Traducción para Rebelión de Loles Oliván.
Se podría pensar que el objetivo principal de un grupo de activistas homosexuales en Palestina, como es nuestro caso en Al-Qaws, debe ser la aparentemente interminable tarea de desmantelar las jerarquías de sexo y género de la propia sociedad.
Lo es. Pero se podría pensar lo contrario, a juzgar por las reiteradas preguntas que recibimos durante nuestras conferencias y actos, o por las consultas que nos hacen los medios de comunicación y otras organizaciones internacionales.
Nuestra intención es acabar con ello de una vez por todas. No es nuestra responsabilidad educar a la gente sobre sus propios privilegios. Pero antes de que anunciemos nuestra jubilación formal de esta tarea, aquí van las ocho preguntas más frecuentes que recibimos y sus respuestas definitivas.
1. ¿Es que Israel no es un refugio seguro para los homosexuales palestinos?
-¡Claro! ¡Cómo no!: el Muro del Apartheid está cubierto con brillantes puertas de color rosa dispuestas para admitir a quienes hagan poses estupendas. De hecho, Israel construyó el muro para mantener a los homófobos palestinos dentro y proteger a los homosexuales palestinos que buscan refugio en él…
Ahora en serio: «Israel» crea refugiados, no les da cobijo. No existe un solo caso en el que un palestino -descendiente de una familia o de familias que fueron desplazadas por la fuerza, a veces asesinadas, a menudo encarceladas sin cargos- haya trascendido mágicamente el legado vivo de esta historia para acabar -él o ella-hallando asilo en Israel, el Estado que cometió esas atrocidades.
Si algunas personas consiguen cruzar el muro y llegar a Tel Aviv, son consideradas «ilegales». Terminan trabajando y viviendo en condiciones horribles intentando evitar ser detenidas.
2. ¿No son todos los palestinos homófobos?
-¿Lo son todos los estadounidenses? Por supuesto que no. Por desgracia, las representaciones occidentales de los palestinos, en especial de los y las palestinas lesbianas, gays, transexuales o homosexuales (LGBTQ), tienden a ignorar la diversidad de la sociedad palestina.
Dicho esto, los palestinos están viviendo bajo una ocupación militar que dura desde hace décadas. La ocupación amplifica las diversas formas de opresión que experimentan todas las sociedades. Sin embargo, la homofobia no es el marco en el que contextualizamos nuestra lucha. Esa es una noción que proviene de un determinado tipo de activismo en el norte global.
¿Cómo diferenciar la homofobia de un complejo sistema represivo (el patriarcado) que oprime a las mujeres y a las personas que expresan disconformidad de género?
3. ¿Cómo lidiáis con vuestro principal enemigo, el Islam?
-Vaya, ¿es que ahora tenemos un enemigo principal? Si tuviéramos que destacar un enemigo principal ese sería la ocupación, no la religión, sea el Islam o cualquier otra.
En la actualidad hay un resurgimiento global de las formas más fundamentalistas de la religión, incluso en muchas sociedades occidentales. No consideramos que la religión sea nuestro reto principal y característico. No obstante, el aumento del sentimiento religioso, independientemente de que religión se trate, casi siempre crea obstáculos a quienes están interesados en promover el respeto por la diversidad sexual y de género.
El nacionalismo palestino tiene una larga historia de respeto a la laicidad. Ello proporciona un conjunto de valores culturales útiles para abogar por los y las palestinas LGBTQ. Por otra parte, la religión constituye frecuentemente una parte importante de las identidades populares de los y las palestinas LGBTQ. Respetamos todas las identidades comunitarias y construimos espacios para la diversidad.
4. ¿Hay palestinos que «salgan del armario»?
-Me alegra que me hagas esa pregunta. Contamos con magníficos carpinteros palestinos gays que fabrican esos increíbles armarios para maricas con todas las comodidades occidentales que te puedas imaginar: ¡no nos apetece salir!
Una vez más la noción de «salir del armario» -o la política de la visibilidad- es una estrategia que ha sido adoptada por algunos activistas LGBTQ del norte global debido a circunstancias específicas. Imponer esa estrategia en el resto del mundo, sin entender el contexto, constituye un proyecto colonial.
Preguntadnos en cambio qué estrategias de cambio social se aplican en nuestro contexto, y si es que la propia idea de «salir del armario» tiene siquiera sentido para nosotros y nosotras.
5. ¿Por qué no hay israelíes en al-Qaws?
-El colonialismo no tiene que ver con mala gente que se porta mal con los demás (no es que los «malos» israelíes roben el dinero de la comida a los homosexuales palestinos). Ser super «bueno» no hace que los sistemas represivos desaparezcan como por arte de magia.
Nuestra organización trabaja dentro de la sociedad palestina a través de las fronteras impuestas por la ocupación. Los retos a los que hacen frente los LGBTQ israelíes no tienen nada que ver con los que afrontamos los palestinos. Estamos hablando de dos sociedades diferentes, con diferentes culturas e historias; el hecho de que actualmente ocupen nuestra tierra no nos convierte en una misma sociedad.
Por otra parte, ser homosexual no elimina la dinámica de poder entre colonizado y colonizador a pesar de las mejores intenciones. Nos resistimos a ese sentimiento de «la familia gay global, rosa y feliz». Organizarse esencialmente en tanto que palestinos y palestinas resulta fundamental para descolonizar y mejorar la sociedad palestina.
6. He visto esa película sobre palestinos gays «Invisible Men/Bubble/Out In The Dark» (Hombres Invisibles/Burbuja/ Afuera en la oscuridad) y creo que aprendí mucho acerca de vuestra lucha.
-¿Te refieres a las películas realizadas por privilegiados cineastas israelíes o judíos que retratan a los israelíes blancos como salvadores y a los palestinos como víctimas que necesitan ser salvadas? Esas películas desarman la voz y la representación de los homosexuales palestinos presentándolos como víctimas que necesitan ser salvados de su propia sociedad. Más aún, están basadas en tropos racistas que ven a los hombres árabes como volátiles y peligrosos. Esas películas son simplemente propaganda pinkwashing [1] financiada por los gobiernos israelíes, envueltas en una enternecedora historia de amor entre oprimido y opresor. Si se quiere conocer la realidad de nuestra comunidad y de nuestra lucha, se debe intentar escuchar lo que dicen los homosexuales palestinos en sus webs, como en Al-Qaws o Queers Palestinos por el Bloqueo la Desinversión y las Sanciones.
7. ¿Luchar por los derechos de los homosexuales no es una cuestión más apremiante que el pinkwashing?
Los principales grupos de LGBTQ en el Norte nos quieren hacer creer que los homosexuales viven en un mundo aparte, conectados a sus sociedades únicamente como víctimas de la homofobia. Pero no se puede ganar la liberación homosexual mientras existan el apartheid, el patriarcado, el capitalismo y otras formas de opresión. Es importante centrarse en las conexiones de estas fuerzas opresivas.
Además, el pinkwashing es una estrategia utilizada por la campaña Marca Israel para obtener el apoyo de los homosexuales en otras partes del mundo. Se trata simplemente de un intento de hacer que el proyecto sionista resulte más atractivo para las personas homosexuales. Es otra reiteración de una fantasía colonial frecuente y tóxica: que el colonizador puede proporcionar algo importante y necesario que el colonizado no puede conseguir por sí mismo.
El pinkwashing despoja nuestras voces, nuestra historia y nuestra entidad al decirle al mundo que Israel sabe lo que es mejor para nosotros. Al referirnos al pinkwashing reclamamos nuestra entidad, nuestra historia, nuestras voces y nuestros cuerpos, diciéndole al mundo lo que queremos y cómo apoyarnos.
8. ¿Por qué utilizan los términos de «Occidente» como LGBTQ o marica [queer] para describir su lucha? ¿Cómo responden a esa crítica?
-A pesar de que en ocasiones hemos sido tildados por occidentales de [practicar una] falsa política de integración de minorías, de complicidad con Israel, de ingenuos y occidentalizados, nuestros activistas cuentan con décadas de experiencia y análisis sobre el terreno del imperialismo cultural y el orientalismo. Ello ha proporcionado la materia prima para muchos académicos itinerantes. Sin embargo, el trabajo de los de están en la torre de marfil rara vez, o nunca, rinde cuentas a las personas que trabajan sobre el terreno ni reconoce su poder (derivado de la misma economía colonial) sobre los activistas.
Somos responsables ante las comunidades locales y ante los valores desarrollados durante años de organización. El lenguaje es una estrategia pero no eclipsa la totalidad de lo que somos ni lo que hacemos. Los términos que se han extendido globalmente -como LGBTQ- se utilizan con mucha precaución en nuestros movimientos de base. Solo porque esos términos surgieran de un contexto y un momento político determinados no significa que engloben ese mismo contenido político cuando se utilizan en nuestro contexto.
El lenguaje que usamos siempre se revisa y se expande a través de nuestro trabajo. El lenguaje cataliza los debates y nos mueve a pensar de manera más crítica, pero ningún término, ya sea en inglés o en árabe, puede hacer el trabajo. Sólo un movimiento puede hacerlo.
Ghaith Hilal es activista homosexual palestino de Cisjordania que forma parte de la dirección de Al-Qaws desde 2007.
NOTA:
1.- El término inglés de pinkwashing es un acrónimo formado por pink (rosa) y wash (lavar). Se refiere a la estrategia israelí de utilizar a los colectivos homosexuales para presentar en el exterior una imagen de Estado democrático y progresista que respeta los derechos homosexuales, que en realidad únicamente tiene como objeto «lavar» ante la opinión pública internacional la cara del régimen de ocupación sionista en Palestina. [N. de la T.]
Fuente: http://electronicintifada.net/content/eight-questions-palestinian-queers-are-tired-hearing/12951