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Entrevista a Manuel Rodríguez (Campamento Dignidad Plasencia) y a Manuel Cañada (Campamento Dignidad Mérida)

«Nos negamos a ser esclavos, el capitalismo ha entrado en una fase nueva y está dispuesto a convertir en calderilla la lucha obrera de 200 años»

Fuentes: Rebelión

Activistas incansables que hacen suyas todas las causas dignas de nuestra tierra (y de este mundo), Manuel Rodríguez y Manuel Cañada son, por decirlo con Brecht, dos compañeros imprescindibles.

¡76 días en lucha! ¡Se dice pronto! Regreso un poco al pasado. ¿Por qué el «Campamento Dignidad»? ¿De quién partió la idea?

La idea de los Campamentos Dignidad nace en la Plataforma por la Renta Básica de Extremadura. Los Campamentos Dignidad son el fruto de un largo proceso de movilización cuya expresión más visible fue la Iniciativa Legislativa Popular por la Renta Básica.

La Plataforma que puso en pie la ILP estaba integrada inicialmente por movimientos vecinales como la Asociación de Aldea Moret (Cáceres), asambleas de parados y plataformas por el empleo (Plasencia y Almendralejo) o colectivos por los derechos sociales como La Trastienda (Mérida). Alrededor de estos núcleos se ha ido construyendo un movimiento muy plural, en lo ideológico, en lo generacional y en lo social.

La ILP por la Renta Básica recabó 27.000 firmas, el equivalente a 1.400.000 a nivel del Estado, el mismo número de avales ciudadanos que la promovida por la Plataforma de Afectados por las Hipotecas a favor de la ILP de Dación en pago y alquiler social.

Pero si los Campamentos Dignidad han prendido como una esperanza entre los parados y paradas, y entre una parte importante de la clase obrera de Extremadura, no es sólo porque haya un trabajo constante, sino porque la lucha de los Campamentos conecta con la intuición de que ya no estamos para juegos florales. El capital tiene plan pero la gente obrera, hasta el momento, apenas tiene otra cosa que nostalgia de «los buenos tiempos del consumo» o llantos. Los Campamentos Dignidad surgen de esa rebeldía elemental frente a la impotencia. No somos mercancías en manos de políticos y banqueros. No somos carne de hipoteca ni de despido. No somos fardo de caciques ni de entretenimiento de burócratas. Eso dijimos y nacieron los Campamentos Dignidad.

Por cierto, a Paco Fernández Buey, le hubiera encantado el nombre que habéis escogido: «Campamento de la dignidad». ¡Qué hermoso nombre para tan magnífica lucha!

«La dignidad es un campamento de la piel», ha escrito Jesús Gómez», en un bello poema dedicado a los Campamentos Dignidad. La dignidad es un campamento imprescindible de la utopía, decimos nosotros.

Non serviam. No queremos. No nos da la gana. Nos negamos a ser esclavos, a participar de la inmensa operación de ingeniería social y política que está en marcha. El capitalismo ha entrado en una fase nueva y está dispuesto a convertir en calderilla la lucha obrera de doscientos años. Nosotros decimos no. Afirmamos la Dignidad como punto de partida y lo hacemos desde uno de los lugares donde se niega cada día. Un simple ejemplo como muestra: ahora el INEM cita a los trabajadores en paro, con o sin subsidio, a varias horas distintas del día para sellar la cartilla del desempleo. En el país de los urdangarines y los borbones, de los barcenas y los botines, son paradójicamente los parados los tratados como delincuentes.

«La vieja dignidad de los siglos olvidados» de la que hablaba Francisco Fernández Buey en una de sus últimas cartas retorna en cada parado que se niega a vivir su situación de desempleo como culpa o fracaso individual.

¿Cuántos «Campamentos por la dignidad» se han levantado en toda Extremadura? ¿Con los mismos objetivos?

El primer Campamento Dignidad se puso en pie el 20 de febrero, en Mérida, frente a la oficina de empleo. Una semana después se levantaba el Campamento Dignidad de Plasencia ante la Catedral. A las 2 de la mañana, la Policía lo desmanteló y al día siguiente ocupamos la Catedral. Después de negociar con el Obispado tuvieron que cedernos una sala y allí está ubicado el Campamento desde entonces.

Tres semanas después alzaban los Campamentos de Badajoz y Almendralejo, ante las oficinas de empleo. Y además de los campamentos hay núcleos movilizándose en otras poblaciones como Don Benito, Montijo o Cáceres.

En principio hay tres objetivos comunes a todos los Campamentos, la exigencia de una Renta Básica como derecho, 25.000 empleos públicos y el fin de todos los desahucios de viviendas, ya sean públicas o privadas.

Pensamos que otro de los grandes aciertos del movimiento es justamente esta síntesis reivindicativa. Nos ha sorprendido como los tres puntos han sido incorporados a manifestaciones promovidas por otras organizaciones y, de hecho, ha sido el núcleo central de la convocatoria del 1º de mayo por parte de los sindicatos mayoritarios.

Al incorporar la exigencia de los empleos públicos a nuestra reivindicación inicial de la renta básica cerrábamos el paso a la socorrida acusación de que lo único que queremos es «más PER», una simple extensión de la asistencia social.

Y en cuanto a la reivindicación de la lucha contra los desahucios, ya formaba parte de la acción cotidiana de algunos de los grupos integrantes de la Plataforma por la Renta Básica. De hecho, una de las pequeñas conquistas que se había alcanzado y que está en el origen del Campamento Dignidad de Mérida es la paralización de todos los desahucios en las viviendas sociales desde el 26 de julio de 2012.

A partir de estas tres reivindicaciones unitarias, cada campamento ha abordado aquellas otras que ha considerado más urgentes. Las rutas de la estafa financiera, acompañando a vecinos afectados por las hipotecas amenazados de desahucio; las negociaciones con el Ayuntamiento de Mérida para reponer el agua cortada por impago a centenares de familias; la exigencia de un plan de empleo al Ayuntamiento de Plasencia; son algunos ejemplos de ese despliegue del movimiento.

Se ha hablado de un movimiento social de desobediencia por los derechos sociales. ¿Nos explicáis esta magnífica idea-fuerza?

Somos un movimiento que ha arraigado alrededor de la exigencia de la Renta Básica, pero que se nutre también de las luchas que ha habido en los dos últimos años. En el movimiento hay compañeros y compañeras que han participado en el 15M, en la PAH, en las mareas o en las expropiaciones de alimentos. Pero hemos sido muy cuidadosos a la hora de no reproducir las dinámicas militantes al uso, los «guetos militantes». No queremos un movimiento integrado sólo o fundamentalmente por activistas. El movimiento es de l@s parad@s, de la juventud precarizada, de l@s desahuciad@s, de la gente de los barrios más machacados.

Las tiendas de campaña frente a las puertas del INEM explican mejor que ningún discurso nuestra apuesta por la desobediencia. Utilizamos algunos medios de lucha propios de la desobediencia, como el escrache o la expropiación de alimentos, y aspiramos a contribuir a un gran movimiento de desobediencia social que, por ejemplo, ponga en cuestión la deuda ilegítima y las políticas europeas de austericidio.

En la práctica, los Campamentos Dignidad se han convertido en oficinas por los derechos sociales en plena calle. A los Campamentos viene gente a preguntar dudas relacionadas con los subsidios, las ayudas de emergencia o las prestaciones por desempleo. Pero también a informarse sobre problemas de vivienda, los cortes de agua o de luz por impago. Problemas del curro, del sustento o de la casa; el paro y los derechos sociales. Y desde ahí, organizar la acción colectiva. Que no sea sólo lugar de «asesoramiento», sino también de reconocimiento de iguales, de organización de la comunidad de lucha, de práctica específica del «Sí se puede» adaptada a cada problema colectivo.

Habéis hablado de una renta básica. ¿En qué consistiría esa renta básica?

Nosotros defendemos la Renta básica como derecho en los términos que vienen haciéndolo los colectivos integrados en Baladre. Se trata de la llamada Renta Básica de las Iguales. Concebimos la Renta Básica como un derecho con tres características fundamentales: universal, individual e incondicionado. Es decir, nosotros abogamos por una renta básica fuerte, como instrumento de lucha anticapitalista, en la línea defendida, entre otros, por José Iglesias. Pero, dicho esto, hemos de señalar que nuestro planteamiento sobre la implantación de este modelo de Renta Básica es gradual. En la ILP que pusimos en marcha establecíamos tres fases. Es en la primera fase, que abarcaría a todas las personas en paro sin cobertura, donde está centrada la lucha ahora mismo. Estamos hablando de más de 80.000 personas paradas sin cobertura de desempleo en Extremadura.

Pensamos que ha llegado el momento de convertir la Renta Básica en una herramienta útil y utilizable, no sólo en objeto de sesudos seminarios entre sociólogos y economistas. Hay que sacar la Renta Básica de los despachos universitarios y de los locales militantes, y llevar toda su potencialidad transformadora a los barrios y a las oficinas de empleo.

También habéis insistido, si no he entendido mal, en parar los desahucios. ¿No estáis de acuerdo con las movilizaciones y finalidades de las PAH?

Por supuesto que valoramos de forma extraordinaria el trabajo que viene desarrollando la PAH desde hace años. Consideramos que es una de las grandes creaciones del movimiento popular en los últimos años. De hecho, la PAH es un componente sustancial de algunos Campamentos Dignidad como el de Mérida o Badajoz y los propios Campamentos se han encargado de extenderla a otras localidades como Arroyo de San Serván, Aceuchal…

Pero, junto a los desahucios de propiedad en viviendas privadas nosotros venimos trabajando contra los desahucios en viviendas de alquiler, ya sean privadas o públicas. Mantenemos un pulso de mucha importancia con la Junta de Extremadura que, en el último año y medio ha tramitado más de 800 expedientes de desahucio en las viviendas sociales de su propiedad. La Junta de Extremadura mantiene una política canalla que pretende enfrentar a la gente del pueblo «distinguiendo entre los desahuciados y los aprovechados». No hay que menospreciar la capacidad de división del pueblo y de generación de hegemonía que tiene el poder: este intento de confrontar los «desahucios buenos» (hipotecas) y los «desahucios malos» (viviendas sociales) es buena prueba de ello, quieren exprimir hasta la última gota del rencor social inducido contra los más pobres.

Por otra parte, pensamos que el enfoque de nuestra lucha está muy emparentado con el de la PAH. También nosotros partimos de lo concreto, de aspiraciones aparentemente muy moderadas. También nosotros damos mucha importancia al proceso de lucha, a la pedagogía de las pequeñas victorias, al «Sí se puede» capilar para poder plantearse objetivos más ambiciosos. La PAH empezó con la dación en pago y ya va por la ocupación colectiva de viviendas. Esta evolución no es el producto de la elucubración solitaria de ningún intelectual alternativo de reconocido prestigio, sino la consecuencia de un proceso de empoderamiento popular.

Sois también machadianos, hacéis camino al andar. ¿Qué marchas estáis realizando? ¿Desde dónde y hacia dónde?

Hay ya tres marchas por la Renta Básica camino de Mérida. La primera salió de Plasencia el día 3 de mayo para recorrer 160 kilómetros. A esta marcha se ha sumado otra de la Comarca de Barros que sale desde Ribera del Fresno y una tercera que arranca de Badajoz. La salida de Plasencia, entre aplausos de la gente, con los jardineros dejando la herramienta para saludar el paso de la marcha es una buena expresión de la corriente de solidaridad que está arropando la movilización.

¿Qué personas, qué colectivos estáis participando en la lucha? ¿Habéis recibido algún apoyo de fuerzas políticas y sindicales de Extremadura o de otros lugares de España?

Hay que destacar, sobre todo, la pluralidad. El movimiento lo componen parados, estudiantes, yayoflautas y trabajadores en general. Los Campamentos, además de oficina de derechos sociales, se han convertido en espacio de encuentro de organizaciones y movimientos sociales. Los Campamentos han sido elegidos como lugar de celebración de reuniones de colectivos feministas como Las Salamandras Sincréticas o educativos como la Coordinadora Estudiantil. En Plasencia, la huelga educativa del día 9 culmina con una manifestación obrero-estudiantil.

Otro tanto puede decirse del apoyo vecinal o sindical. Desde colectivos como el Ateneo Libertario de Piornal Camocho Libre a la Asociación de Vecinos de la barriada de Nueva Ciudad.

A nivel estatal queremos destacar el apoyo del Frente Cívico Somos Mayoría. En su representación, Víctor Ríos participará desde el día7 hasta el día9 de mayo para expresar el apoyo del FCSM a los Campamentos y a las Marchas convocadas.

¿Nos contáis alguna experiencia de vuestra larga y admirable lucha que os parezca especialmente destacable?

Más que una experiencia aislada nos gustaría destacar el extraordinario clima de generosidad y afecto que se ha despertado. A los Campamentos han llegado alimentos y leña para aguantar muchos meses. La actividad en los campamentos está siendo frenética. Por poner sólo un ejemplo, podemos hablar de Plasencia. Además de la mesa informativa permanente ante el INEM con recogida de firmas, se han constituido talleres y comisiones de lo más variado. Las mujeres más mayores han realizado la cadeneta de la Indignación de 5 kilómetros; ha florecido la producción musical y cultural con talleres de baile, literatura o creación de canciones; ha habido un taller de apoyo psicológico y hasta un taller para dejar de fumar. No, parece que no va a tener que venir ningún especialista de fuera a enseñarnos a «gestionar las emociones».

Pero sobre todo se ha puesto fin a la dictadura del televisor. El diálogo de la gente ha ocupado su sitio y de ahí han ido naciendo y esbozándose muchos proyectos de futuro para el movimiento. En los Campamentos está empezando a cuajar ideas como la creación de comedores sociales, huertos populares para abastecer los barrios, radios comunitarias, corrala de viviendas…

Vuestras demandas, si no ando errado, van a llegar al Parlamento extremeño esta misma semana. ¿Van a atender entonces vuestras peticiones?

El proyecto de ley de Renta Básica se debate el día 9 de mayo en el parlamento de Extremadura. La ley presentada por el Gobierno del PP es un timo descarado. No es otra cosa que las ayudas de emergencia que ya existen (AISES), la renta mínima de inserción, cambiada de nombre y poco más. Es la misma filosofía: el control y clientelismo de pobres con la retórica de la exclusión social. Para cobrar los 400 euros vas a tener que firmar un Proyecto Individualizado de Inserción en el que quiere incluir la contraprestación de un «voluntariado social». Lo triste es que, a pesar de no disponer de mayoría absoluta, el PP, si la movilización popular no lo remedia, va a imponer este proyecto antisocial.

Sí hemos conseguido que hayan tenido que mover sus previsiones. Han pasado de hablar inicialmente de 1.500 perceptores a hablar ahora de 5.000. Pero hay 80.000 parados sin ningún tipo de cobertura.

No quieren introducir ninguna garantía para que abarque a un número significativo de parados. Han presupuestado 13 millones de euros, que es una miseria. Para que nos hagamos una idea: sólo en cargos políticos y personal de confianza política se gastan 15 millones de euros. A la empresa del aeropuerto semi-fantasma de Badajoz le dan 4 millones de euros. Dicen que no hay dinero para Renta Básica pero los 15.000 propietarios de la tierra reciben más de 400 millones de euros de la Política Agraria Común. Dicen que no hay dinero pero se gastan 300 millones de euros sólo en pago de intereses de deuda a los bancos. No hay dinero para los parados pero presumen de un superávit de 83 millones de euros.

¿Por qué el cerco informativo que está rodeando vuestra lucha? Apenas pueden leerse informaciones en diarios de ámbito estatal.

Somos conscientes de estar situados en una doble periferia, la geográfica y la «ideológica». Extremadura está «fuera de la agenda» como dicen en el argot mediático. Pero a ello se añade que el nuestro es un movimiento de la gente de abajo, un movimiento de clase obrera que ha visto la luz frente a las oficinas de empleo. Parece que todavía hay demasiada gente interesada en seguir con esa cantinela estúpida de «los parados no se mueven».

¿Queréis darnos algunas referencias para que podamos tener más información o manifestaros nuestro apoyo?

Aquí las tienes:

www.campamentodignidad.com

https://www.facebook.com/campamento.dignidadplasencia

¿Queréis añadir algo más?

Queremos darte las gracias a ti, Salvador y a todos los compañeros de Rebelión por dar aliento y ayudar a que se conozca nuestra lucha.

Y queremos animar a todos los parados y paradas, a toda la gente obrera, a la juventud precaria, a las personas desahuciadas de sus casas: Sí se puede.

Gracias, muchas gracias a todos vosotros por lo que sois y por lo que hacéis. ¡Hasta la victoria, siempre, compañeros, hasta la victoria siempre! Mi máximo reconocimiento, nuestra mayor solidaridad.

* * *

Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.