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Pierre Piccinin habla del horror de las prisiones sirias

Fuentes: La Libre

Traducido para Rebelión por Susana Merino.

«Me dije que habiéndome dejado ver todo aquello, nunca me dejarían salir».

Liberado por la mañana en Damasco, el belga Pierre Piccinin llegó ayer por la tarde al aeropuerto de Bruselas, horrorizado por todo lo que había visto en las dos prisiones de los servicios de seguridad sirios en Homs y en Damasco, en las que estuvo detenido seis días antes de su expulsión el miércoles pasado. Los servicios sirios creían que pertenecía a los servicios secretos franceses y que se encontraba en el país para espiar. Solo fue liberado tras la decisiva intervención de la diplomacia belga.

Profesor de la escuela europea de Bruselas de Uccle, vió personas golpeadas hasta morir y torturadas con picanas eléctricas por los servicios secretos sirios en Homs, dijo: «había una cantidad de personas tendidas en el pasillo. Al principio cerraban la puerta pero después no me volvieron a prestar atención. Pensé que habiendo visto todo aquello, nunca me dejarían salir. Pensé que todo había terminado para mí».

Pierre Piccinin prosigue: «Este centro de Homs es una cadena. Todo el tiempo llevan cuerpos, los atan en el corredor y luego les aplican la picana hasta la muerte. La gente ya estaba muerta en el corredor. Es una tortura en cadena». Su voz tiembla.

El recuperado belga llegó el 15 de mayo a Siria procedente del Líbano a través de un puesto fronterizo secundario en el que dijo que había obtenido un visado. De allí se dirigió a Damasco, donde alquiló un automóvil, para seguir inmediatamente a Homs y luego a la localidad de Talbisseh, una ciudad controlada por los rebeldes. «Allí me encontré con el ejército de liberación mucho mejor organizado de lo que yo creía» nos dice. «Con PC de los puestos de comando, oficiales rapados con banderas con tres estrellas». El 17 de mayo se dirigió a Tall Kalakh, una localidad fronteriza con el Líbano. Allí fue detenido.

«Quise entrar en la ciudad legalmente» prosigue. «Pregunté en un puesto de control si podía entrar. Me hicieron esperar dos horas. Pero en un determinado momento llegaron vehículos de los servicios de seguridad. Me dijeron que solo podría entrar en la ciudad en su vehículo. Cuando me introdujeron en el vehículo me pusieron unas esposas y me llevaron a un edificio de Tall Kalakh».

Vio que los detenidos salían muertos de los interrogatorios

Comenzó entonces un lento descenso a los infiernos. Le quitaron todos sus efectos personales incluido el teléfono. A continuación dos horas de espera en un galpón con techo de chapa y un terrible calor. Luego lo transfirieron a Homs, donde lo alojaron en una prisión en la que veía a los detenidos regresar muertos de los interrogatorios. Los policías lo interrogaron sobre lo que habían descubierto en su puerto USB: fotos de los rebeldes de Talbisseh. En el escritorio «había agujas, pedazos de uñas, sangre». Hubo un primer interrogatorio educado, en inglés, pero esa noche la pasó fumando.

El 18 de mayo, según su testimonio, lo trasladaron a Damasco, a la sede de la Seguridad en el barrio de Qazzaz, allí donde un coche bomba causó 55 muertos el 10 de mayo. «Las celdas estaban colmadas, la gente gritaba toda la noche», dice. «No se puede decir nada. Todo acontece ante vuestros ojos. Me la pasé fumando, no hay nada más que agregar». El 19 de mayo lo llevaron a la cárcel de Bab al-Musalla y gracias a la «formidable» solidaridad de los demás detenidos «que juntaron un poco de dinero y pudieron sobornar a un guardia» pudo acceder a un GSM (N.de T.: Grupo Especial para Comunicaciones Móviles).

Llamó a un amigo que alertó a las autoridades belgas. Un diplomático belga, Arnt Kennis, vino desde Amman (Jordania) para negociar su liberación. El día 22 de mayo por la noche lo trasladaron a una celda del aeropuerto de Damasco.

Para Pierre Piccinin era su tercer viaje a Siria. Profesor de historia, apasionado de la primavera árabe, había realizado ya varios viajes a la región, especialmente a Egipto y Libia, un poco la imagen de los intelectuales que buscan el gran sacudón sumergiéndose en las conmociones de la actualidad.

Personalidad controvertida por sus posiciones, especialmente contra Israel, juzgado poco creíble por muchos especialistas universitarios sirios, había pedido en los primeros tiempos, luego de haber realizado un viaje a Siria en julio de 2011, un mínimo de comprensión para el gobierno de Damasco. Un segundo viaje, a principios de año, por invitación del gobierno sirio, lo llevó a descubrir a los rebeldes de Homs.

Este último viaje lo vacunó definitivamente contra el régimen de Damasco. Para él el régimen de Barchar el Assad se aferra desesperadamente al poder y quiere aplastar la rebelión. Los observadores de la ONU son impotentes. «En la actual situación, nada cambiará en Siria con su régimen de terror si no se interviene» dice actualmente.

Fuente: http://www.lalibre.be/actu/international/article/739660/pierre-piccinin-raconte-l-horreur-des-prisons-syriennes.html 

rCR