Recomiendo:
0

Puede que la solución esté en tomar medidas que no sean mortales, pero que hagan insoportable la vida en Gaza

No hace falta matarlos

Fuentes: Ynetnews

Introducción y traducción de Manuel Talens para Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala

Introducción para lectores sorprendidos

No te asustes, lector. No te has equivocado de sitio web al pinchar con el ratón virtual en la pantalla. El azar cibernético no te ha hecho naufragar en un basurero neonazi. La traducción al español del texto que te dispones a leer está colgada en tu sitio amigo de siempre, un sitio que cree en la hermandad y en el reparto igualitario de los bienes materiales; que defiende sin tapujos las revoluciones honradas de este mundo, a los zapatistas y también la heroica resistencia del pueblo iraquí; que no duda en calificar al sionismo de ideología racista, supremacista, colonialista y criminal; que defiende los derechos inalienables del pueblo palestino. ¿Por qué, entonces, hemos decidido ofrecerte un texto de opinión como éste, que se descalifica a sí mismo? Por una sencilla razón: para que percibas el olor de la miseria moral, de la ausencia de empatía, del electroencefalograma afectivo plano. Y para que una vez terminada la lectura, mientras retienes con esfuerzo el deseo de vomitar, recuerdes aquellas palabras maravillosas del Che en respuesta a una mujer de apellido Guevara que le escribió con la esperanza de ser pariente suya: «No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si Ud. es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es lo más importante». Esa injusticia que mencionaba el Che se está cometiendo día a día en Palestina desde hace ya sesenta años y el autor de lo que vas a leer es el paradigma de todos los verdugos que asesinan palestinos. Por eso, lector, si sientes la misma indignación que nosotros ante las palabras de este individuo innombrable [1], entonces somos compañeros, que es lo más importante.- Manuel Talens, en nombre de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala.

*    *    *

Cada vez que Hamás obliga a 250.000 israelíes a esconderse en sus refugios antibombas siente que ha ganado la partida. Si nosotros respondemos con fuego y mueren niños y civiles, Hamás vuelve a ganar. Y la comisión de investigación que se crea luego es nuestra tercera derrota. Hezbolá entendió este enfoque en tres etapas y ahora es Hamás quien lo utiliza.

¿Cómo podríamos desbaratarlo? Con una perspectiva totalmente distinta, que aborde los tres problemas descritos aquí arriba.

¿Quién ganaba las guerras en el pasado? Aquellos que aportaban nuevas invenciones y las ponían en práctica en el campo de batalla. Por ejemplo, la invención de la pólvora, el carro de combate y la bomba atómica. En otras palabras, el vencedor es quien cambia la situación existente y redistribuye las cartas; vence el bando que introduce un nuevo elemento desconocido en la guerra.

El ejército israelí es capaz de reducir a cenizas la Franja de Gaza, pero no lo hace porque sencillamente no podemos matar a la población civil. Por supuesto, Hamás se está aprovechando de eso, y con un cinismo cruel, ha convertido a la población de Gaza en su escudo. Los ancianos, las mujeres y los niños constituyen la profundidad estratégica del liderazgo del terror; sin las masas palestinas el terror no podría seguir existiendo.

Así que se me ha ocurrido una idea, que podría utilizarse al mismo tiempo que las operaciones militares actuales: cada vez que nos lancen un misil, Israel responderá contra la población civil, pero no con armas mortales.

Los cañones de gases lacrimógenos dispararán contra la Franja con una frecuencia cada vez mayor. Altavoces gigantes emitirán sonidos terribles -sirenas, gritos y fuertes explosiones-, al principio 10 minutos, luego 15 y, al final, durante horas. Incluso podríamos añadir música israelí o cantos que dijesen, «Esto se lo debes a Hamás», una y otra vez, como en una campaña de lavado de cerebro, y siempre con un volumen tan alto que no permita llevar una vida normal.

Hay que rociarlos con pintura roja

Durante las grandes manifestaciones de palestinos nuestros aviones rociarán a los miles de partidarios de Hamás con pintura roja. Habrá quien pregunte, «¿por qué con pintura roja?» Pues porque eso haría saltar el sistema de alarma «código rojo» que se desencadena en presencia de misiles y pondría en evidencia la angustia de Sderot y Ashkelon [2].

Por supuesto, lo anterior debe complementarse con la retirada completa de Gaza o, por lo menos, con el cese del suministro de combustible a la Franja que ahora le enviamos por medio de una compañía privada israelí o de los camiones con el dinero de los impuestos que le transferimos todos los meses.

Según mis cálculos, bastaría con 10 días de esta manera, con los habitantes de Gaza sin dormir, con los ojos escocidos por los gases lacrimógenos, los oídos zumbando y embadurnados de pintura roja, para que ellos mismos impidieran que alguien disparase misiles a Israel con sus propias manos.

Lo bueno de esta idea es que nadie podría echarle la culpa a Israel, porque quien apretaría el botón que pusiera en marcha esta serie de medidas insoportables sería el propio Hamás en cuanto se le ocurriese disparar un misil. Y si el mundo se queja, qué quieren que les diga, esas medidas israelíes no matan; se trata de métodos bien conocidos para dispersar multitudes.

Cada misil que lancen, y en estos momentos son varias docenas por día, provocará perturbaciones interminables a los palestinos. De esta manera, los misiles de Hamás también afectarán a su propio pueblo.

__________________________________
Notas

[1] No deseamos publicitar su nombre, que se encuentra en el sitio original: http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-3515655,00.html

[2] Sderot y Ashkelon son dos ciudades israelíes cercanas a la Franja de Gaza que han sido objeto de lanzamientos de misiles Qassam desde el lado palestino. [N. del T.]

El escritor español Manuel Talens es miembro de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a sus autores y la fuente.