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Normalización de política concentrada en Euskadi

Fuentes: Rebelión/Tercera Información

Lenin decía que la economía es política concentrada. En este aspecto en el País Vasco ha habido en sus elementos centrales un consenso general entre las fuerzas políticas con influencia de Gobierno relativamente considerable (Bien sea a nivel de Gobierno Vasco, Diputaciones o municipios), de lo cual la creación de Kutxa Bank (Un banco) fruto […]

Lenin decía que la economía es política concentrada. En este aspecto en el País Vasco ha habido en sus elementos centrales un consenso general entre las fuerzas políticas con influencia de Gobierno relativamente considerable (Bien sea a nivel de Gobierno Vasco, Diputaciones o municipios), de lo cual la creación de Kutxa Bank (Un banco) fruto de la fusión de las Cajas de Ahorro vascas es una muestra más.

Es justo, e importante, mencionar que Izquierda Unida, Aralar y el sindicato ELA se han opuesto a dicha creación, que no es sino otro -importante- paso en el proceso de bancarización de las Cajas de Ahorros vascas insertado en el mismo proceso a nivel español. Mientras los ojos mediáticos se centran en ETA, sus comunicados, las algaradas de PSE-EE, PP, PNV o Bildu y se habla de normalización política a nivel de la superestructura de la sociedad por debajo se acomete un proceso carente de información y transparencia en el cual las cuatro grandes fuerzas políticas vascas establecen un acuerdo que viene a significar algo tan grave como sentar las bases para robar a los ciudadanos vascos el sector parapúblico financiero, elemento que debería ser un músculo central para una alternativa social a la crisis del capitalismo.

Desde la banca privada, las instituciones europeas y el Banco de España se ha presionado en el último ciclo político a las Cajas de Ahorros pequeñas y medianas a desaparecer dejándose absorber por alguna grande (fusión) o a constituir un SIP (Sistema Institucional de Protección) regulados por la Directiva europea 2006/48/CE que se traspone en el ordenamiento jurídico español con el RD 216/2008, todo ello en un proceso que tiene sus antecedentes históricos en lo acontecido en Gran Bretaña en la década de los ochenta con Margaret Thacher, y en Italia en los noventa con la Ley Amato (1990) y la Ley Ciampi (1998), que tuvo como resultado la desaparición de sus Cajas de Ahorro y la privatización del sector segregando el negocio financiero de la Obra Benéfica y Social.

La fórmula utilizada para la creación de Kutxa Bank, la fusión fría o SIP (Sistema institucional de protección) es una trampa para enmascarar y desarrollar el proceso de privatización. Así cada una de las Cajas cede parte de su actividad financiera, estructura y servicios al SIP, que será el órgano gestor ya con forma de sociedad mercantil. Con los SIP las Cajas pierden el control del negocio financiero que hoy financia la OBS, por lo que esta Obra Benéfica y Social desaparecerá a medio plazo.

El compromiso de mantener el 100% de las acciones de la sociedad central en manos de las cajas está relacionado de forma permanente con abstracciones jurídicas que nos anuncian lo que va a venir, ya que dicho compromiso del 100% será «salvo que lo contrario sea exigido por cualquier normativa aplicable o por un Organismo o Administración competente», se recoge la posibilidad de entrada de capital privado (Además no se establece limitaciones a la entrada de capital privado a través de filiales) o de salida a bolsa, etc.

Lo relativo a la Obra Social también está acompañado de abstracciones jurídicas, ya que la condición de destinar a ésta al menos el 30% de los beneficios del banco será «siempre que la solvencia financiera de la Sociedad Central y las normas regulatorias aplicables lo permitan». Esto permite claramente reducir el tanto por ciento destinado a la Obra Social porque en un banco aludir a la solvencia financiera es pura ambigüedad y queda a la interpretación de los gestores. Si se fijase un ratio de lo que es solvencia financiera podríamos tener alguna referencia, la ausencia de dicho ratio deja claras las intenciones.

Karl Marx decía que «El ejecutivo del Estado moderno no es otra cosa que un comité de administración de los negocios de la burguesía», y éste es un ejemplo perfecto. Por su parte, Lenin afirmaba que «Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase.», así que apuntémonos la lección y asentémonos en la política real, concentrada, es decir, en el análisis de clase al margen de siglas políticas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.