Una semana antes de dejar el cargo de presidenta de Panamá, Mireya Moscoso indultó a los cuatro anticastristas que cumplían una condena carcelaria por haber participado en un complot para asesinar al presidente cubano, Fidel Castro, en noviembre de 2000. Pero fundamentalmente se trata de terroristas, entre quienes está Luis Posada Carriles, acusado de haber […]
Una semana antes de dejar el cargo de presidenta de Panamá, Mireya Moscoso indultó a los cuatro anticastristas que cumplían una condena carcelaria por haber participado en un complot para asesinar al presidente cubano, Fidel Castro, en noviembre de 2000. Pero fundamentalmente se trata de terroristas, entre quienes está Luis Posada Carriles, acusado de haber hecho explotar un avión de Cubana de Aviación causando la muerte a 73 personas. Con base en esa decisión, La Habana anunció el rompimiento de relaciones diplomáticas con el país canalero a partir de ayer y por tiempo indefinido, y tachó a Moscoso de «cómplice y protectora del terrorismo».
La presidenta panameña, quien en 2001 negó la extradición solicitada por el gobierno de la isla, adujo «razones humanitarias» para beneficiar a Luis Posada Carriles, Pedro Crispín Remón, Gaspar Jiménez Escobedo y Guillermo Novo Sampoll, alegando que si eran entregados a Cuba o Venezuela podrían ser condenados a pena de muerte.
Con su apresurada y vergonzosa decisión, Moscoso pasó por encima del Poder Judicial de su país, pues estaba en marcha un proceso de apelación sobre el cual tenían que pronunciarse los tribunales superiores. También ignoró los acuerdos internacionales sobre la lucha contra el terrorismo suscritos por su país, dado que los cuatro liberados son responsables de diversos atentados que causaron la muerte a civiles. Lejos de contribuir a la vigencia de los derechos humanos en América Latina, la mandataria saliente sentó un grave precedente para la democracia en la región, al proteger a terroristas y establecer que, por razones políticas -diferencias con el gobierno cubano- y disputas diplomáticas puede darse un trato privilegiado a criminales.
Cabe preguntarse a qué obedeció el apresuramiento de Moscoso. Si bien los indultados no lograron el objetivo de asesinar a Fidel Castro en la Cumbre Iberoamericana de hace cuatro años, tienen antecedentes criminales que no pueden pasarse por alto. Posada Carriles, ex agente de la CIA, es prófugo de la justicia de Venezuela, donde era juzgado por la explosión, en pleno vuelo, de una aeronave de Cubana de Aviación, atentado perpetrado en 1976 en el que murieron 73 personas; está implicado en una serie de atentados contra la vida de Castro y ataques explosivos contra hoteles cubanos. Novo Sampoll está implicado en el asesinato del canciller chileno Orlando Letelier, perpetrado en Washington ese mismo año. Jiménez Escobedo mató en Mérida, Yucatán, a un pescador cubano y fue procesado por tráfico de explosivos y drogas. Remón Rodríguez acabó con la vida del diplomático cubano Félix García, en Nueva York, entre otros crímenes. A! hora la impunidad los protege y todo indica que también lo hace el gobierno estadunidense al recibirlos en su territorio como héroes del anticastrismo en Miami.
Pero, por fortuna, ayer mismo, en otro país latinoamericano se abrió un espacio a la justicia y se ganó un palmo de terreno a la impunidad con la decisión de la Corte Suprema de Chile de despojar al genocida Augusto Pinochet de su fuero como ex gobernante, con lo cual quedó en condiciones de ser sometido a juicio por los crímenes cometidos en el contexto de la Operación Cóndor, pacto criminal que existió en las décadas de los 70 y los 80 entre las dictaduras del Cono Sur.
Pinochet también fue liberado en Londres, en 2000, por «razones humanitarias», pero Mireya Moscoso debería recordar que al regresar a Santiago, el octagenario ex dictador se burló de todo mundo al demostrar que a pesar de la vejez gozaba de una salud que no le hubiera impedido enfrentar un proceso judicial.
Por el mismo beneficio del que gozó Pinochet, ahora hay cuatro terroristas indultados y cobijados por el gobierno estadunidense. ¿Cómo agradecerán a sus protectores este gesto?