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Oriente Próximo: herencia letal

Fuentes: Uruknet.Info

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

‘No mueres porque hayas sido creado o porque tengas un cuerpo,
mueres porque eres el futuro.’

Samih al-Qasi, poeta palestino
(de Víctimas de un Mapa, una antología de poesía árabe)

Mientras sigue creciendo la lista de países que Usamérica se propone ‘liberar’, el dólar cae en picado y millones de seres se ven sometidos a los Iyad Allawis y Ahmed Chalabis (hablemos sin rodeos, a los traidores) desde Venezuela a Irán, desde Bolivia a Siria (‘no hay países demasiado pequeños, demasiados pobres, demasiado lejanos, que no supongan una amenaza, una amenaza para el American way of life’ – William Blum: ‘Rogue State’) tenemos que plantearnos (de nuevo) toda las derivas fuera de control de una locura que está amenazando la existencia misma del planeta, la vida sobre la historia, ¿cómo recogerá la historia (si es que llegamos a tener una) la política de manicomio exhibida desde el 11 de septiembre de 2001?

Consideren esto. Una nación aliada creada a base de arrancar a un pueblo y desplazarle por todo el planeta, al que se roba sus casas, al que se roba su tierra bíblica y mahometana, su patrimonio, cultivado, labrado, reverenciado, que fue donado (por los gobiernos occidentales) a un pueblo que había sufrido un horror histórico: el Holocausto, al cual nosotros ahora, con razón, dedicamos un día de la memoria. Con todo, en la invasión israelí del Líbano, en el bombardeo de Palestina, las armas de uranio enriquecido utilizadas son tan letales, que Israel, así como toda la región, tienen ahora el suelo que cultivan, el agua que beben, el aire que respiran, envenenados potencialmente hasta cuatro mil quinientos millones de años. Con el uso y emisión de otras toxinas letales, habrá daños genéticos que atormentarán a generaciones futuras: ‘hasta el sol se apagará’. Las acciones de Israel han puesto a la región en una situación apenas concebible: en una potencial autodestrucción. Basta con ver fotos de las deformidades congénitas en los nacimientos de Iraq tras el uso allí de armamento impregnado con uranio enriquecido durante la guerra de 1991 – y las de los niños concebidos por los soldados usamericanos e ingleses que volvieron-, para apreciar de cerca la aniquilación de la humanidad. Las bombas enviadas con urgencia a Israel (a través de Gran Bretaña) contenían también uranio enriquecido, declarado unánimemente arma de destrucción masiva por tres sub-comités de Naciones Unidas. Uranio ‘enriquecido’ es un nombre inapropiado. Las armas de uranio son producto del ciclo de fuel nuclear, por lo que contienen todos los radio-isótopos letales que deberían ser almacenados en una instalación de deshechos de alto grado nuclear, no lanzados sobre poblaciones. ‘Basura nuclear con aletas’, es como uno de los expertos describe los misiles de uranio enriquecido. Sadam Husein no tenía las armas de destrucción masiva que el Primer Ministro aseguró en Gran Bretaña que ‘podrían ser lanzadas en cuarenta y cinco minutos’, pero Gran Bretaña, Usamérica e Israel sí – y las lanzaron.

El Dr. Doug Rokke era el Consejero del Pentágono para llevar a cabo operaciones de limpieza de los residuos de la guerra de 1991 en Kuwait y el Sur de Iraq y el principal autor de los manuales del ejército de Usamérica sobre eliminación de uranio enriquecido y otras miríadas de tóxicos (incluido los residuos de armamento químico y biológico) liberados por los bombardeos y la destrucción. Pagó un alto precio por el tiempo que pasó en la región con un equipo de cien personas. Los meses que estuvieron allí provocaron que la mitad del equipo muriera a causa de las enfermedades provocadas por la radiación y la toxicidad que intentaban evitar; los que sobrevivieron son todos hoy enfermos crónicos (incluido el Dr. Rokke) con la excepción de un operario que insistió en llevar un traje completo de protección radiológica, a pesar del calor abrasador. Se abandonaron las labores de limpieza, la tarea de hizo imposible y los gastos prohibitivos. Los cánceres en Iraq se han multiplicado por diez y un conjunto de deformidades que nadie podía recordar de tiempos pasados están apareciendo en los nacidos, acechando a las futuras generaciones de Iraq. Se sabe que Kuwait y el norte de Arabia Saudí están afectados, pero los aliados de Usamérica se resisten a proporcionar estadísticas.

Rokke ha escrito un documento detallado (‘Acciones que deberían llevarse a cabo en Líbano e Israel’), avisando de las acciones a realizar en Líbano, Israel y Palestina para proteger a sus pueblos, aunque la contaminación se extenderá con el viento, advierte, ‘a lo largo de cientos de kilómetros’. Siria, Jordania, Egipto, Arabia Saudí y la región entera son probables víctimas todos de la reciente invasión, sin duda alguna, ya que ellos, junto con Kuwait, se vieron también afectados por los trece años de (continuos) bombardeos de Iraq. En contexto, la Campaña de Bajo Nivel de Radiación que se llevó a cabo en el Reino Unido (www.llrc.org.uk) midió un aumento de uno a nueve en el contenido de uranio en el aire de Londres seis días después de que comenzara en 2003 el bombardeo de Iraq. ‘Materiales peligrosos han causado y causarán contaminación en el aire, agua y suelo, pudiendo ponerse en suspensión de nuevo y viajar a largas distancias… por toda la región…’ afirma Rokke.

Además, se pueden incluir otros elementos contaminantes más: fósforo, mercurio, napalm, nitroglicerina, nitrato de amonio y una gran cantidad de venenos que suponen una amenaza para la vida y favorecen las alteraciones genéticas. También han abundado los informes sobre ‘nuevas armas químicas y biológicas’ que han sido utilizadas en Líbano y Gaza, junto al cóctel letal adicional de sustancias tóxicas liberadas al bombardear las instalaciones petrolíferas, industriales y químicas. Paola Manduca, Catedrática de Genética en la Universidad de Génova, está tan alarmada que está reuniendo a un equipo de expertos internacionales de todas las disciplinas importantes para viajar a la región, asumiendo todos los gastos, para ofrecer sus aptitudes analíticas y científicas.’Todos los edificios y el equipamiento destruido estará contaminado con uranio’ dice Rokke, añadiendo: ‘el riesgo operativo de la evacuación es parecido al que se encontró en los combates’. Del mismo modo que el Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, expresa su ‘preocupación’ a los dirigentes iraníes por el desarrollo legítimo del poder nuclear, sería interesante saber si baló también su ‘preocupación’ hace unos cuantos días en Tel Aviv por el ilegítimo uso de armas nucleares.

El Protocolo Adicional 1 de 1977 a la Convención de Ginebra, en su artículo 37, afirma que está prohibido utilizar métodos y medios de guerra de forma intencional o que supongan un riesgo de causar contaminación extensa, grave y a largo plazo. El Artículo 55 afirma: ‘En los actos de guerra deberá tenerse cuidado para proteger el medio ambiente contra daños extendidos, a largo plazo y graves (prohibiendo los medios de guerra que de forma intencional, o potencialmente, puedan causar tales daños… y de esa forma perjudicar la salud y las posibilidades de supervivencia de la población… están prohibidos los ataques contra el medio ambiente natural para llevar a cabo represalias. Mientras Saddam (nos guste o no, todavía Presidente legítimo de Iraq, según un grupo de expertos en derecho internacional) es sometido a juicio por un tribunal ilegal, tres estados canallas han tirado por la ventana los libros de derecho internacional y se dedican a cometer crímenes históricamente de una enormidad sin precedentes.

Teniendo en cuenta la extraordinaria rapidez con la que todas las facciones de la sociedad libanesa se han movilizado para inspeccionar y poder limpiar las toneladas sin fin de escombros, las instrucciones de Rokke suponen una trágica ironía, con las carreteras atascadas con cientos de camiones, cargados con escombros de las casas, de los comercios y los restos de todo los que suponía el alma industrial de la sociedad civil. ‘Debe prohibirse la canibalización del equipamiento dañado, no debería volverse a utilizar la tierra ni los materiales de edificios dañados, tampoco el asfalto. Los materiales transportados deberían someterse a los mismos procesos que se utilizan con los deshechos radioactivos… no deberían depositarse a nivel local en fosas, ni sumergirlos, incinerarlos o destruirlos en el sitio.’

‘Debería apuntarse la localización exacta y la naturaleza de los elementos depositados.’ Dado que Líbano y Palestina están bloqueados, que son estados cautivos, como Iraq lo fue durante los años del embargo (ahora sencillamente sólo es un inmenso campo de concentración usamericano), tienen pocas posibilidades de hacer algo diferente a lo que Iraq hizo: renovar, reconstruir a partir de escombros radioactivos, canibalizar cada parte utilizable del equipamiento y respirar el aire letal mientras construyen, beben agua contaminada y se alimentan de comida contaminada. Los niños y aquellos que estén en situación delicada de salud ‘están corriendo riesgos muy graves’ concluye Rokke. En Israel también. Un holocausto silencioso atraviesa toda la región.

Texto original en inglés: www.uruknet.info?p=26649

Sinfo Fernández es miembro del colectivo de Rebelión