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Una lección de hebreo

Paz no es Shalom y Shalom no es Sharon

Fuentes: www.gilad.co.uk

Traducido para Rebelión por Sinfo Fernández

Durante los últimos días hemos estado leyendo algunos informes halagadores sobre los más recientes movimientos políticos de Sharon, emprendidos bajo su recién nacida imagen de amante de la paz. Sharon, un notorio criminal de guerra, un hombre que ha logrado demostrar una y otra vez que carece absolutamente de cualquier sentido de consideración ética o prevención moral, se las ha arreglado ahora para convencer a los medios de comunicación occidentales de que él es la ‘voz responsable’ de Israel. Es sumamente importante mencionar que la noción israelí de paz es bastante diferente de cualquier idea de paz que resulte familiar para el resto de la humanidad. Cuando pensamos en la palabra hebrea para designar paz nos referimos tradicionalmente a la palabra ‘Shalom’. Pero, según parece, shalom y paz no son exactamente lo mismo. De hecho difieren mucho. Mientras que shalom se refiere a la libertad conseguida a partir de un conflicto hasta llegar a alcanzar una sensación general de seguridad, el término paz tiene un significado mucho más amplio. La paz supone un propósito auténtico. La paz es la búsqueda de la armonía entre los pueblos. La paz es ante todo reconciliación.

Es muy triste admitir que esa comprensión amplia de la noción de paz en términos de armonía y reconciliación está totalmente ausente de la mentalidad israelí. Para los israelíes, shalom significa aplicar una estrategia que garantice al pueblo judío refugio nacional y personal. Para los israelíes, shalom significa vivir en paz, ni más ni menos que eso. A los israelíes les trae sin cuidado la forma en que se consiga o se mantenga shalom. El hecho de que millones de palestinos estén sometidos a un terrorismo de estado a través de uno de los más graves crímenes de guerra cometidos por sus fuerzas armadas tampoco les concierne. Resumiendo, más que armonía y reconciliación, shalom es una serie de maniobras políticas y militares para silenciar a los enemigos del pueblo judío.

Esta filosofía ‘shalom’ está muy arraigada en el núcleo de la tendencia sionista de izquierdas. Es esta percepción la que lleva a la izquierda israelí a creer que ‘dos estados para dos pueblos’ es una opción viable. La solución de los dos estados promete de forma clara shalom: brinda seguridad personal así como refugio al pueblo judío. Hace un año, en los días anteriores al desenganche unilateral de Gaza, Sharon declaraba: «nosotros (los israelíes) queremos shalom pero queremos definir en qué términos y condiciones». La idea de Sharon no se diferencia mucho de la agenda de Shalom Ahora (‘Shalom Ahora’ es un movimiento de búsqueda de Shalom de la izquierda israelí que ha sido traducido equivocadamente por «Paz Ahora»). La comprensión de Sharon del término shalom no es diferente de la filosofía de Peres y, de forma categórica, no está lejos de la percepción de Gush Shalom de Uri Avnery. Los buscadores de shalom israelí siempre quieren ‘definir los términos y las condiciones’. Es verdad que los ‘términos y condiciones’ de Avnery, Peres y Sharon varían, por supuesto que sí, pero todos ellos creen en las divisiones entre pueblos. Todos creen en dos estados para dos pueblos. Pueden diferir acerca de fronteras pero todos ellos aspiran a resolver la cuestión judía en términos tanto personales como nacionales. A todo el movimiento shalom le preocupan los distintos métodos de separación entre judíos y gentiles. Este es el significado real de shalom israelí. Por desgracia, al ser la separación el objetivo central del sionismo, esa extraña y egocéntrica visión política del mundo se mantiene en el centro del pensamiento de la izquierda israelí. Esta es la lógica que encontramos tras el rechazo colectivo del movimiento israelí shalom a la causa palestina, i.e. «el derecho al retorno». Uno puede preguntarse cómo es posible que la izquierda israelí ignore la causa de sus enemigos, el pueblo con el que intenta llegar a shalom. ¿Cómo pueden los israelíes algún día establecer relaciones de armonía con sus vecinos? La respuesta en sencilla: la izquierda israelí no está interesada ni en la reconciliación ni en la armonía. Están interesados en llegar a shalom y shalom no significa paz.

Hace seis meses Bush llamó a Sharon ‘un hombre de paz’. Aparentemente, Bush no estaba equivocado en eso, tan sólo se había perdido en la traducción. Sharon no es un hombre de paz, es un hombre de shalom. Al ser un judío nacionalista militante así como un experto en tácticas, Sharon se las arregló para comprender la paradoja mayor del pensamiento político sionista. Dentro del discurso sionista, es la izquierda la que está empujando hacia un estado racista y nacionalista de núcleo duro. Los halcones, por otra parte, presionan hacia una realidad multinacional de ‘un estado’. Por extraño que les pueda parecer a algunos, son los colonos judíos quienes están empeñados en la creación de una realidad social indivisible de un estado, aunque sea con una amplia mayoría palestina. Son los colonos quienes están derribando el estado nacional judío. Sharom, que es él mismo un mentor histórico del movimiento colono, se las ha arreglado para diagnosticar esa gran grieta dentro de la filosofía del colono. El viejo se da cuenta ahora de que el mantenimiento del estado judío y su salvación de una catástrofe demográfica depende totalmente del desenganche inmediato de la población palestina. Sharon y todos los partidarios de shalom quieren un estado judío sólido con una clara mayoría judía. Está comprensión maduró recientemente en la desconexión de Gaza, podría significar asimismo una retirada de Cisjordania en un futuro próximo. Sharon se ha unido por tanto al movimiento shalom israelí, pero esto no significa que se haya convertido en un amante de la paz. Como parece, el significado real de la palabra paz no tiene traducción en el hebreo moderno. El significado de paz no se traduce a la realidad israelí.

Además, no sólo la palabra paz no significa shalom, el sincero propósito israelí de conseguir garantías shalom no implica más que la continuación de la guerra. Si el resultado de shalom es ciertamente dividir la tierra entre dos pueblos, eso no puede traer nunca armonía y reconciliación a la región. Las razones son obvias. Shalom no puede aplicarse por igual a las causas palestina y sionista: fracasa al no acoger el derecho, moralmente conectado con la tierra, al retorno palestino. Pero fracasa también al recoger la terrible demanda nacionalista judía de ocupar toda la tierra del Gran Israel a expensas de la población indígena palestina. Shalom implica por tanto la continuación de la guerra. Sharon es realmente un buscador de shalom. Esta es probablemente la razón de que Blair y Bush estén tan contentos de él. Con Sharon en el poder, y parece que Sharon seguirá en el poder, shalom será lo que prevalezca. Un shalom unilateral que se impondrá a los palestinos. Un shalom que permitiría el bombardeo despiadado sin fin sobre los palestinos que insistan en volver a su patria. Lo que habrá detrás de Tierra Santa es un despiadado shalom que matará a cualquiera que decida vivir en paz.

Texto original en inglés:

www.gilad.co.uk/html%20files/hebrewlesson.html