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¿Se frenará en sucesivas ocasiones antes de insultar y criminalizar gratuitamente a alguien sin prueba alguna?...

Nueve años de pesadilla por el virus de la gripe AN

Fuentes: Kaosenlared

Mensaje colectivo El conjunto de la pieza de desobediencia civil está consensuando un texto para darlo a conocer cuando se haga público el fallo del Tribunal Supremo. Básicamente, afirma que la absolución de los miembros de la pieza Joxemi Zumalabe no corrige la injusticia que se ha cometido ni con nosotros ni con el conjunto […]

Mensaje colectivo

El conjunto de la pieza de desobediencia civil está consensuando un texto para darlo a conocer cuando se haga público el fallo del Tribunal Supremo. Básicamente, afirma que la absolución de los miembros de la pieza Joxemi Zumalabe no corrige la injusticia que se ha cometido ni con nosotros ni con el conjunto de personas procesadas en el proceso 18/98; que el Estado ha utilizado la violencia jurídica a lo largo de estos nueve años; que durante este tiempo la criminalización de la fundación, de los movimientos sociales y la persecución penal de la desobediencia civil han sido un arma política ilegítima utilizada para desmovilizar y causar miedo; se pregunta en el escrito sobre quién va a resarcirnos por la violación continuada de nuestros derechos durante estos nueve años y finaliza con agradecimientos generalizados. Ya se pasará en su momento.

Mensaje escrito en primera persona

La justificación pública de la operación judicial llevada a cabo en la noche del 4 al 5 de octubre de 2000, en la que un centenar de policías participaron en la detención de nueve personas, entre ellas el que esto escribe, puede encontrarse aún en http://www.mir.es/DGRIS/Notas_Prensa/Ministerio_Interior/2000/np100501.htm

La nota de la Dirección General de Relaciones Informativas y Sociales del Ministerio de Interior centraba la acusación en estos titulares: «Pretendían la creación de un DNI y un Registro Civil sustitutorios». «La Policía detiene a nueve presuntos responsables de la estrategia de desobediencia civil de ETA-Ekin». Esa estrategia «pretende contribuir a la conformación de un estado paralelo».

Tras ello, enumeraba el nombre de las personas detenidas y nos adjudicaba la adscripción a Ekin en grado de «responsables». La nota, como todas las que elabora Interior en sus operaciones policiales, termina con esta frase: «Esta información puede ser usada en parte o en su integridad sin necesidad de citar fuentes». Si entráis en esa dirección citada, la encontraréis al final de la misma.

En los periódicos del día siguiente, Sabino Ormazabal y sus compañeros ya son, miméticamente, además de miembros de la fundación Joxemi Zumalabe, «responsables de Ekin». Además, teníamos un nuevo oficio, trabajábamos para ETA. Sin contraste alguno, se dedicaron a repetir casi textualmente la nota del Ministerio de Interior. Ya estábamos etiquetados y, desde entonces, el proceso judicial será «el caso Ekin» y los procesados seremos «los miembros de Ekin» juzgados.

Muchos medios ni se han acercado estos años en busca de otra referencia. ¿Para qué?, si ya les dan el titular y el texto a copiar, gratis. Pero sí lo han hecho muchos otros medios y periodistas honestos.

Recordando aquellos momentos de la primera detención, a mí me tocó declarar el primero en la Audiencia Nacional (AN). Para entonces, y antes de pasar ante el juez, agencias y medios ya habían escrito una novela negra sobre lo que hacíamos y éramos las personas detenidas. Sabían más que nosotros y nuestras familias. Cuando tras ocho meses de cárcel salí en libertad provisional, tuve ocasión de hablar con una conocida periodista, de un importante periódico, que elaboró aquel día nuestra biografía al dictado de la nota mencionada de la Dirección General de Información del Ministerio del Interior. Cuando le pregunté sobre ello, contestó que eran fuentes judiciales. Al refutarle que para cuando el periódico ya estaba en los quioscos aún no había declarado yo ante el juez Baltasar Garzón, y que, por tanto, las fuentes eran policiales, se puso roja, aunque aún se resistía a admitirlo. Me despedí de ella pidiendo más elaboración y contraste para futuras ocasiones. Testigo de esta conversación fue el entonces director de Derechos Humanos del Gobierno Vasco.

Pero mi interpelación buscaba más poner un espejo ante ella que ahondar en las heridas, por lo que con motivo de las Jornadas de Noviolencia Activa encontré una oportunidad para intentar reconducir el tema. Así, me dirigí a la redacción del periódico en cuestión y me entrevisté con la periodista. Le conté el programa que Bidea Helburu estaba confeccionando y la invité a que tomara parte, junto a otros periodistas -digamos, «hostiles» a los encausados- en una especie de interrogatorio de tercer grado a los miembros procesados en la pieza de desobediencia civil. Le dije que nos poníamos ante ellos, a calzón quitado, dispuestos a contestar a cualquiera de sus preguntas.

No me dijo que no cara a cara. A los pocos días me llamó por teléfono para decirme que estaba muy atareada en esas fechas y que prefería rehuir la invitación. Una pena. Algo parecido sucedió con otros colegas. Pero no fue la única ocasión en la que nos pusimos ante micros y cámaras deseosos de contestar a todo tipo de preguntas. Recuerdo nuestra primera salida de la cárcel. Convocamos entonces una rueda de prensa a la que vinieron una pasada de periodistas. Qué decepción. No hubo pregunta alguna tras nuestra comparecencia; algunos medios, presentes allí, ni siquiera publicaron algo al día siguiente; incluso hubo quien echó mano de agencias a pesar de haber acudido a la cita. Otra pena. Las acusaciones publicadas durante y después del operativo policial no recibieron ni una centésima parte del espacio y lugar que nos dieron a nosotros, por no hablar del contenido.

No me he caído de ningún guindo. Ya sé que esto no es nuevo y sucede con asiduidad, pero lo cuento porque me apetece recordarlo en voz alta. Es más, recuerdo que, durante el juicio oral en la Casa de Campo de Madrid, hubo quien se jactó de que el resto de periódicos iban a dejar de hacer seguimiento del juicio cuando su medio dejara de reseñar la crónica judicial. Y más o menos eso pasó. ¿Y cuándo fue que se deja de cubrir «informativamente» el juicio? Respuesta: el día en que empieza a declarar la pieza Zumalabe. Ese día aún estaban en el recinto judicial los periodistas y a ellos se les dio en mano un ejemplar del libro de Franz Kafka, «El proceso». Nos identificábamos con las peripecias de Josef K. Pero pocos hicieron una reseña al día siguiente. ¿Cómo iban a encajar las declaraciones, testimonios y discurso de las personas procesadas kafkianamente por desobediencia civil fuera del guión encorsetado y preestablecido al que debían ceñirse?

Que no me estropeen la tesis

Posteriormente la cosa fue a peor. Crecen los epítetos. En «Mil y una coces contra la disidencia» y «Mil y dos coces contra la disidencia» se recoge algo de esto. Pero para no auto flagelarme más, comento sólo lo publicado hace unos días. La tesis mantenida de que todo es ETA, que la sentencia recogía diciendo que las personas y organismos juzgados son las «entrañas de ETA», ni siquiera terminan de creérselo quienes más han escrito sobre ello. Escriben indistintamente del «entorno de ETA» como del «corazón de ETA». Si es entorno no es corazón, queridos. Ni entrañas. Y en el caso de la pieza de desobediencia civil no hay carne, somos vegetarianos según los acontecimientos.

Y así volvemos al principio, al origen de nuestro procesamiento: la acusación de «creación de un DNI y un Registro Civil sustitutorios» se perdió por el camino; no lo recogió ni la sentencia de la Audiencia Nacional. Lo del dinero de la fundación no fue cuestionado ni por el fiscal en el juicio oral. Lo de «responsables de la estrategia de desobediencia civil de ETA-Ekin» pasó a ser colaboración en la sentencia. Y todo ello terminó en agua de borrajas en el Tribunal Supremo.

Pero a pesar de que el fiscal había afirmado ante el Supremo que Joxemi Zumalabe había hecho lo que decía que hacía en sus estatutos, un («el») periódico insistía el 23 de abril en que la fundación «es una entidad del entorno de la banda, dedicada a promover la desobediencia civil como forma de lucha». Con obsesión enfermiza, el 30 de abril volvía el mismo periodista a escribir que Zumalabe es «un taller de desobediencia civil desde el que se impartían consignas y planes de apoyo a ETA», al dar cuenta de la puesta en libertad de O’shea y Landa, encuadrando encima a esta última en la fundación. Ni siquiera saben copiar bien las notas. Y por si fuera poco, en la misma columna se mezcla la absolución de las dos personas citadas con otro juicio contra una persona acusada de atentar contra un concejal y su escolta. Un totum revolutum de nuevo, en la idea de que todo es lo mismo, todo es lucha antiterrorista. Todo al mismo saco. Todo vale, especialmente en periodismo.

Finalmente, cuando ya se hace pública la absolución por el Supremo, el mismo periodista, imbuido tal vez por ese virus contagioso de la gripe AN, se resiste a que le cambien su «verdad de origen», la primera nota del Ministerio del Interior tantas veces repetida. Y como no quiere cambiar su razón de Estado, vuelve a teclear sobre la fundación Joxemi Zumalabe en estos términos: «considerada un taller de desobediencia civil al servicio de la banda terrorista». Que la tesis no se la cambie un tribunal cualquiera, por muy supremo que sea… ¡Una mascarilla, porfa!

Pero los despropósitos son de muchos tipos y el mismo día 30 de abril, conocida ya la absolución, Radio Televisión del Principado de Asturias (RTPA) y «El Adelantado de Segovia» me adjudican nuevas imputaciones (y un nuevo oficio, el de editor) al escribir que Sabino Ormazabal ha sido «absuelto de la condena de nueve años por editar el diario Egin». Incluso EuropaSur y Europa Press van más lejos y me añaden «otra condena» nueva, de nueve años también, «por editar el diario Egin». Insisto en que no saben ni copiar al dictado.

Foros

Además de lo anterior, están los foros. Me dice un amigo que no le dé importancia excesiva a lo que en ellos se escribe, ya que hay profesionales del insulto en los mismos. No lo hago, en serio. Quienes salen a la palestra pública, como yo lo he hecho en varias ocasiones, saben que se arriesgan a ser criticados, si no vilipendiados. Entra en el guión. Pero quiero contar algo; estoy muy hablador.

En una ocasión, en los comentarios de un foro en «Público», alguien accedió en Google a un artículo mío en el que hablaba de los distintos sufrimientos, y bajó párrafos sueltos para atacar a quienes apoyaban el contenido de mi entrevista. El que lo hizo, quería añadir elementos para mostrar lo acertado de la sentencia contra mi persona. Para el polemista, las víctimas de atentados de ETA que han quedado inválidas o con secuelas importantes de por vida -que yo citaba en aquel artículo porque generalmente poca gente se acuerda de ellas- no podían estar en el mismo espacio de recuerdo que el de otras personas que, por ejemplo, han perdido la visión de un ojo por disparos de pelotas de goma en manifestaciones o por pasar junto a ellas. Y yo lo hice al explicar lo que más me había impactado, tras el número abultado de personas muertas y la extensión del sufrimiento en nuestro pequeño pueblo, en la recopilación que realicé en «Un mapa (inacabado) del sufrimiento».

No era una comparación entre ambos sufrimientos el que yo hacía. No se utilizaba como equidistancia alguna. Así se explica en la introducción. Pero eso sirvió para denominarme el bloguista como «puto nazi de mierda». También en el juicio oral mi abogado incorporó el libro para mi defensa; pero, por contra, el fiscal lo utilizó en su lectura final para llamar la atención al tribunal sobre «la peculiar visión que tiene Ormazabal» sobre las víctimas. Dos lecturas sobre un mismo libro, aquí y allí. Dos formas de entender la violencia y el sufrimiento. ¿O es otra cosa?

A mí no me afectaban los insultos, pero sí el que atacaran a otras personas por defenderme a mí, como el citado «ABC» el 30/12/07: «Frente a las mentiras habituales del nazi de Popota en relación con el no menos puto nazi de mierda de Sabino Ormazabal, recomiendo la lectura de la sentencia de la Audiencia Nacional. Ya sé que jode que enchironen a tus amiguitos, Popotilla, pero a veces pasa entre los aldeanos con metralleta y goma-2 y los anormales que les jaleáis».

¿Retirará ahora «ABC» lo que ahí escribió? ¿Le pedirá perdón a Popota? ¿Se frenará en sucesivas ocasiones antes de insultar y criminalizar gratuitamente a alguien sin prueba alguna?…

Ahora bien, también quiero añadir que durante todos estos años he seguido a distancia los comentarios que se han escrito cuando me publicaban algún artículo o me hacían alguna entrevista. Quiero decir que la inmensa mayoría de la gente que ha opinado en la red lo ha hecho con respeto, y que una parte muy importante me ha sacado la cara, ha defendido mi derecho a pensar como pienso y ha entablado controversia dialéctica con argumentos de calado. No sólo tengo que estar contento yo de ello, sino que, junto a los inevitables improperios desorbitados, la desobediencia civil y la noviolencia activa han tenido muy buena defensa en muchos blog y sitios web.

Humor

Menos mal que, entre tantas coces, hay gente que aporta su granito de arena con humor. Valga lo siguiente como ejemplo:

[…] El juez Baltasar Garzón ordenó ayer el ingreso en prisión de Santa Claus por «formar parte del `entorno´ de ETA». El activista vasco-lapón había sido detenido horas antes, durante un control rutinario, cuando conducía un trineo con matrícula falsa. Durante el posterior registro del vehículo, la Guardia Civil se incautó de material utilizado habitualmente por los miembros de ETA: barbas postizas, palillos para los oídos, botes de ácido bórico y la discografía completa de la Orquesta Mondragón (envuelta en papel de regalo). […]

Recogido de http://www.ladinamo.org/blog/?p=351 , el 30 de diciembre de 2007, a pocos días de la lectura de la sentencia de la gripe AN.

Agradecimientos

Qué menos que terminar estas líneas trasladando mi gratitud:

. A quienes se han interesado de mil formas sobre nuestra situación y la han dado a conocer.

. A quienes me han mostrado su cariño y solidaridad sincera.

. A quienes han sufrido conmigo.

. A quienes nos han defendido con toga y admirable sabiduría.

. A quienes me han aguantado enfados y a quienes he podido exasperar.

. A quienes nos han enviado cartas o postales cuando estábamos en prisión.

. A quienes en la cárcel comparten su espacio y sus saberes, sus penas y glorias.

. A quienes han transmitido a nuestras familias su afecto y preocupación por tantos años de pesadilla. A quienes las han ayudado económicamente y/o con cariño.

. A quienes en todo tipo de foros en internet han mandado su comentario solidario. A quienes han replicado y polemizado con argumentos tantos desatinos e insultos, y han dando la cara defendiendo nuestra inocencia y la libre expresión ante la sinrazón en forma de apisonadora.

. A quienes me han puesto un micrófono ante mi boca y un folio en blanco para que lo llenara.

. A quienes han escrito o hablado en su columna o tertulia en periódico, televisión o radio; especialmente en aquellos cuya línea editorial defiende sin contrastes la acusación oficial, y lo han tenido que hacer contra viento y marea, recibiendo su dosis de improperio mediático.

. A quienes han mandado artículos y cartas de apoyo a los medios. A esos medios, por publicarlos.

. A quienes se han autoinculpado diciendo que han hecho lo mismo que las personas procesadas y en su día firmaron en el Juzgado a favor de la desobediencia civil, diciendo además que nos consideraban presos de conciencia.

. A Amnistía Internacional por confiar en mí.

. A quienes han apoyado la petición de preso de conciencia.

. A quienes han organizado actos y campañas de todo tipo: charlas, mesas redondas, recogida de firmas, la extensión del «Kaiera», elaboración de documentos, manifestaciones… A quienes han participado en ellas. A quienes han cantado, bailado, recitado versos, filmado… A quienes han dejado las furgonetas. A quienes han dado cobijo y abierto sus puertas. Y ventanas.

. A quienes constituyeron un nuevo patronato tras la detención de los anteriores miembros.

. A quienes han facilitado el acceso a caminos cerrados de antemano.

. A quien pensando diferente ha dado la cara.

. A quienes creen en la desobediencia civil y en la noviolencia activa como pensamiento y herramientas de transformación social. Esto no ha terminado.