Traducido para Rebelión por Susana Merino
Mahmud Abbas juró que iría hasta el fin. Será el 23 de setiembre en la ONU cuando presente el pedido de reconocimiento del Estado palestino.
Profesor y doctor en Ciencias Políticas, especialista en la cuestion palestina, Julien Salinge acaba de publicar «A la recherche de la Palestine, au-délà du mirage d’Oslo» (Ediciones Du Cigne). Plantea su mirada sobre el pedido de incorporación de Palestina a la ONU. Lo que según él no acontecerá.
¿Por qué va a solicitar la semana próxima su incorporación a la ONU la Autoridad Palestina?
La solicita a la ONU porque tiene la impresión de que todo lo que ha emprendido hasta el presente ha fracasado. Luego de diez años las negociaciones se hallan en un punto muerto y el intento de construir un Estado «desde abajo», que fue la orientación del gobierno de Fayad, en gran parte ha fracasado.
La idea que subyacía en esta original doctrina era esta: pese a la persistencia de la ocupación se construyen infraestructuras que de facto configuran un Estado que la comunidad internacional puede reconocer inmediatamente como tal. No es el fin de la ocupación lo que permite establecer un estado, sino el establecimiento del Estado el que pone fin a la ocupación. Pero el Estado, aunque sea de facto, tampoco existe.
Solo queda la ONU. Este fracaso ha hecho nacer en efecto un paso suplementario que consiste en dirigirse a las Naciones Unidas para lograr legitimidad a nivel internacional como Estado representado. Conscientes de la virtualidad del Estado Palestino los responsables palestinos tienen la impresión que este pedido otorgará peso a sus argumentos.
¿Frente a los israelíes?
Lo que motiva este pedido es la esperanza de estar en pie de igualdad con Israel, en negociaciones entre Estados bajo patrocinio estadounidense.
Pero los EE.UU. han anunciado ya que vetarán ese reconocimiento del Estado palesino en las Naciones Unidas ¿No es esta una iniciativa como de última chance de la Autoridad Palestina?
Efectivamente es una iniciativa de última chance para una Autoridad Palestina que apostó por la solución de dos Estados negociada bajo patrocinio estadounidense. Al solicitar este reconocimiento trata de reanimar una perspectiva que cada vez se rechaza más, especialmente por los propios palestinos, debido a la desaparición de las bases materiales del Estado con la continuidad de la colonización y la intransigencia israelí sobre temas esenciales. Es de observar asimismo una desconexión entre la dirección palestina, obsesionada por las negociaciones y la población que busca resistir la ocupación o sus efectos.
¿Es posible hablar de un fracaso de la Autoridad Palestina?
Su vocación sería desaparecer con el establecimiento del Estado. Salvo que a su llegada el Estado no se proclame y no tenga ninguna realidad material. El balance de veinte años pone en tela de juicio la legitimidad y la existencia misma de la Autoridad Palestina que «administra» algunas zonas autónomas sin haber conquistado ninguna independencia real.
Los representantes de la Autoridad Palestina han caído en importantes contradicciones desde la firma de los acuerdos de Oslo en 1993/94. Habían apostado a construir un Estado palestino en el marco de un proceso de negociaciones sobre la persistencia del Estado de Israel, esperando probar que se les podía confiar la administración definitiva del conjunto de los territorios palestinos. Pero ese proyecto ha fracasado.
La Autoridad Palestina fue atrapada en su propio juego. Al principio no pensaba llevar hasta el final la demanda ante la ONU. Yo he husmeado en algunos cables de Wikileaks que aparecieron últimamente. Allí aparecen especialmente las declaraciones de un responsable palestino, Saeb Erekat, que garantizaba a los representantes estadounidenses hace un año y medio, que no irían hasta el final y que se detendrían cuando se reandaran las negociaciones. Solo que las negociaciones no se han reanudado.
¿Corre el riesgo el Estado palestino de no ser reconocido por una gran mayoría de los Estados en las Naciones Unidas cuando se eleve el pedido el 23 de setiembre próximo?
Ciertamente. El Estado palestino será reconocido por una gran mayoría de los Estados en las Naciones Unidas. Pero no será admitido como miembro. Los EE.UU. anunciaron desde el principio que no aceptarán el pedido palestino: ellos lo vetarán. No existe ninguna razón para que eso cambie.
Pienso que la Autoridad Palestina esperaba que las acuales revueltas en la región obligarían a los EE.UU. a ser menos seguidores del Estado de Israel. Pero la apuesta era muy riesgosa. La OLP ha venido haciendo las misma apuesta durante más de treinta años, creyendo en el papel de árbitro de los EE.UU. entre Israel y Palestina. Pues bien los EE.UU. no pueden ser árbitros puesto que son el entrenador de uno de los equipos, Israel que sigue siendo su principal aliado en la región.
¿Está tratando el gobierno estadounidense de evitar votar en Nueva York?
El veto de los EE.UU. sería muy mal recibido en el mundo árabe. Una situación que instala ya el malestar en la administración estadounidense. Es cierto que están teniendo lugar en estos momentos discusiones entre los EE.UU. y los palestinos para disuadirlos de llegar hasta el final. Pero de cualquier modo Palestina no será miembro de las Naciones Unidas.
Si el Estado palestino no surge bajo la égida de las Naciones Unidas o de los EE.UU. ¿es posible que el padrinazgo pudiera ser de otro, Turquía por ejemplo?
Pero ¿qué es un Estado? Hay estados que no son miembros de las Naciones Unidas y sin embargo son estados, como Taiwan o Kosovo. Y mantienen relaciones diplomáticas, económicas, con la mayoría de los países de la «comunidad internacional»
El principal desafío de Palestina es su soberanía política y territorial. Puede ser reconocida por 191 estados, pero no será soberana: una parte de su territorio sigue estando ocupado por Israel y el hecho de ser un Estado no solucionará el problema de los refugiados ni de los palestinos discriminados por Israel.
Si la proclamación como Estado no cambia la situación, ¿pueden provocar algún impacto sobre la vida de los palestinos las revueltas árabes?
Lo que podría alterar los lineamientos son ciertamente los movimientos iniciados en el mundo árabe, que podrían conducir a al aislamiento de Israel en la escena regional. Desde que los pueblos árabes tienen la posibilidad de presionar sobre sus gobiernos, el tema palestino se vuelve a regionalizar y puede convertirse en una causa árabe. Pero eso está aún muy lejos. Sin embargo la movilización de los egipcios luego del ataque a Eilat el 18 de agosto último ha decidido ciertamente a Israel a no seguir atacando duramente a la Franja de Gaza. Los incidentes registrados en la embajada de Egipto en El Cairo son la última evidencia de que los cambios están en curso: algunos regímenes árabes no pueden amordazar las protestas.
¿Qué es lo que finalmente aportará esa votación a las Naciones Unidas?
Aportará la confirmación de lo que ya se sabe hace varios años: Israel está cada vez más aislada en la escena internacional. Es por eso que ni los EE.UU. ni Israel quieren esa votación, puesto que ella misma materializaría en un determinado momento el aislamiento del Estado hebreo en el recinto de las Naciones Unidas, esa sesión va a confirmar la evolución que está en marcha desde hace varios años pero que se ha acelerado luego de los bombardeos a Gaza en 2008/09 Pero ese voto no va a cambiar la relación de fuerzas en cuanto a la cuestión de la soberanía territorial y política de los palestinos.
rCR