israel. Hay una pequeña tribu antirreligiosa, y también muchos que no insistirían en una separación de la religión y el Estado, pero que aún quisieran poder asistir a un concierto sin dividir a la familia por género o poder utilizar el transporte público en el fin de semana. Esta distribución de los votantes asegura que los laicos de centro izquierda no podrán formar un gobierno.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Middle East Eye.

Shir Hever es miembro de la junta de la Voz judía por una paz justa en el Medio Oriente.

Fuente: https://www.middleeasteye.net/opinion/how-religion-divides-israeli-electorate

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.