Palestina esta en la UCI, la herida tras los acuerdos de Oslo del 93 nunca cicatrizó. Palestina continua desangrándose. Aquellos que debían cauterizar la herida, la Autoridad Palestina, nunca fueron resolutivos; se mostraron titubeantes ante propuestas indecentes y dubitativos ante el planteamiento de los derechos legítimos, estuvieron desde luego en todo momento condicionados por el […]
Palestina esta en la UCI, la herida tras los acuerdos de Oslo del 93 nunca cicatrizó. Palestina continua desangrándose. Aquellos que debían cauterizar la herida, la Autoridad Palestina, nunca fueron resolutivos; se mostraron titubeantes ante propuestas indecentes y dubitativos ante el planteamiento de los derechos legítimos, estuvieron desde luego en todo momento condicionados por el hostil marco político internacional. La actual Autoridad Palestina en vez de coger aguja e hilo ha optado por coger el bisturí y la herida no cierra, las fuerzas son menores y el aliento se hiela.
Tras mi ultima estancia en Palestina con multitud de reuniones y charlas con gente perteneciente a todas las esferas de la vida palestina, desde asociaciones de base hasta el electo primer ministro palestino Ismail Haniye, el panorama que puedo presentar es sencilla y desgraciadamente desalentador. El pueblo palestino esta atravesando uno de los peores momentos de su historia, con un pueblo unido, pero una dirección bicéfala.
El gobierno destituido de Hamas continua intentando gobernar, aunque sea en los 365 Km2 de la Franja de Gaza. No lo consigue. Demasiados problemas, demasiadas trabas, demasiadas injerencias. Muy pocos recursos, muy pocas posibilidades. Están solos, se sienten solos. No se cansan de pedir dialogo para salir de la situación, en realidad es la única vía que les queda. Pero el tiempo y las circunstancias juegan en su contra, algunos integrantes de Hamas, pertenecientes a las Fuerzas ejecutivas, están perdiendo la paciencia y las formas, comprensible pero dramáticamente.
El gobierno de emergencia encabezado por Salam Fayyad que se ha convertido en un gobierno de facto, normalizado y sin fecha límite. En total consonancia con la línea política del presidente Mahmoud Abbas, se ha posicionado del lado de las fuerzas israelo-norteamericanas, acatando todas las peticiones imperialistas y plegándose a todas las exigencias, principal y obscenamente a la renuncia a la lucha armada como forma de resistencia, y la no mención especifica a la ocupación como causa y raíz del problema. Esta coalición antinatural esta llevando a una desestructuración del entramado social palestino, a un aniquilamiento de las púberes estructuras estatales, así como a una concentración de poderes, tan peligrosa como nefasta.
El pueblo, terriblemente cansado y lo que es peor totalmente desesperanzado, ya no cree en el juego político de occidente. Es comprensible, les han engañado una y otra vez, promesas incumplidas, propuestas de paz que se convierten en fotos rimbombantes, en premios importantes, pero que en definitiva acaban guardadas en el baúl del olvido.
Obviamente este escenario de política interna les corresponde única y exclusivamente a los y las palestinas, y ellos además son conscientes de que la única vía para solucionar la situación actual de división y bloqueo es el diálogo, pero no debemos olvidar que nosotros, aquí en occidente y concretamente nuestros gobiernos, somos directamente responsables de lo que allí acontece. Por ello creo necesario hacer un análisis de la situación para poder plantear aquí nuestras demandas y encauzar nuestras formas y estrategias de lucha y solidaridad.
La situación en los territorios ocupados en 1967 es crítica, concretamente en la Franja de Gaza, es catastrófica. Un 70 % de desempleo, un 81% de la población viviendo bajo el umbral de la pobreza, carencia de servicios y alimentos básicos por el cierre casi permanente de todos los pasos fronterizos con Israel y con Egipto. Porque independientemente de los problemas internos y de la situación política mundial, algo es indudable y escalofriante: la ocupación continua. Y continua además de una forma tan sigilosa como peligrosa, tan sutil como atroz, por lo tanto es posible afirmar sin temor a equivocarse que el estado sionista de Israel continua siendo la causa y raíz de los conflictos en la zona.
El muro continua construyéndose en Cisjordania y encerrando a poblaciones enteras a las que solo se les deja un par de puertas para entrar y salir de las ciudades (es tan increíble, como real). Esas puertas además son custodiadas por soldados israelíes que aunque responden al criterio de un superior, la mayoría de las veces tienen potestad para hacer y deshacer a su gusto, aplicando castigos colectivos e individuales de forma aleatoria y desalmada, cerrando a cal y canto las ciudades, apagando sus luces, evacuando las calles, metiendo a la gente en casa como si el pueblo palestino fuera una criatura menor de edad. La ocupación se mantiene en todo su esplendor: arrestos y detenciones, demolición de casas, cierres de chekpoints, incursiones nocturnas, asesinatos selectivos con el resultado de muerte entre los combatientes armados contra la ocupación y entre los combatientes civiles ocupados. Porque en Palestina todos y todas son combatientes, su sola presencia, su permanencia en la tierra es su principal arma, su constante lucha.
Palestina es un combate de existencias, no un combate de fronteras.
La tierra de los olivos esta llena de «Ghandis», de gente que lucha de forma activa no violenta todos absolutamente todos los días de su vida y también de algunos combatientes armados amparados, en su legitimo derecho de lucha contra la potencia ocupante, por la legalidad internacional (R. 1514 ONU, R. 42/159 ONU, Convención de Ginebra. Protocolo adicional I, 1977)
Sin embargo la ocupación militar esta dando paso a una ocupación mucho mas peligrosa: la ocupación económica. Los últimos días del mes de agosto se celebró en Ramallah el «Palestinian Trade Fair», que no es otra cosa que un serie de acuerdos económicos y comerciales entre los gobiernos japonés, israelí y palestino. Uno de sus objetivos, construir varias industrias que van a estar ubicadas en los alrededores del muro y que, a modo de las maquilas centroamericanas, van a dar trabajo a la pauperizada población palestina, ofreciendo unos salarios inferiores al salario mínimo israelí, y con unas jornadas y condiciones de trabajo que nos devuelven a los tiempos de la esclavitud, pero esta vez, bajo la máscara del humanitarismo y la cooperación.
Situación politica
En lo referente al momento político palestino, todo parece indicar que la Autoridad Palestina esta configurando el nuevo marco para llevar a cabo las próximas elecciones modificando nuevamente la Ley Electoral con el objetivo de asegurarse mayores probabilidades de éxito. Al Fatah esta preparando los nuevos comicios intentando, con el explícito apoyo americano y el beneplácito israelí. recuperar de nuevo el gobierno. Con este fin esta buscando presentar nuevas candidaturas lideradas por algún mítico en el exilio. Hay varios nombres, varias caras, antiguos líderes como Abu Maher Gunaim, la única condición exigida al nuevo candidato es que no haya estado envuelto en casos de corruptelas y que por tanto mantenga intacto un buen nombre y reputación. Sin embargo previamente a este anuncio político un gran escollo debe ser superado, pues unas nuevas elecciones no pueden producirse sin la aprobación del parlamento palestino por lo que el dialogo entre los diferentes actores es condición sine qua non para sacarlas adelante. Y por supuesto, ilegalizar a HAMAS para no tener que sentarse a la misma mesa a buscar cualquier tipo de acuerdo sería a todas luces un absurdo despropósito y un suicidio político
Por otra parte, la masa de población que en las últimas elecciones votó a Hamas como una forma de castigo a Al Fatah probablemente no volverá a votarles. Por un lado sienten que Hamas también ha abusado de su posición de poder, utilizándolo en beneficio propio y de las personas afiliadas a su formación, por otro lado sienten que volver a darles su confianza es demasiado riesgo. El último año con el embargo impuesto por la comunidad internacional, la población asfixiada social y económicamente por las estrategias del sionismo, ha visto empeorar de una forma desastrosa sus ya mermadas condiciones de vida.
Creo que en estas próximas elecciones el índice de abstención será mayor que en las elecciones pasadas y que igual que ocurrió en las elecciones presidenciales de 2005, la población votará a Fatah como una forma de salida de esta situación, pues la gente en una situación de supervivencia, no puede hacer análisis políticos prospectivos, la gente solo quiere vida y futuro para los suyos.
Estoy convencida de que la aparición de una fuerza alternativa, progresista, con unos postulados claros, fuertes y legítimos, la irrupción de una nueva vía que no sea una mala copia de las ya existentes o un camino intermedio, sino una alternativa real al desolador panorama actual, crearía nuevas esperanzas y podría acumular gran cantidad de votos. Desgraciadamente y aun existiendo por todo el territorio, incluido el territorio del 48, gente consciente de esa necesidad, creando movimientos puntuales y buscando soluciones, sus pasos son inconexos, en muchos casos temerosos y sobre todo carentes de nuevos lideres, pues a estos jóvenes el sionismo ya se ha ocupado en los últimos años de encarcelarles o asesinarles. Las viejas aspiraciones baazistas y socialistas de mediados del siglo pasado de una Palestina libre como parte de una única nación árabe, vuelven a escucharse, pero lejos de ser un ave fénix, asoman tímidamente la cabeza para ver con desolación que el contexto actual no es el mas propicio y que quizá las aspiraciones nacionales en el contexto de un país concreto, son a día de hoy mas realistas y posibles. Eso sí, demandando la Palestina histórica como único país posible, ni fronteras del 67, ni del 49, todo el territorio. Ciertamente hoy en día es un quimera, pero creo que la realidad política y la inercia internacional, dentro de unos años, la acabará convirtiendo en realidad sencillamente porque la solución de dos estados con las fronteras de 1967 es a día de hoy un imposible. Esa fase ha quedado obsoleta, ha muerto sin tan siquiera haber nacido, ahora solo nos queda esperar o intentar intervenir, para que la siguiente fase revierta el proceso colonizador israelí y todo el territorio recobré su unidad perdida por la fuerza. Un lugar en donde todos sus habitantes puedan vivir con los mismos derechos, en igualdad de oportunidades.
¿Cuáles son las soluciones?
En esta búsqueda de posibles salidas a la situación de crisis y estancamiento que se vive en Oriente Medio, los Estados Unidos de Norteamérica están planificando una conferencia internacional de «paz» , conferencia que será avalada y secundada por el Cuarteto y será aceptada por Israel. Su presentación esta prevista para el Otoño-Invierno de este año y en realidad responde a la necesidad de la casa Blanca de dejar positivado un instante para la posteridad, intentando limpiar la imagen y el nombre de un hombre y un gabinete: el presidente George W. Bush y sus secuaces, cuya maldad, ineptitud y necedad ha quedado de manifiesto en todo el dolor y destrucción que han causado a tantos pueblos, de una forma directa o indirecta, por medio de políticas bélicas o económicas, haciendo especial mención al intento de desestructuración y aniquilamiento de una sociedad tan avanzada desde el punto de vista cultural, económico y humano como el pueblo iraquí.
La Conferencia se va a vestir de gran propuesta para la paz, cuando en realidad no será otra cosa que un Oslo II. Y ya se sabe que nunca segundas partes fueron buenas. Si además tenemos en cuenta que los acuerdos de Oslo, independientemente de la buena intención de algunos de sus adalides, supusieron el principio del fin de las legitimas aspiraciones del pueblo palestino, una segunda parte, con peores actores en todos los frentes (Bush, Olmert, Abbas) y una coyuntura mundial totalmente inestable, puede resultar sencillamente catastrófica.
Con este panorama desolador no pretendo sumir a todas las personas involucradas o interesadas en la sociopolítica mundial en un estado de desesperanza e inactividad, mas bien mi pretensión es justo la contraria. Este análisis pretende ser una llamada a nuestras conciencias, una llamada de urgencia para la movilización, para la movilización de la sociedad civil occidental, para el despertar de ese letargo en el que parece inmersa desde hace demasiado tiempo. Es tiempo de reacción, de movilización, de cambio, porque realmente otro mundo es posible, porque mientras hay vida hay esperanza y en el caso concreto que nos ocupa motivos para mantener la esperanza no nos faltan: El 70% de la población palestina tiene menos de 30 años, en Gaza mas del 50% está por debajo de los 16 años. Palestina es joven y por tanto tiene potencial, tiene futuro.
Por otra parte en Israel los problemas internos son cada vez mayores, el neoliberalismo ha desmantelado los cimientos sociales sobre los que fue creado el estado de Israel provocando la aparición de una ingente bolsa de pobres integrada, eso si, mayoritariamente por árabes. Un dato resulta escalofriantemente revelador: el 50% de los pobres en Israel son árabes a pesar de representar tan solo una quinta parte de la población total. Cada vez hay mas inmigrantes sin recursos, personas que se convierten en homeless y comienzan a organizarse para protestar al estilo de los «hijos de Don Quijote» en Francia. La población rusa, cada vez mas numerosa (ya sobrepasan el 15% de la población), esta causando gran cantidad de problemas de orden, negándose a hablar hebreo, disfrutando de sus propios medios de comunicación en ruso… De hecho, uno de sus integrantes Arcadi Gaydamack se está convirtiendo en uno de los hombres mas admirados por el pueblo israelí. El fué quien ayudó a desplazarse a la población judía israelí durante los ataques de Hezbolá como respuesta a la invasión del Libano, el es quien ayuda económicamente a clubs deportivos y quien construye escuelas y regala casas en colonias para gente sin recursos y quien probablemente se convierta en el próximo alcalde de Jerusalen. La clase política ha perdido toda credibilidad, quien no esta relacionado con trafico de drogas, lo está por corruptelas financieras, por escándalos sexuales o por incompetencia manifiesta, como el actual presidente Ehud Olmert. Los jóvenes, a pesar de apoyar a su estado, son cada vez mas reticentes a cumplir con el servicio militar obligatorio, el egoísmo capitalista y el individualismo actual han relegado al voluntarismo y entrega del siglo pasado, los jóvenes israelíes hoy en día poco tienen que ver con los kibutzzim del siglo XX. La población judía que inmigra mayoritariamente en los últimos años son extremistas de derechas y/o religiosos mientras que la población laica es cada vez mas apolitica y esta menos involucrada en luchas sociales. Estas coyunturas convierten a la sociedad israelí es una sociedad inconexa, heterogénea y compleja, sumiéndola en una inercia de autodestrucción que no solo es un posible, sino que es también su propia salvación. Esa especie de exorcismo sería, a mi entender, la única forma de librarse de sus cimientos exclusivistas, mesiániconacionalistas, etnicistas y racistas para, a partir de ahí, ser capaces de construir un nuevo territorio y una nueva realidad social y política para todos y todas las habitantes de la histórica Palestina.
En este contexto de perentoria movilización surge una iniciativa que parece interesante. Los días 14, 15 y 16 de diciembre tendrá lugar en Madrid el Foro por una Paz Justa en Oriente Próximo, un espacio en donde se pretende dar cabida a organizaciones palestinas como PNGO, la red que engloba a la mayoría de ONGs palestinas, israelíes como el AIC (Alternative Information Centre) y estatales como la Red Solidaria Contra la Ocupación de Palestina, que engloba a muchas de las organizaciones de solidaridad con Palestina en el estado español, incluida la coordinadora de ONGs por Palestina. También van a participar otras organizaciones jordanas, libanesas, egipcias, iraquíes y sirias que le van a conferir al Foro el carácter regional que precisa, puesto que el problema israelo palestino no es un problema local y puntual, sino que es un problema regional de incidencia mundial.
Este espacio pretende ser una alternativa real, social, de base, para canalizar y rentabilizar los esfuerzos de tanta gente que desde diferentes lugares pero con una perspectiva común están luchando por alcanzar una solución justa en el conflicto israelo-palestino, que pasa inevitablemente por hacer cumplir la legalidad internacional a los actores implicados, para a partir de ahí ir tejiendo sus entramados, sin injerencias extranjeras y en base a los intereses locales.
Este espacio pretende crear o reforzar redes de trabajo, redes entre personas, organizaciones, asociaciones que trabajan sobre el terreno, que conocen mejor que nadie sus realidades y que representan a sus pueblos en mayor y mejor medida que los políticos que hasta ahora y de una forma mas que dudosa han llevado a cabo ese papel.
Creo que hay que estar en ese espacio, un espacio en el que se podrían desarrollar e impulsar campañas de presión a Israel, como principal estrategia para hacerle cumplir la legalidad internacional. Creo que hay que estar porque es una herramienta que desde Palestina han demandado y porque hay que construir o reconstruir ese espacio en donde los movimientos sociales tengan palabra, decisión y poder de actuación, porque el cambio tiene que venir desde la base y ellos y ellas son los representantes de las comunidades, conforman el pueblo, los pueblos, son la esperanza, la lucha y el futuro.
Conclusiones
Palestina esta en un estado muy delicado, me atrevería a decir que en estado crítico y en este momento de división y confusión creo que las personas que trabajamos la solidaridad con otros pueblos debemos mantener un discurso coherente y conseguir aunar el mayor numero de voces y actores en este escenario, empujando en la misma dirección con el mismo objetivo. Personalmente pienso que la desaparición del sionismo es la única solución posible a los problemas que se viven y se sufren en el mundo árabe y estratégica y argumentalmente debemos exigir el cumplimiento de la legalidad internacional sin olvidar que es tan solo una herramienta, un medio y no un fín en si mismo.
El pueblo palestino resiste, sobrevive, mantienen su lucha y su dignidad, pero también son humanos, y están cansados y sufren. Siempre se les ha exigido demasiado, cuando ellos y ellas nunca han tenido la llave para solucionar el conflicto. La llave esta aquí, en occidente, y es por eso que es aquí donde tenemos que movilizarnos. Nosotros debemos presionar para que nuestros gobiernos creen el marco apropiado, el marco justo para dejarles construir su presente, para permitirles vivir en paz, para dejarles elegir su forma de vida y de relación. Y debemos movilizarnos para conseguir los mecanismo de lucha contra esas políticas globalizadoras neoliberales que afectan a todos los pueblos que habitamos este planeta, con la principal diferencia de que ellos están en primera línea del frente. El muro que Israel construye en Palestina en realidad representa la frontera entre la «civilización» y la «barbarie», entre oriente y occidente. Ellos y ellas, en Palestina, en Iraq ponen los muertos, que menos que nosotros en occidente pongamos las palabras, la movilización y la presión. Por eso desde una perspectiva internacionalista debemos trabajar unidos, porque todas nuestras luchas son la misma lucha, porque todas nuestras luchas tienen la misma causa y sin duda, derribando el odioso muro del apartheid con nuestras palabras, ideas, movilizaciones, acciones y resistencias, conseguiremos finalmente liberarnos todos.
La lucha es larga, pero la victoria será nuestra.
La autora pertenece a Komite Internazionalistak. Coordinadora de Brigadas a Palestina
Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina.