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Pinochet en Palestina

Fuentes: Al-Ahram Weekly/The Electronic Intifada

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Pinochet in Palestine

Antes de que el gobierno de Estados Unidos subcontratara al ejército chileno parar derrocar en 1973 al democráticamente elegido gobierno de Salvador Allende, llevó a cabo varias misiones importantes en Chile como preparación del golpe del 11 de septiembre. Éstas incluían importantes huelgas (especialmente por parte de los propietarios de camiones) que paralizaron la economía, manifestaciones masivas que incluían a amas de casa de clase media y niños con ollas y cacerolas pidiendo comida, la purga en el ejército chileno de aquellos oficiales que se podrían oponer a la suspensión de la democracia e introducción de un gobierno fascista apoyado por Estados Unidos, y una importante campaña mediática contra el régimen en la que la CIA infiltró noticias en El Mercurio y otros periódicos. Esto ocurrió en un contexto en el que también el Partido Comunista y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) criticaron y, a veces, atacaron al gobierno de Allende por cambiar sus posturas de izquierda.

Al examinar la actual situación palestina es importante tener en mente el ejemplo chileno ya que éste funciona como un especie de video de adiestramiento para golpes de Estado antidemocráticos planeados por Estados Unidos en cualquier parte del mundo. Estados Unidos e Israel no solo están respaldando financieramente la abierta preparación de un golpe orquestado por los más altos dirigentes de Fatah (y, en el caso de Israel, permitiendo la transferencia de armas a la Guardia Pretoriana del presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas), si no que están haciendo lo mismo los servicios de inteligencia de varios países árabes que tienen buenas relaciones con Estados Unidos e Israel y que más recientemente se han establecido abiertamente en Ramala, haciendo que sea más abierta y descarada su participación en el gobierno de los territorios palestinos, que viene ya de antiguo y es importante, aunque se subestime. Es más, la «delegación» de inteligencia de uno de estos países árabes ha alquilado un edificio de varias plantas en Ramala para dirigir desde él sus operaciones.

Israel ha contribuido todo el tiempo a ello secuestrando y arrestando a los miembros de Fatah que se resistían a las políticas colaboracionistas de los gobernantes. Por lo que se refiere a los propios dirigentes, Israel ha purgado periódicamente a los miembros de Fatah que se oponían a estas políticas y ha marginado a aquellos de la Diáspora que siguen resistiéndose a ellas. Los dirigentes golpistas de Fatah/AP son Abbas y el triunvirato gobernante de Mohamed Dahlan, Yasser Abd Rabbo y Nabil Amr. Los perfiles de los tres los hacen muy adecuados para las tareas que tienen por delante. Dahlan es universalmente conocido como el principal militar corrompido por Estados Unidos e Israel sobre el terreno. Abd Rabbo (alias Yasser Abd Yasser, literalmente «Yasser fiel de Yasser» debido a su sumisión ciega a Arafat) es el arquitecto de los acuerdos de Ginebra, que reconocen como legítimo el derecho de Israel a ser un Estado racista y rechazan como ilegítimo el derecho de los palestinos al retorno. Hace poco apoyó la postura israelí durante la visita del ministro de Asuntos Exteriores de Qatar y su personal a los territorios ocupados. Amr es el ex-ministro de Información de la AP y ex-miembro visitante del think tank del lobby israelí Instituto Washington para la Política de Cercano Oriente. También es quien escribe los discursos de Abbas y Dahlan.

Abbas y estos tres no sólo se han encargado de impulsar huelgas masivas por medio de los matones de seguridad de Fatah que ellos han armado para patrullar los territorios en nombre de Israel, y huelgas de la burocracia que compone el personal de los ministerios de la AP, sino que también han coaccionado por medio de la fuerza de las armas a muchos palestinos, incluyendo profesores y maestros, para que apoyaran una huelga contra Hamas cuando la mayoría de ellos habían votado a Hamas y se negaban a hacer huelga. Los palestinos, que durante décadas han luchado para mantener abiertos los colegios y universidades en contra de los draconianos cierres y suspensiones de la educación palestina por parte de los israelíes, se ven ahora obligados por Fatah y sus matones armados a detener su proceso educativo con huelgas contra Hamas, matones que amenazan con disparar si se niegan a seguir las directrices golpistas de Fatah.

Además, Abbas y el triunvirato de Fatah/AP han organizado en Ramala manifestaciones de palestinos de clase media, incluyendo a amas de casa que en una escena prestada del Santiago de 1973 sacaron sus ollas y cacerolas en manifestaciones contra Hamas. La prensa controlada por Fatah, especialmente Al-Ayyam, está fomentando una campaña de propaganda contra Hamas como preparación del golpe y así está desempeñando el mismo papel que tuvo El Mercurio en Chile. Al-Ayyam recibe la ayuda de la inteligentsia laica palestina anti-Hamas, la mayoría de cuyos miembros están en la nómina de quienes financiaron el proceso de Oslo y de sus ONGs. Estos antiguos izquierdistas palestinos, como sus homólogos en Líbano, son más conocidos hoy como la izquierda de la derecha ya que adoptan posturas de derecha mientras insisten en que todavía son de izquierdas basándose en posturas que habían adoptado en los ochenta o antes.

El plan es que los gobernantes de Fatah/AP hagan todo lo posible para empezar la guerra en la que Fatah, con la ayuda de los servicios de inteligencia de países árabes amigos y con la asistencia de Israel y Estados Unidos, aplastará a Hamas y se hará con el poder. Es más, el primer asalto tuvo lugar cuando el gobierno israelí secuestró a una tercera parte del gobierno de Hamas, tanto a ministros como a parlamentarios, y los llevó a cárceles israelíes. Esto no fue suficiente para hacer caer a Hamas, y no por la falta de ayuda que Fatah proporcionó a los ocupantes. Aparte de la quema inicial del edificio del Consejo Legislativo, los matones de Fatah quemaron también el despacho del primer ministro, dispararon contra su coche, quemaron despachos en varios ministerios en varias ocasione, hostigaron y amenazaron a los ministros y parlamentarios de Hamas a los que Israel no pudo secuestrar y detener, se negaron a permitir que funcionaran los ministerios del gobierno, etc, etc. Sin embargo, Hamas se mantiene sabiamente firme en su postura de que sólo responderá por la fuerza cuando Fatah emprenda una guerra total para provocar el planeado golpe de Estado, pero no antes.

El planeado golpe de Fatah no se basa sólo en la popularidad de Hamas y su victoria lectoral sino también en la cada vez mayor habilidad de Hamas para defenderse de las fuerzas de Fatah. Si bajo el mando de Arafat Estados Unidos e Israel armaron a los matones de Fatah para aplastar la primera Intifada y todo lo que quedaba de resistencia contra la ocupación desde 1994, hoy Hamas está casi tan bien armada como las fuerzas de Fatah y puede defender los derechos de los palestinos a resistir a la ocupación israelí y a los bien armados colaboracionistas palestinos que ayudan a que ésta se cumpla. Aquí es donde la situación difiere considerablemente de la de los noventa. Según el periódico israelí Haaretz, para compensar este nuevo equilibrio de fuerzas, el gobierno de Estados Unidos ha estado adiestrando a la Guardia Pretoriana de Abbas en Jericó durante más de un mes con instructores estadounidenses, británicos, egipcios y jordanos, y les está suministrando armas para prepararse para enfrentarse a Hamas. A cambio el gobierno israelí ha aprobado recientemente la transferencia de miles de rifles desde Egipto a Jordania para los soldados de Abbas. Los israelíes también han aprobado una petición de Estados Unidos de que Israel permita a la Brigada Badr -parte de el Ejército de Liberación de Palestina actualmente estacionado en Jordania- desplegarse en Gaza. Estos pasos han sido concebidos por el general Keith Dayton, el coordinador de seguridad estadounidense en los territorios ocupados, que quiere que la Brigada Badr funcione como la «fuerza de reacción rápida en Gaza» de Abbas. Como un posible paso para incrementar su papel militar y de seguridad en los territorios ocupados, el gobierno jordano estableció recientemente un comité legal para examinar las disposiciones de la decisión jordana de una «desconexión» de Cisjordania anunciada en julio de 1988, lo que sugiere de manera efectiva la posibilidad de revocar parte o todas estas disposiciones. Más recientemente, los israelíes han intensificado sus bombardeos y asesinatos en Gaza, el último en Beit Hanoun, donde en unos pocos días han matado a más de 50 palestinos.

Por el momento, Mahmoud Abbas y su triunvirato gobernante son reticentes a empezar una guerra a abierta por temor a una reacción violenta por parte de los palestinos. Prefieren suprimir a Hamas imponiendo un gobierno de «unidad nacional» que vaya debilitando a Hamas gradual y pacíficamente. Sin embargo, Abbas y su triunvirato están perdiendo rápidamente la paciencia. Es más, en un encuentro organizado a toda prisa del Comité Central de Fatah basado en la Diáspora, programado para reunirse en Amman hace tres semanas para ratificar los planes de golpe de Estado, miembros del Comité se opusieron al plan de Abbas de un golpe apoyado por Estados Unidos e Israel, lo que obligó a Abbas a cancelar completamente el encuentro alegando falsamente la falta de quórum. Esto muestra la desesperación de Abbas al maquinar el golpe sin la preparación adecuada. Es más, corre el rumor en los territorios ocupados de que los recuentes ataques a iglesias cristianas fueron obra de matones secretos. El objetivo de quienes los enviaron era que los cristianos palestinos y todo el mundo pensaran que eran actos de Hamas en respuesta a las racistas palabras del Papa contra el Islam. Hamas condenó debidamente los ataques. Pocas personas en los territorios ocupados creen que Hamas estuviera detrás de ellos y la mayoría sabe que fueron obra de agentes secretos.

El plan de Fatah: donde Israel y sus aliados libaneses fracasaron en aplastar a Hizbullah en la Sexta guerra, Fatah y sus aliados israelíes tendrán éxito en aplastar a Hamas, incluso si la actual guerra israelí contra Hamas y el pueblo palestino se convierte en una Séptima guerra total. El aluvión de visitas de Condoleezza Rice a la zona en las últimas semanas sería con la esperanza de poner el toque final al plan. Los que maquinan el plan piensan que si se pudiera provocar a Hamas, como a Hizbullah, para que tuviera una respuesta militar, entonces se desataría la cólera de Fatah e Israel (apoyados por Estados Unidos, Jordania, Egipto y Arabia Saudi) para acabar con Hamas. Los dirigentes de Fatah y sus matones están afilando los cuchillos para el enfrentamiento. Hamas ha permanecido tranquilo a pesar de las presiones,.

Mientras tanto, la ciudad de Ramala (excluyendo los pueblos de los alrededores) sigue siendo lo que muchos llaman ahora la Zona Verde Palestina, que, además de proteger al personal de los servicios de inteligencia de Israel y de sus países árabes amigos, protege a aquellos palestinos pagados y protegidos por el proceso de Oslo, ya sea la burocracia de Oslo, sus técnicos, sus intelectuales pagados o las clases media y de los negocios acostumbrados al reciente consumismo de marca que puede ofrecer la Zona Verde. Esta vida opulenta contrasta con la vida del resto de los palestinos de fuera de Ramala que viven en la miseria, el hambre y bajo los bombardeos de los israelíes y los salvajes ataques de los colonos judíos, por no mencionar el hostigamiento de los matones de Fatah. En la propia Ramala, los matones de gatillo fácil disparan al azar durante sus manifestaciones y hieren, y a veces matan, «por error» a quienes pasan por ahí. Hasta los pocos intelectuales laicos que se dignan a oponerse a Fatah dentro de Ramala son hostigados de diferentes maneras. Algunos sufren misteriosos robos que se repiten cada vez que hacen alguna declaración contra Fatah. La preservación de Ramala como Zona Verde es primordial para el triunvirato de Fatah/AP, temerosos de que las reformas introducidas por Hamas despojen a la elite de los beneficios de la corrupción y de la dolce vita que los gobernantes de Fatah se ha asegurado para sí mismos.

Mientras tanto, Abbas y su triunvirato continuarán amenazando a Hamas de la misma manera que Israel amenazó a la OLP y a otros países árabes. En las interminables negociaciones que Hamas mantuvo con Fatah para evitar un enfrentamiento, cada vez que Hamas iba a aceptar una demanda de Fatah, Fatah subía la apuesta inicial e insistía en otra concesión o reclamaba que sus demandas iniciales incluyeran siempre los nuevos términos añadidos, aunque no lo estuvieran. Además, Fatah siempre interpretaría públicamente las concesiones de Hamas como unas que incluían aspectos con los que Hamas no estaba de acuerdo en absoluto. Si esto recuerda a la estrategia negociadora post-Oslo que los israelíes utilizaron con éxito con Arafat, es porque es la misma estrategia. Abbas ha llegado incluso a abandonar las negociaciones y negarse a hablar con los dirigentes de Hamas, exactamente igual que los israelíes hicieron con frecuencia con la AP. Además, si muchas veces los israelíes llevaron a cabo ataques secretos contra intereses occidentales para implicar a los países árabes (el ejemplo más claro de ello fue el infausto asunto Lavon a mediados de los cincuenta que tuvo por objetivo Egipto), agentes secretos han cometido operaciones similares para implicar a Hamas, como ilustra el reciente ejemplo de los ataques a las iglesias. Puede que se hayan planificado otras muchas operaciones como ésta.

Fuera cual fuera la hoja de parra que todavía cubría la colaboración total y sumisión ciega de los dirigentes de Fatah a los intereses israelíes, ha caído ahora. A consecuencia de ello queda poco que pueda contener las acciones de Fatah. En las próximas semanas se decidirá hasta qué punto los dirigentes de Fatah se desviven por luchar para salvar sus pieles y sus fortunas, y cuánta paciencia puede reunir Hamas frente a tanta matonería. Mientras tanto, lo que se ha ido revelando en los territorios palestinos no es ni más ni menos que el guión chileno.

Pinochet está en Palestina. Sin embargo, su éxito sigue estando lejos de ser verdad.

Joseph Massad es profesor asociado de política árabe moderna e historia intelectual en la Universidad de Columbia. Es el autor de The Persistence of the Palestinian Question: Essays on Zionism and the Palestinians (Routledge, 2006). Este artículo fue publicado en Al-Ahram Weekly