Entrevista a María Florencia Alcaraz, periodista especializada en temas de género y violencia institucional e integrante del colectivo organizador de la concentración del 3 de junio.
APU: ¿Por qué se marcha el próximo 3 de junio bajo la consigna #NiUnaMenos?
María Florencia Alcaraz: La naturaleza del reclamo es visibilizar estos temas y darle carácter nacional a la convocatoria. Es un mensaje al Estado pero también a la sociedad en general, que tiene que ver con nuestro derecho a decir NO, a vivir de una manera mucho más digna. Más allá de las políticas concretas que proponemos y que vamos a plasmar en un documento, buscamos que el problema de violencia contra la mujer se entienda como un problema de derechos humanos.
Viene de un colectivo de personas, activistas, que vienen trabajando el tema de la violencia contra las mujeres. El primer encuentro de este grupo se dio en el marco de una maratón de lectura el año pasado, y en marzo de este año se repitió en el marco de los 10 años de la desaparición de Florencia Penacci. Coincidió con el hallazgo del cuerpo de Daiana García, y el reclamo tomó mucha más visibilidad porque se acercaron otros familiares de víctimas, como el papá de Wanda Taddei o la mamá de Lola Chomnalez. De allí quedó un grupo humano, trabajando en red, por un lado. Y por otro lado, lo que sucedió con los últimos crímenes y particularmente, cuando aparece el cadáver de Chiara, un grupo de periodistas empiezan a publicar en las redes sociales, indignadas por lo que veía pasando, y una de ellas, Marcela Ojeda, plantea hasta cuándo vamos a seguir sin hacer nada. Y de eso surge la convocatoria, que se multiplicó en ya casi 100 lugares de todo el país, en Uruguay y en Chile.
APU: ¿La violencia contra las mujeres es ajena a otras problemáticas sociales, como la violencia institucional?
MFA: Nosotros tuvimos varias reuniones y a partir de eso consensuamos un documento en el que hacemos el reclamo de medidas pero también con un claro corte político, y con la perspectiva de derechos humanos. A mí no me gusta hablar de «violencia de género» porque estás invisibilizando a las víctimas y a los victimarios. Hablamos de violencia contra las mujeres y ahí acotamos sentido; estamos diciendo que las mujeres somos las víctimas del sistema patriarcal (y cuando digo mujeres, incluyo a la población trans y travesti). Y por otro lado, vemos a los varones como victimarios. Esto que me planteas está claro en el documento. Nosotros no somos, como se pretende desde un machismo cool, «feminazis», no pedimos un punitivismo feminista extremo. Pedimos que haya igualdad de condiciones, y que se entienda este problema como un problema de equidad. Los varones violentos tienen que ver con esta representación cultural que nosotras llamamos patriarcado y que es un sistema, pero también tiene que ver con que no aprendieron otra forma distinta, alternativa, a este vínculo. Por eso l mensaje es para los varones pero también para las mujeres, que muchas veces somos machistas y reproducimos esa cuestión patriarcal. Como cuando vas a comer a un lugar, al que le acercan la cuenta, o al que le dan de probar el vino es al varón. Eso sería violencia simbólica y da cuenta de la desigualdad.
APU: ¿Qué esperan que pase el día después de esta convocatoria? A juzgar por la repercusión se descuenta que será masiva…
MFA: Más allá de la visibilización mediática, nos interesa que este reclamo sea canalizado y que estén ahí las organizaciones sociales, y de derechos humanos, que vienen trabajando este tema, para que se sienten con los funcionarios a proyectar políticas públicas que generen una transformación desde la educación, desde la justicia, desde el legislativo con las leyes que tienen que ver con este tema. Aclaro que nuestro reclamo no tiene como destinatario solo el Estado, que fue el que impulsó leyes muy importantes en materia de violencia contra las mujeres y sin embargo faltan controles, monitoreos con registros oficiales de femicidios. Reclamamos la ley para prevenir y erradicar la violencia contra la mujer, y la adjudicación de presupuesto para llevar a cabo estas políticas. Hay una deuda muy grande del Poder Judicial, que tiene que dejar de revictimizar a las víctimas y entender que las víctimas de la violencia machista necesitan un acompañamiento especial; que no hace faltan que hagan dos denuncias para decir lo que tienen que decir, que no son ellas las que deben estar monitoreadas por la justicia con un botón antipánico. Los que tienen que estar monitoreados son los varones que golpean y amenazan a las mujeres.