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Granada ¿una festividad?

Notas al día de la toma

Fuentes: Rebelión

El dos de enero se celebra el día de la toma de Granada. Una festividad, algunos o más bien muchos así lo llaman, que es la excusa perfecta para que la extrema derecha española salga a la calle llamando a una nueva reconquista frente a la «invasión» de los inmigrantes y, de paso, reivindicar que […]

El dos de enero se celebra el día de la toma de Granada. Una festividad, algunos o más bien muchos así lo llaman, que es la excusa perfecta para que la extrema derecha española salga a la calle llamando a una nueva reconquista frente a la «invasión» de los inmigrantes y, de paso, reivindicar que España es una, grande y católica.

Distintas plataformas granadinas por la tolerancia denuncian este hecho señalando que esta celebración es «una manipulación histórica y un homenaje a los verdugos que olvida a las víctimas» [declaraciones de 2007]. Y razón no les falta.

Hay una teoría, muy acertada a mi juicio, que defiende Ignacio Olagüe en su libro «La Revolución islámica en Occidente» en la que se argumenta que no hubo una invasión árabe. Es imposible que miles y miles de soldados, con todo el material bélico y el resto de la intendencia atravesaran el desierto de Arabia Saudí y todo el norte de África, conquistando territorio tras territorio y asentando su poder en cada lugar conquistado. Y luego, ya en lo que hoy es Marruecos, cruzase el estrecho con un ejército capaz de conquistar en poco tiempo todo lo que llegó a ser Al-Andalus.

Ignacio Olagüe propone que lo que ocurrió fue que, debido a factores climáticos que provocaron una crisis en las cosechas, y a que la gente de la Península Ibérica seguía, a pesar de Recadero, la doctrina arriana, fue muy fácil para el contingente musulmán extender su mensaje y su dominio sin necesidad de grandes esfuerzos y contiendas militares. Es decir, una crisis en las cosechas que provoca un descontento con la situación del momento haría que los habitantes de la Península no viesen con malos ojos a unos «invasores» que traían nuevas técnicas, mucho más avanzadas que las suyas, para el desarrollo de la agricultura. En cuanto a lo del arrianismo, casaba mucho más con la idea de monoteísmo que traían los musulmanes que con la Santísima Trinidad, por tanto, la conversión al Islam no supondría ningún trauma.

Aceptando esto, y parece que es muy probable que la historia fuese tal como la defiende Olagüe, llegamos a la conclusión de que, lo que llaman reconquista, no fue más que una conquista, por no decir abiertamente que se trató de una guerra civil donde se exterminó y se echó de su tierra a miles de andaluces (y españoles no andaluces) musulmanes y judíos.

Por tanto, estamos ante una celebración que sólo sirve para alimentar la exaltación de los sectores más ultras de nuestro país. Para que, con la excusa de homenajear a los Reyes Católicos, a los que consideran sus «compatriotas», se haga una exhibición de racismo e intolerancia religiosa. Y para colmo, y como ocurrió con la Guerra Civil más reciente, se hace pisoteando al » bando derrotado». Muy inteligentes nuestros políticos. Mi más sincera repulsa y desprecio a todos ellos y a todos los «españolitos» de saludo romano.

Un par de novelas que recomiendo: «A la sombra del granado», de Tariq Ali y «León el Africano», de Amín Ma’aluf. Para no olvidar ni nuestros orígenes, ni el dolor de nuestros antepasados.

Fuente: http://viajedebaldassare.blogspot.com/