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Palestina, un Estado fallido

Fuentes: Rebelión

Hoy Israel ocupa más del 78 % de los territorios que en 1946 pertenecían a Palestina. La ocupación y expulsión de los palestinos de sus tierras fue una estrategia perfectamente diseñada y puesta en práctica en el Primer Congreso Sionista Mundial en Basilea en 1897. Durante el primer tercio del s XX se produjo una […]

Hoy Israel ocupa más del 78 % de los territorios que en 1946 pertenecían a Palestina. La ocupación y expulsión de los palestinos de sus tierras fue una estrategia perfectamente diseñada y puesta en práctica en el Primer Congreso Sionista Mundial en Basilea en 1897. Durante el primer tercio del s XX se produjo una alta emigración de judíos a Palestina con el objetivo de colonizarla para adueñarse de los territorios. Comenzaron los enfrentamientos entre los judíos y la población autóctona que todavía perdura. Poco después de acabada la 2ª Guerra Mundial (1947), la fuerza de los aliados, presionados por los grupos radicales sionistas, consiguieron que las Naciones Unidas (NNUU) aprobaran la resolución 181 que propugnó la partición de Palestina y la creación de dos estados: uno árabe-palestino y otro judío. Aunque esta resolución fue duramente rechazada por los árabes (legalizaba la estrategia de tierra ocupada ilegalmente), sin embargo en 1948 los judíos declaran unilateralmente el estado de Israel. Para Palestina se le reserva la humillación, el genocidio, el aislamiento y el no reconocimiento en la ONU como estado soberano.

En este mundo dominado por el imperio hay dos varas de medir, en lo que refiere al reconocimiento de los derechos como Nación de cualquier comunidad cuyo pueblo así lo desee. Aquellos que, por su situación geoestratégica, sus recursos naturales o sus vinculaciones con Occidente, son reconocidos rápidamente a nivel internacional (el caso más reciente es de Kosovo) y otros que, como el de Palestina que lleva luchando más de sesenta años por un reconocimiento internacional como estado soberano en la ONU (ya es reconocido como tal por 127 países miembros), se encontrarán con el muro-veto de la potencia americana que impedirá tal reconocimiento.

Palestina ha sufrido en los últimos sesenta años todo tipo de escarnio por parte de Israel, potencia militar y económica, que prácticamente ha ocupado casi todo su territorio y masacrado sistemáticamente a su pueblo. En los últimos 60 años, con siete guerras (1948, 1956, 1967, 1982, 2006, 2008 y 1973 -sólo esta emprendida por los árabes-), Israel ha derrotado a los palestinos y a los países árabes limítrofes que han acudido en su ayuda y se ha implantado en la zona como fuerza militar hegemónica y salvaguarda de los intereses geoestratégicos de EEUU en la zona.

Desde 1947 hasta 2011 han sido muchas las Resoluciones de condena de la ONU a Israel por las agresiones genocidas al pueblo palestino (en los últimos 10 años -según Remember These Children-, han asesinado a 1500 niños), por las guerras expansionistas, la anexión de territorios, la invasión de países limítrofes, los asentamientos ilegales o el ataque a la Flotilla de la libertad. Todas estas condenas no han supuesto un cambio de la estrategia bélica israelí de arrasar toda oposición o agresión a su país, pero claro cuenta siempre con el apoyo y veto de EEUU en las NNUU. Cuando justifican su continua violencia criminal contra el pueblo palestino por los ataques que sufren de las milicias de Hamás (cohetes lanzados o atentados) olvidan que este pueblo, masacrado, tiene por lo menos el derecho a defenderse dentro de las escasas posibilidades armamentísticas que tiene y que la defensa, contra estas brutales agresiones del país con el armamento más sofisticado del mundo, está amparadas por la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos (Preámbulo: –«todos los pueblos del mundo tienen el mismo derecho a la libertad, el derecho de liberarse de toda traba extranjera, … si están sojuzgados, de luchar por su liberación « y los artículos 5, 11, 24, 27, 29 y 30).

Palestina ha solicitado de nuevo ante la ONU ser reconocido como Estado de pleno derecho. A esta petición que ha hecho el pasado 23 de Septiembre el Presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, le avalan la Carta de Naciones Unidas de 1945 (Cap. 1- Ap. 2), los Pactos Internacionales de Derechos Humanos de 1966 y el derecho internacional de un pueblo a su soberanía, proclamado en la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos de NNUU (4 de Julio de 1976). Con un discurso moderado exigiendo el derecho de su pueblo ser un estado soberano, a vivir en democracia sin injerencias externas, respetando las fronteras de 1967 y reivindicando la retirada de los colonos judíos de sus tierras (más 500.000).

La propuesta que el Consejo de Seguridad estudiará esta semana permitirá discutir esta posibilidad y exigirá el posicionamiento de muchos países. Pero, ha sido plantear Abás esta petición y han comenzado las presiones tanto de EEUU como de Israel para que la retire. Un grupo de 70 congresistas americanos ha enviado una carta a 31 países (entre ellos a España) para que voten en contra de tal petición, argumentando que supone una «inminente amenaza para la paz en Oriente Medio». ¡Qué cinismo hay que tener para defender las posturas sionistas que lejos de promover la paz implantan el terror y la aniquilación sistemática del pueblo palestino!

Sin embargo, la palma sobre la postura más obscena e inmoral de esta complicada situación se la lleva Barack Hussein Obama. Antes de ser elegido, en Marzo de 2007, dio un discurso ante American Israel Public Affairs Comité (AIPAC) -Lobby proisraelí de EEUU-, en Chicago en el que dijo: «Nunca debo tratar de dictar lo que es mejor para los israelíes y sus intereses de seguridad. El primer ministro israelí nunca debe sentirse arrastrado o bloqueado desde la mesa de negociaciones por los Estados Unidos «. Su discurso proisraelí y esta declaración de intenciones lo acercarían a la Casa Blanca. Los israelíes ya estaban convencidos que podían contar con él para rechazar cualquier resolución de la ONU en su contra. De nuevo al año siguiente también en la conferencia anual de AIPAC el candidato Obama declaró su compromiso irrenunciable a la unidad de la ciudad de Jerusalén (uno de los muchos conflictos que enfrentan a israelíes y palestinos).

En la Conferencia del El Cairo (Junio de 2009), el Presidente Obama pronunció un discurso resaltando los derechos del pueblo palestino: «No es posible negar que el pueblo palestino sufre desde hace más de 60 años el dolor del desarraigo y sufre las humillaciones diarias de la ocupación»… «La situación de los palestinos es intolerable»…» Nunca daremos la espalda a su derecho legítimo a vivir con dignidad y un estado propio». Resaltó la «ilegalidad» de los asentamientos establecidos en Cisjordania, criticó la «crisis humanitaria» de Gaza, exigió una mejora en las condiciones de vida general de los palestinos y abogó por la solución de dos estados: uno israelí y otro árabe-palestino. Las duras críticas no se hicieron esperar y los más radicales del espectro israelí lanzaron una campaña de vituperios contra Obama.

Toda esta defensa de la causa palestina ha sido un espejismo. En el momento de la verdad, cuando debe desvelar sus verdaderas intenciones después de la presentación formal ante el Consejo de Seguridad de la ONU de la iniciativa de Abás para que Palestina sea reconocida como estado soberano, se ha visto su verdadero rostro. El lobby judeo-sionista americano le marcó la hoja de ruta y, posiblemente, le redactó el discurso que pronunció el pasado 23 de Septiembre ante la 66 Asamblea de la ONU. El título de la información recogida en Público lo dice todo «Discurso sionista de Obama». Se olvida de los 132 asentamientos ilegales en Cisjordania, del sufrimiento del pueblo palestino, no hace ninguna referencia a las fronteras de 1967 y afirma que la única solución para la creación de un estado palestino pasa por las negociaciones directas con Israel. Nada ha tenido que hacer el Gobierno israelí para cambiar la postura del presidente Obama. De eso ya se ha encargado el sionismo norteamericano. Mientras que el primer ministro israelí, Netanyahu, estaba exultante y satisfecho, los palestinos tachan con razón a Obama de «traidor» e «hipócrita». Y tienen verdaderas razones para estar preocupados.

La presión sobre los países del área de influencia del imperio está dando y dará sus frutos.

Nuestra Ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, después de reconocer públicamente el derecho que asiste al pueblo palestino, hipócrita ella, planteó en su discurso ante la Asamblea General (1-10-11), de acuerdo con el PP, la necesidad de integrar a Palestina como «Estado observador» para facilitar el proceso de paz en Oriente Próximo. Señaló que «La comunidad internacional reconoce que la solución al conflicto entre israelíes y palestinos pasa por la existencia de dos Estados, el israelí y el palestino, que convivan en paz y seguridad». Esta postura proisraelí de los dos partidos, posiblemente, sea la que tomen muchos países occidentales siguiendo la voz de su «amo».

Ya se sabe el resultado de la votación. Aunque la mayoría de los países en el Consejo de Seguridad de la ONU acepten la propuesta palestina, se sabe que el veto de los norteamericanos invalida toda la votación y la petición será rechazada.

Mientras, Israel alargará indefinidamente el acuerdo y seguirá actuando contra los palestinos con total impunidad, sabiendo que sus atropellos al derecho internacional (genocidio de un pueblo, ocupación de su territorio, asentamientos ilegales, emigraciones masivas, ataques a las ayudas internacionales…) serán silenciados, exculpados o defendidos por los medios de comunicación, los países occidentales y en los organismos internacionales. EEUU siempre será el gran artífice de la estrategia de justificación de tanta crueldad e injusticia con la connivencia de la UE y el silencio cómplice de otros países sumisos.

Juan García Ballesteros formas parte del colectivo Prometeo

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.