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La recuperación de Sol

Otra victoria para el movimiento 15M

Fuentes: En lucha

Una vez más, el movimiento 15M ha sido capaz de demostrar su gran capacidad de respuesta y su voluntad de continuidad frente a quienes se empeñan en eliminar de las calles toda voz crítica que plantee una salida alternativa a la crisis. Ni la dureza de la represión policial ni el hecho de que estemos […]

Una vez más, el movimiento 15M ha sido capaz de demostrar su gran capacidad de respuesta y su voluntad de continuidad frente a quienes se empeñan en eliminar de las calles toda voz crítica que plantee una salida alternativa a la crisis. Ni la dureza de la represión policial ni el hecho de que estemos en pleno agosto han impedido que las convocatorias de estos días en Madrid hayan sido todo un éxito.

Siguiendo órdenes directas del Ministerio del Interior en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid, la policía desalojó a las personas que aún permanecían acampadas en la Puerta del Sol y el Paseo del Prado, destrozando además el punto de información que se había instalado en Sol. En los días posteriores, la plaza de Sol ha permanecido sitiada por la policía, cerrando las estaciones de tren y metro, cerrando todos los comercios e impidiendo la libre circulación de los ciudadanos y ciudadanas. La respuesta del movimiento ha sido impresionante. Durante tres días miles de personas se han acercado a la plaza con el objetivo de romper el cerco policial y recuperar lo que constituye el símbolo más importante del movimiento, no sólo en Madrid sino en todo el Estado, como demostraron las marchas indignadas que confluyeron en Sol hace 15 días. De forma espontánea, se iban organizando asambleas en las plazas y calles cercanas a la Puerta del Sol, en las que se debatía tanto la estrategia que se debía seguir para recuperar la plaza como los retos y perspectivas para el futuro del movimiento.

El jueves se decidió dar un paso más y tomar las calles, cortando la Gran Vía hasta llegar a Colón, donde se decidió en asamblea acudir al Ministerio de Interior para protestar por lo sucedido. Los antidisturbios no tardaron en aparecer, procediendo a cargar brutalmente sin previo aviso, con el resultado de 20 heridos y heridas, muchas de los cuales tuvieron que ser trasladados al hospital en ambulancias y 10 personas detenidas. Esta no es más que otro intento desesperado por parte del Gobierno de acabar cuanto antes con el movimiento 15M. Con las elecciones a la vuelta de la esquina y el recrudecimiento de la crisis económica en el Estado español, que hace de la amenaza del rescate una realidad cada vez más cercana, el poder político y económico necesita de forma urgente desactivar un movimiento que por su capacidad de convocatoria y movilización puede llegar suponer un desafío al sistema establecido.

Otro de los motivos que precipitaron el desalojo ha sido la visita del Papa, que llegará a Madrid en dos semanas. Existía el temor de que el movimiento, al llamar la atención sobre la vergüenza que conlleva el enorme gasto público que va a suponer la visita del Papa en el contexto actual de recortes, se uniese y le diese fuerza a las movilizaciones previstas.

Más allá de las demagógicas muestras de simpatía hacia el movimiento por parte de Rubalcaba, cada vez es más evidente que están buscando la manera de acabar con éste. Pero el movimiento no se lo va a poner fácil, sino todo lo contrario. Así quedó patente el viernes, al día siguiente de las cargas policiales, cuando casi 17.000 personas nos movilizamos por las calles de Madrid en repulsa por lo sucedido, para exigir la dimisión de Antonio Camacho, el Ministro de Interior y sobre todo con el objetivo de recuperar el espacio que nos habían arrebatado. Al grito de «Esta es nuestra plaza», conseguimos entrar en Sol y volver a celebrar una asamblea. Como estaba previsto, las acciones han continuado durante el fin de semana, con la celebración del II Foro social del 15M el sábado y con la convocatoria de una asamblea general el domingo. Uno de los lemas más escuchados en las movilizaciones advertía que «la paz social se va a acabar», pero la realidad es que por mucho que traten de impedirlo, ésta ya se ha acabado.

Ana Villaverde es militante de En Lucha / En lluita.

Fuente: http://www.enlucha.org/site/?q=node/16284