Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
La «Flotilla de la libertad» (*) se dirige resueltamente hacia Gaza con 800 personas y un pesado cargamento: diez mil toneladas de material urgente. En Gaza la esperan; tiene todo su derecho [a viajar ahí]. Actúa humanamente, pacíficamemte, pero no por ello deja de estar amenazada por la marina israelí
El desafío lanzado por la flotilla (con el apoyo generalizado de personas que se niegan a permanecer en silencio e inertes mientras Israel encierra a un millón y medio de palestinos en lo que ha transformado en un «universo concentracionario») es intolerable para el Estado hebreo que hasta el momento ha podido actuar por encima de las leyes sin ser sancionado.
El ejército israelí espera a la flotilla en pie de guerra. Su Estado Mayor ha anunciado el reconocimiento de los barcos y la detención de los pasajeros que se nieguen a su dictado: ejerce un chantaje y exige que la flotilla descargue su ayuda no en Gaza como es su derecho legítimo, sino en el puerto israelí de Ashdod.
Esta flotilla encarna la conciencia y el valor de individuos procedentes de todas partes del mundo que demuestran que personas reunidas por un objetivo noble pueden hacer más para contrarrestar la política criminal de Israel que todas las grandes potencias, que todas las ONG financiadas por estas mismas potencias y que todas las agencias de la ONU a las órdenes de estas potencias.
Y, sin embargo, en la gran prensa occidental no se dice nada o casi nada. Nada de nada desde los días en que estos barcos convergen hacia Gaza y las semanas en que Israel amenaza. Para nuestros medios se trata de ocultar todo lo posible a su público lo que semejante expedición saca a la luz, sobre todo el hecho de que desde hace cuatro años Israel somete a un millón y medio de civiles a un bloqueo inhumano con la complicidad de nuestros Gobiernos supuestamente defensores de los derechos humanos.
Sólo los medios árabes y musulmanes, así como los nuevos medios en general, han dado la cobertura que merece a este excepcional convoy humanitario.
Por su importancia y dimensiones, este convoy marítimo es algo inaudito. Es una empresa gigantesca. Es un gesto de generosidad y de humanidad realizado gracias al esfuerzo de miles de personas anónimas.
Pero para nuestros periodistas islamófobos y sometidos a la propaganda israelí la vida de un niño árabe, de una población musulmana que votó en favor de la resistencia contra el ocupante israelí, no vale nada.
¡No se toca a Israel! En nuestra llamada prensa «libre» es de buen tono criticar a Irán, porque Irán es el principal objetivo de Israel desde que se ha destruido Iraq. En Irán no hay 10.000 presos políticos; en la tierra ocupada por Israel, sí. En Irán no hay un campo de concentración que encierra a un millón y medio de personas; en la tierra ocupada por Israel, sí. En Irán no hay [aviones] drones y F15 que sobrevuelan noche y día y pueden lazar bombas en cualquier momento sobre las familias. En Gaza bajo ocupación colonial israelí, sí…
Una Flotilla de la Libertad que comprende nueve barcos, fletados por pueblos organizados que consideran intolerable el bloqueo terrestre, marítimo y aéreo impuesto por Israel, navega desde hace varios días sin que la prensa occidental llamada «libre» haya difundido a su público ninguna imagen, ninguna reseña. Los nuevos medios de comunicación, por su parte, lo hacen mejor.
Hasta el momento los medios tradicionales han ignorado cuanto han podido a esta flotilla de barcos. También la muy pro israelí televisión suiza romana -un servicio público- se ha guardado bien, hasta la fecha, de mostrar imágenes de este convoy que pone a Israel en una situación embarazosa y empaña su imagen. Para nuestros periodistas conformistas se trata de no atraer la atención del público sobre una realidad poco gloriosa: el encierro inhumano por parte de la ocupación israelí de millón y medio de palestinos en un campo de concentración de otra época.
Los participantes en esta flotilla y quienes los apoyan son la vanguardia de una humanidad que nuestras autoridades, nuestras democracias y nuestros periodistas carentes de ética pisotean sin vergüenza.
Los agentes de propaganda israelí tienen ya toda una batería de declaraciones dispuestas a ser destiladas en el momento de su dura intervención en el mar para decir que a Gaza no le falta de nada y que la flotilla lleva un apoyo a los «terroristas» de Hamás -en realidad, la autoridades elegidas por un pueblo que es adulto.
No podemos sino expresar nuestra cólera contra nuestras autoridades que no han hecho nada para sacar a Gaza de esta situación inicua y permanecen silenciosas frente a las amenazas de Israel; y recordar a los periodistas que su silencio cuando hay acciones que incriminan a Israel los convierte en cómplices de su constante barbarie.
Cualquier persona que tenga un poco de humanidad debe reaccionar, debe enviar mensajes, llamamientos a los jefes de las redacciones de los medios de comunicación públicos, debe protestar contra su silencio cómplice.
(*) Véase:
– http://www.ihh.org.tr/
Fuente: http://www.silviacattori.net/
rCR