Mientras el gobierno catalán, con Mas y Mas-Colell al frente, vuelve a hacer una nueva emisión de bonos de 3.000 millones de euros, ampliables a 4.000 [1], que incluirá esta vez bonos a dos años al interés del 5,25%, permitiendo que Catalunya Caixa [2], La Caixa y el Banc Sabadell sean los responsables de la […]
Mientras el gobierno catalán, con Mas y Mas-Colell al frente, vuelve a hacer una nueva emisión de bonos de 3.000 millones de euros, ampliables a 4.000 [1], que incluirá esta vez bonos a dos años al interés del 5,25%, permitiendo que Catalunya Caixa [2], La Caixa y el Banc Sabadell sean los responsables de la colocación de los bonos -del 24 de octubre al 14 de noviembre- con comisiones pro domo sua que oscilarán esta vez entre el 2% y el 2,2% de la emisión con lo que se calcula ingresaran por segunda vez en sus arcas nunca saciables -y molt, però que molt catalanes- entre 60 y 90 millones de euros, Duran-aparcamientos -o aparcamientos Duran como se prefiera- sigue impasible el ademán y el discurso, y sin perder disculpas. Donde dijo bares, jornaleros e inmigrantes que restan valor a las propiedades y bajan el nivel de nuestras escuelas e institutos, dice jornaleros, inmigración y pérdida del valor de las cosas, y bares repletos pagando con dinero catalán. Sostenella y no enmendalla, esta es la cuestión, coherente, a pesar de su origen castellano, en un político profesional que se aloja en el Palace y que pretende jugar un papel destacadísimo en la política «nacional», no sólo en la catalana.
Eso sí, sin rectificarse en una coma ni con una goma, el clasista Duran fue entrevistado el pasado 11 de octubre en el programa de Ana Rosa por la señora ibidem. Dijo allí, vale la pena tomar nota, cosas tan sustantivas como las siguientes: «En la Feria de abril -la que se celebra en Barcelona- yo sigo el ritmo todo el rato y me lo paso pipa» [3]. No sólo eso, hay más, Duran, el del Palace, es también muy sevillano. «El aroma de los jazmines en Sevilla, las calles en torno a la catedral…» también son objeto de su admiración.
Sea como sea, no hay rectificación: sobran emigrantes, a pesar de que Catalunya va a perder un 7% de su población actual, medio millón de personas, a lo largo de esta década y se va a convertir en un país «exportador» de trabajadores/as cualificados (¿molestarán también nuestros propios emigrantes en los países de acogida?); los pobres de fuera quitan a valor a nuestras propiedades, y los catalanes, con nuestros impuestos, permiten que los campesinos andaluces, mientras no los contrata la gran Duquesa de Alba en alguna de sus 40.000 Ha, se pasen todo el día en el bar hablando, bebiendo, bailando sevillanas y escuchando a Morente, Carmen Linares, Miquel Poveda y Rocío Jurado.
Pero no sólo es el Duran-aparcamientos, es todo el gobierno catalán en pleno. Su portavoz lo dejó bien claro hace pocos días: «el gobierno se identifica con todas las palabras, con todos los comentarios y reflexiones del señor Duran i Lleida». Más claro imposible.
Es probable que sea meramente un decir porque toca y que, por dentro, los de Convergència deseen que Duran i Lleida de Unió se pegue un castañazo el 20-N y se le bajen un poco los humos. No es seguro que haya ningún plan diseñado por el nacionalismo conservador que pase por agitar vientos que mueven niños andaluces que hablan mal, emigrantes pobres y jornaleros sin trabajo. Puede ser fruto del azar, casual coincidencia en el tiempo, coincidencia de comentarios infames. Pero también podría ser que hubiera en estudio, o ya en acto, un cambio de orientación del nacionalismo conservador catalán: no se trata de abonar la integración, nada de aquello de que catalán era todo aquel vivía y trabajaba en Catalunya, independientemente de su origen, sino de agitar vientos xenófobos siguiendo a Josep Anglada y a Xavier García Albiol, contar votos, tensar la convivencia social y abonar enfrentamientos entre los de abajo. El huevo de la serpiente de la exclusión y el cultivo de tradiciones infames más o menos asentadas (los andaluces viven a cuesta nuestra) permiten que los problemas básicos -recortes en educación y, sobre todo, en sanidad y bienestar social- queden en los márgenes, en la cuneta de lo que no se habla.
Por decirlo rápido y mal, y sin olvidar la visita que realizó hace años a Catalunya, cuando fue recibido por el entonces president Jordi Pujol: de Olof Palme se ha pasado al modelo-Padania. El líder de referencia es ahora Umberto Bossi. El norte rico echa pestes de nuevo y se ríe del Sur pobre. Los meridionales están básicamente para el trabajo fabril y agrícola y para el paro; los norteños para dirigirles y para vivir con holgura.
Notas:
[1] Los cálculos aproximados: la Generalitat tiene que devolver unos 3.140 millones correspondientes al capital más los intereses de la emisión de 2010, además de abonar las comisiones bancarias por la colocación de la deuda. Dentro de unos dos años, deberá devolver entre 4.200 y 4.300 millones (los 4.000 millones de bonos representan, aproximadamente, un 16% del presupuesto de la Generalitat para 2011).
[2] Algunas de estas entidades han sido receptoras de una parte de la reciente inyección de capital al sistema financiero. En el caso de Catalunya Caixa, «la ayuda» ascendía a más de 1.800 millones de euros.
[3] Público, 12 de octubre de 2011, p. 48.
Salvador López Arnal trabajó once años, desde 1969 a 1980, en Banca Catalana, la banca del ex president Jordi Pujol.
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