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No hay guerra civil en el Líbano; hay una guerra en contra de la resistencia

Fuentes: Palestine Think Tank

Lo que está pasando hoy en el Líbano es sólo una extensión de lo que está aconteciendo en toda la región. Estados Unidos y sus aliados occidentales están tratando de hacernos creer que la religión es el factor principal en este conflicto e intentando, a su vez, encubrir las motivaciones políticas e intereses económicos involucrados […]

Lo que está pasando hoy en el Líbano es sólo una extensión de lo que está aconteciendo en toda la región. Estados Unidos y sus aliados occidentales están tratando de hacernos creer que la religión es el factor principal en este conflicto e intentando, a su vez, encubrir las motivaciones políticas e intereses económicos involucrados en todo el proceso. Existen dos posiciones principales hoy en el Líbano, por un lado un proyecto colonialista conducido por Estados Unidos y su principal aliado en la región, Israel, cuyo vocero es el propio gobierno libanés, y por otro lado, un proyecto de soberanía conducido por el movimiento de resistencia. De hecho, es una guerra entre un movimiento patriótico contra agentes externos. Es por esto que ambos sectores están compuestos por diversas corrientes religiosas, sectarias e ideológicas. ¿Cómo se explica sino que Michel Aoun – cristiano maronita – y líder del Movimiento Patriótico Libre, y el Partido Comunista estén alineados con Hezbollah?

El gobierno pro-imperialista occidental libanés pretende enfrentar al Ejército Nacional en contra del pueblo y la resistencia. Su objetivo es escudarse detrás del ejército debido a su falta de apoyo popular. Debe tomarse en cuenta que la jefatura del ejército sigue en manos de nacionalistas.

Previo a la invasión israelí contra el Líbano en 2006, se ejerció una serie de presiones, tanto internas como externas, para desmantelar al legítimo movimiento de resistencia en el Líbano, Hezbollah. Estas presiones se incrementaron luego de que este grupo derrotara al ejército israelí y diera esperanzas a otros movimientos de resistencia en otras partes de la Patria Árabe. Esta victoria fue una nueva prueba de que la resistencia contra la globalización por una parte, y la guerra de guerrillas por otra, aún es posible.

Hace pocos días atrás, y luego de la más larga sesión del parlamento libanés en la historia, la coalición pro-occidental votó una moción que declaró ilegal la red de comunicaciones de Hezbollah, un sistema de telecomunicaciones que fue sumamente efectivo contra el ejército israelí durante la guerra que tuvo lugar el verano de 2006. Esta «Declaración de Guerra» contra la resistencia es sólo un ejemplo más de cómo los perritos falderos locales de Estados Unidos e Israel están luchando en contra de su propio pueblo, ya que por esta acción el gobierno – de hecho – está tratando de desmantelar la principal herramienta con la que cuenta la resistencia para luchar en contra del proyecto colonialista en la región.

Esto no es un asunto menor, ya que es la primera vez desde la firma de los Acuerdos de Taif en 1989, que pusieron fin a la guerra civil en el país y que le concedió legitimidad a la resistencia armada de Hezbollah en contra de Israel, que el gobierno condena una red de comunicaciones que forma parte del aparato de seguridad del movimiento y la considera una «ilegal amenaza contra el propio Estado».

Lo que el gobierno libanés está haciendo no es más que es trabajo sucio de Israel, sólo un par de días después de que el gobierno estadounidense volviera a declarar a Hezbollah como una organización terrorista y lo mantuviera en su «Lista Negra».

El objetivo aquí no es otro que darle a Estados Unidos el control tanto del principal aeropuerto del país como de todo el sistema de comunicaciones, para así poder socavar la legítima resistencia del pueblo contra su principal objetivo, Israel, provocando luchas internas, que puedan ser confundidas fácilmente como disputas religiosas, de la misma manera que lo están haciendo en Iraq y Palestina. La principal razón que se esconde detrás de la destitución del responsable de la seguridad del aeropuerto es que éste declaró que al-Hariri mantuvo una reunión secreta hace pocos días en el aeropuerto con el príncipe saudita Bandar. Por cierto Bandar fue el único árabe a quien Bush informó cuándo la invasión de Iraq iba a tomar lugar.

La principal amenaza para el proyecto colonialista en la región, incluyendo tanto a los regímenes árabes como a sus benefactores occidentales, es el pueblo y su poder de resistencia. Socavar este poder y crear un clima de constante tensión interna es el objetivo de cualquiera que esté en contra de un movimiento nacionalista árabe en la Patria Árabe.

¿Cómo podemos explicar sino es de esta manera las acusaciones de intromisión iraní en el Líbano, llegando al punto de solicitar la expulsión de su embajador y paralizar todos los vuelos desde y hacia Irán, debido al apoyo a Hezbollah por parte del gobierno iraní, pero al mismo tiempo no se pronuncie una sola palabra en contra de la intromisión externa de Estados Unidos en Iraq, no se pronuncie una sola palabra en contra de permitir que un tercio de la tierra de Qatar sea utilizada como base militar estadounidense, y no se pronuncie una sola palabra en contra de las fuerzas internacionales, armadas hasta los dientes, que bajo el falso pretexto de «preservar la democracia» están ignorando el respeto de la territorialidad libanesa y consideran «terroristas» a gran parte de su población?

Francia, la «Madre Patria», mantiene una fuerte presencia militar en la zona, centrada principalmente en tratar de recuperar su proyecto colonialista y una vez más haciendo el trabajo sucio de una entidad que ha oprimido a un pueblo completo por más de 60 años.

Se llevará a cabo una reunión de cancilleres en el Cairo, reunión solicitada por Egipto y Arabia Saudita, pero ¿por qué razón otra que condenar, una vez más, el derecho de un pueblo a resistir contra su opresor, tal y como lo está haciendo con éxito Hezbollah en el Líbano? De seguro estos ministros discutirán las formas de poner fin a la influencia «negativa« que los miembros de la resistencia tienen dentro del país.

Finalmente, debe quedar claro que Palestina está en el centro del conflicto en el Líbano. Poner fin a la resistencia nunca ha significado «reconstruir» al Líbano, pero sí proteger a Israel y convertirlo en un estado «normal» en el corazón de la Patria Árabe. Es por esto, que la primera decisión de los agentes pro-imperialistas, si llegan a tener éxito, será el reasentamiento de los refugiados palestinos del Líbano… a cualquier lugar menos Palestina.

El artículo original fue escrito en inglés para Palestine Think Tank y ha sido traducido al castellano por la propia autora.