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Orgullo de ser cubano

Fuentes: Rebelión

A pesar de haber luchado contra la dictadura batistiana cuando aún era un adolescente, desde muy al principio del triunfo revolucionario comencé a combatir al gobierno recién llegado al poder. Combatir al gobierno, no al país. Gracias a Dios que, antes de terminar con mis huesos en una prisión cubana, logré escabullirme por una embajada […]

A pesar de haber luchado contra la dictadura batistiana cuando aún era un adolescente, desde muy al principio del triunfo revolucionario comencé a combatir al gobierno recién llegado al poder. Combatir al gobierno, no al país. Gracias a Dios que, antes de terminar con mis huesos en una prisión cubana, logré escabullirme por una embajada sur americana, para terminar en Miami. Digo que combatí al gobierno, no al país, ya que nunca dejé de querer a Cuba y a los cubanos, nunca dejé de aplaudir los triunfos de mis compatriotas en los eventos deportivos, ni de admirar los avances en la salud pública que se llevaban a cabo en la isla. Nunca vi las diferencias que tenía con el gobierno de Cuba como una forma de odio hacia la isla y su pueblo. Un triunfo de Cuba, en cualquier orden, lo miraba con el orgullo de sentirme cubano. Nunca me dejé cegar por el odio, como la mayoría de mis compatriotas que por aquellos años vivían en Miami. Aquellos cubanos comenzaron odiando al gobierno que presidía Fidel Castro y terminaron odiando a Cuba y a su pueblo.

Para muchos de los que aquí residen, ese odio nunca llegó a desaparecer. Muy al contrario, siguió creciendo como las yerbas malas. Decían que el mejor comunista era el comunista muerto, para continuar afirmando que el mejor juego de béisbol o la mejor pelea de boxeo era la que perdían los cubanos en los eventos internacionales. Los mejores artistas cubanos eran los que no se conocían en ninguna parte y los únicos que servían eran los que desertaban y venían para Miami.

Ahora, con los Juegos Panamericanos que se acaban de llevar a cabo en Guadalajara, aquí apenas se les han comentado, es, casi, como si no hubiesen sucedido. Pero cuando el equipo cubano de béisbol no pudo ir a la final para discutir el oro, entonces sí abiertamente hubo comentarios en los noticieros de la televisión local que trasmite en español en esta ciudad, comentarios de los presentadores para reírse a boca llena y decir que los cubanos ya ni sabían ganar medallas. Por supuesto que ahora que los boxeadores de Cuba ganaron 8 medallas de oro de las nueves que se disputaban, estos odiadores profesionales no han dicho ni esta boca es mía.

Cuando estos personajes del teatro vernáculo cubano-miamense que se auto titulan patriotas, a quienes hasta algunas lagrimitas de cocodrilo le salen al mencionar a Cuba, al referirse a la misma, a cuál Cuba se refieren? La única Cuba que existe está a 90 millas al sur de Cayo Hueso y es la que manda delegaciones de deportivas al extranjero a competir en su nombre. La misma que manda a miles de maestros y personal de salud a las cuatro esquinas del planeta a enseñar a los analfabetos y a curar a los enfermos. Únicamente en las mentes calenturientas de esta porción ultraderechista de la comunidad cubana en el exterior puede pensarse que existe una Cuba adentro y otra fuera del territorio nacional.

Somos muchos los cubanos que vivimos en el exterior que sí nos sentimos muy bien y orgullosos con cualquier triunfo de esa patria nuestra. Somos los que no deseamos plagas, ni enfermedades, ni fenómenos naturales que dañen nuestro pueblo que allí reside. No importa que muchos hayamos adquirido otras ciudadanías o que hayamos vivido por largos años alejados del territorio nacional, incluso ni importa que existan diferencias ideol ó gicas con el gobierno de Cuba. Cuba es nuestro país y cualquier triunfo es para muchos de nosotros que vivimos fuera de allí, un orgullo propio.

Por eso creemos que las diferencias entre los Estados Unidos y aquel país que nos vio nacer deben normalizarse, para que Cuba pueda seguir el camino de la independencia nacional y en pleno respeto de su soberanía, que los norteamericanos respeten ese derecho de nuestro pueblo y que no sigan intentado interferir en los asuntos internos de aquel país.

Felicidades a los deportistas cubanos por el papel desempeñado en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, México, felicidades a nuestra Patria por el triunfo de nuestros compatriotas. Son cosas así las que nos hacen sentir cada vez más orgullosos de haber nacido en esa isla.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.