La cárcel es el lugar idóneo para conocerte a ti mismo. Me ha dado la oportunidad de meditar y evolucionar espiritualmente.(Nelson Mandela) El Che Guevara visitó la Franja de Gaza el 18 de junio de 1959, lo que marcó un hito en la historia del pueblo palestino que, inspirándose en ese guerrillero universal, renovó la […]
El Che Guevara visitó la Franja de Gaza el 18 de junio de 1959, lo que marcó un hito en la historia del pueblo palestino que, inspirándose en ese guerrillero universal, renovó la esperanza de recuperar a través de la lucha -y con el apoyo de los pueblos oprimidos- la tierra que les fue arrebatada para que se consolidara el invento del Estado de Israel.
En aquel entonces el Che realizaba una gira de casi tres meses (del 12 de junio al 8 de septiembre de 1959) por los países firmantes del Pacto de Bandung (Indonesia, 1955) que sentó las bases para la creación del Movimiento de Países No Alienados (MPNA, 1961), cuyo objetivo era mantener la independencia frente a las potencias que aspiraban a dominar el mundo.
Antes de llegar a Palestina, el Che estuvo dos días en El Cairo donde conversó con el presidente Abdel Nasser sobre sus respectivas experiencias revolucionarias para combatir el yugo colonial y derrocar a los tiranos (Batista en Cuba, el Rey Faruk en Egipto, etc.) En la capital egipcia Nasser distinguió al Che con la condecoración más alta que concede Gaza: La Orden Gran Libertador de los Oprimidos.
Luego se trasladó al desierto del Sinaí y a Gaza, donde fue recibido por el gobernador general de la Franja, Ahmad Salem. El Che quedó impresionado tras visitar los campos de refugiados (unos 750.000 palestinos fueron expulsados de sus hogares antes y después de 1948, tragedia que se conoce como La Nakba) y dijo que «estaba convencido de que era necesaria la lucha para que pudieran retornar a sus hogares».
«La visita del Che a Gaza fue un hecho histórico que marcó el inicio del carácter internacional de la causa palestina» enfatiza el historiador palestino Salman Abu Sitta, de 82 años, formado en la Universidad de Londres y autor de un conocido plan para implementar el derecho al retorno de los refugiados palestinos (cerca de siete millones repartidos entre varios continentes).
Salman Abu Sitta es parte de «la memoria histórica» de Palestina. En su mente está grabada -y en la de muchos palestinos, incluso menores- esta frase que dijo el Che cuando pisó Gaza el 18 de junio de 1959:
Mi patria está donde sufra cualquier pueblo del mundo la opresión y la injusticia.
Fue tal la huella que dejó el Che en la Franja que diez años más tarde un guerrillero palestino, llamado Mahmud Al Aswad, quien era comandante del Frente Popular para la Liberación Palestina en Gaza, mantuvo en jaque a los soldados israelíes durante tres años (1970-1973). Él y sus hombres emboscaban por las noches a las fuerzas ocupantes y por el día desaparecían, convirtiéndose en una auténtica pesadilla para Israel.
Mahmud al Aswad fue reubatizado por su pueblo con el nombre del «Guevara de Gaza».
Como ocurrió con el Che, fue cercado y cayó combatiendo contra una fuerza militar muy superior a la suya. Sus hombres decidieron que «más valía morir de pie que vivir de rodillas», como diría en España Dolores Ibárruri, (La Pasionaria) en la Guerra Civil española (1936-1939).
Y al igual que ocurrió con el amigo de Fidel y del pueblo cubano, los trovadores palestinos cantaron sus hazañas. Mahmud, convertido en mito y leyenda, inspiró a dos aedos: al poeta Ahmad Fouad y al cantante Shekh Iman, que compusieron una canción titulada «Guevara Murió».
Dicen que «ese himno» todavía se escucha en los campos de refugiados, en particular, y en muchas casas palestinas y del mundo árabe, en general. Es como otro eco de la celebérrima canción «Comandante Che Guevara» de Silvio Rodríguez, que no sólo suena en los hogares de toda América Latina, sino también de España y países donde «los nadies» (expresión de Galeano) viven amordazados o en condiciones miserables.
La Palestina del siglo XXI está dividida entre los que quieren continuar la lucha contra Israel, el pequeño David armado hasta los dientes con armas nucleares, lo que sin duda es un suicidio, o los que prefieren una solución política y pacífica a lo Nelson Mandela, (referente, entre otros, de la activista Ahed Tamimi) basada en el derecho internacional y las resoluciones de la ONU.
El silencio criminal de Europa y la hiperactividad de la América fascista de Trump acorralan cada vez más a Palestina, que ya solo espera un milagro… pero el tiempo de los dioses ya pasó y vuelve a imperar, con el disfraz de la democracia, la ley del animal.
(Para leer más acerca de la visita del Che a Gaza, pinchar en el título de este artículo: 60 Aniversario visita Che a Palestina escrito por Bassel Ismail Salem y publicado por Palestinalibreorg)
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