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Nunca se habla de la enorme diferencia entre unas pensiones y otras

Fuentes: La Marea

Cuando se aborda la problemática de las pensiones públicas, sea el espacio que sea, raramente se habla de una cosa que es sumamente importante: no todas las pensiones son iguales. Parece una obviedad, y de hecho lo es, pero no es menos cierto que es un elemento que se suele ignorar o -como poco- infravalorar […]

Cuando se aborda la problemática de las pensiones públicas, sea el espacio que sea, raramente se habla de una cosa que es sumamente importante: no todas las pensiones son iguales. Parece una obviedad, y de hecho lo es, pero no es menos cierto que es un elemento que se suele ignorar o -como poco- infravalorar en cualquier tipo de debate o exposición al respecto. Se habla mucho de la sostenibilidad del sistema de pensiones, de si la hucha se vacía o no, de cuánto poder adquisitivo pierden los pensionistas debido al aumento de los precios… pero nunca se habla de la enorme diferencia que existe entre unas y otras. ¡Como si no fuese importante para la problemática de las pensiones el hecho de que no se encuentre en la misma situación una persona que reciba 400 euros mensuales que otra que reciba 2.500 euros! No es lo mismo hablar de la sostenibilidad del sistema siendo la mayoría de las pensiones muy elevadas que hacerlo siendo la mayoría de las mismas muy reducidas, o de la pérdida de capacidad adquisitiva si el afectado cobra más o menos.

Lo que advertimos en el gráfico, en primer lugar, es que la distribución es claramente irregular. Las pensiones más frecuentes (y con diferencia) se encuentran entre los 600 y 650 euros mensuales, las cuantías mínimas legales según los requisitos personales más habituales. Las que están por debajo son fundamentalmente las de orfandad, las que son a favor de familiares, y muchas de incapacidad laboral. Otro intervalo frecuente es el que engloba pensiones de entre 707 euros y 800, también por el establecimiento de mínimos legales atendiendo a requisitos menos habituales. A partir de ese tramo, la cifra de pensionistas se va reduciendo a medida que aumenta la cantidad, excepto el intervalo que coincide con el nivel de 2.573,71, la máxima legal.

Esta distribución tan desigual provoca lo siguiente: 1 de cada 2 pensionistas (concretamente el 52,5%) recibe pensiones inferiores a los 800 euros mensuales. Y 2 de cada 3 (el 75,6%) tiene pensiones inferiores a 1.300 euros mensuales. Las pensiones más generosas (superiores a 1.900 euros mensuales) solo corresponden a 1 de cada 10 pensionistas. Sorprende, por lo tanto, que datos tan reveladores e importantes no sean tenidos en cuenta cuando se aborda la problemática de las pensiones, especialmente a la hora de recortar su cuantía.

El tramo más costoso para el Estado es el intervalo más poblado, el de las pensiones situadas entre 600 y 650 euros. Sin embargo, el siguiente tramo más costoso no es el segundo más voluminoso, sino el de las pensiones máximas, escalando por encima de cualquier otro intervalo; de hecho, ¡supone la mitad del coste del primer tramo, a pesar de agrupar a siete veces menos pensionistas! El gráfico también muestra cómo el coste total del sistema se concentra en buena medida en las pensiones más altas a pesar de que son las más minoritarias.

Así las cosas, el análisis se muestra diferente a como estamos acostumbrados a verlo. Por ejemplo, hay muchas voces que claman que España gasta mucho en pensiones públicas y que por eso se debe hacer recortes; pero (independientemente de que ese alegato es falso) nunca discriminan por tramos. Hablan de recortar pensiones en general, y luego es eso precisamente lo que ocurre, ya sea porque se cercena directamente la cuantía de todas las pensiones, o porque los precios suben más que la revalorización de todas las pensiones. Pero nadie parece darse cuenta de que el perjuicio social es mucho mayor en el caso de pensiones reducidas que en el caso de pensiones elevadas (¡que ni son pocas ni suponen un coste reducido, precisamente!).

Yo nunca abogaría por recortar en pensiones -porque los datos demuestran que España no tiene un problema de gasto en ello y porque el problema actual se soluciona por la vía de los ingresos- pero si la correlación de fuerzas políticas nos conduce a ese debate, entonces digamos alto y claro lo siguiente: hay un enorme abismo entre las pensiones más bajas y las más altas, por lo que si se empeñan en recortar, que lo hagan únicamente en las segundas y jamás en las primeras.

Fuente: http://www.lamarea.com/2017/10/14/100437/