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¿Poco razonablemente razonable Olmert?

Fuentes: PalestineChronicle

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Desde que el embajador palestino Afif Safieh llegara a Washington hace varios meses ha utilizado con frecuencia la expresión «nosotros los palestinos hemos sido poco razonablemente razonables» en la propuesta de recuperar su tierra para lograr la paz. Cuando el primer ministro Ehud Olmert compareció ante la sesión mixta del Congreso [estadounidense] ¿fue poco razonablemente razonable al sugerir que la negociaciones podrían avanzar porque estaba deseando renunciar a algo de su sueño de poseer toda la Tierra Santa? Bueno, quizá.

El discurso de Olmert de ayer suponía la sexta vez en los últimos tres años que a un jefe de gobierno israelí se le concedía el honor de comparecer ante una sesión mixta del Congreso. Demostró ser el niño mimado de los más de 500 congresistas asistentes, los cuales le ovacionaron con frecuencia puestos en pie durante el discurso de una hora cuidadosamente elaborado.

Llegado en un momento en que Oriente Medio pare sumirse en otro ciclo de confrontación con Estados Unidos y más violencia, el primer ministro israelí hizo todo lo posible por identificarse con la clase dirigente estadounidense. Citó a Lincoln y el Antiguo Testamento, y indicó a Estados Unidos una nueva manera de gastarse enormes cantidades de dinero para promover la expansión de Israel.

El punto principal de su discurso fue que está dispuesto a negociar, pero solo con Mahmud Abbas, al que llamó el «Presidente de la Autoridad Palestina», no jefe de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). A continuación siguió afirmando que la AP tendrá que cumplir los tres mantras de la política estadounidense respecto al nuevo gobierno palestino dirigido por Hamas: renunciar a la violencia, aceptar acuerdo previos y reconocer Israel. Estos puntos ya parecen viejos y andrajosos restos de una política anterior, previa a la OLP de Arafat.

Pero a pesar de estos defectos hay mucho en este discurso que merece ser estudiado concienzudamente. La primera parte del discurso estuvo dedicada a relacionar el problema del terrorismo israelí con el problema [del terrorismo] estadounidense, sin mencionar el hecho de que Israel ha fracasado ostentosamente en luchar contra el terrorismo con la fuerza militar y que la ocupación de Palestina sigue siendo una de las principales razones de la radicalización de Oriente Medio.

La segunda parte del discurso estuvo dedicada a presentar una nueva visión para la paz basada en el «Hoja de ruta» y en posibles negociaciones con «una Autoridad Palestina» dirigida aún por Mahmud Abbas. Sonaba extraordinariamente razonable cuando afirmó «tenemos que renunciar a parte de nuestro sueño para dejar sitio para el sueño de otros de manera que todos podamos disfrutar de un futuro mejor». Pero dejó muy claro que si no se cumplían todas la condiciones para llevar a cabo las negociaciones, Israel llevaría a cabo por su cuenta su «reestructuración».

El discurso estuvo marcado por varios puntos específicos sobre lo que en la práctica significaría esta «reestructuración». Declaró que Jerusalén debería ser la capital indivisible de Israel, pero abierta a todas las religiones. No hizo referencia a los 300.000 palestinos que se encuentran atrapados en el lado israelí del Muro, la mayoría de ellos en Jerusalén este.

La audiencia quedó particularmente impresionada por la afirmación de que «aunque nuestro gobierno ha cambiado, el objetivo de Israel sigue siendo el mismo. Como afirmó muy claramente el primer ministro Sharon: `Los palestinos siempre serán nuestros vecinos. Son una parte inseparable de esta tierra, como nosotros lo somos. Israel no desea gobernarlos, ni oprimirlos. Ellos también tienen derecho a la libertad y a las aspiraciones nacionales´». Pero esto ya lo había dicho antes un primer ministro israelí, Yitzakh Rabin.

Olmert se refirió varias veces al proceso político estadounidense expresando su apoyo a las iniciativas del Congreso favorables a su visión de Israel, incluyendo la Ley Palestina Anti-terrorismo, que la Asamblea había aprobado el día anterior y que todavía tiene que ser aprobada por el Senado. La falta de especificación acerca de lo que Israel desea hacer más allá de facilitar ayuda humanitaria al pueblo palestino deja un gran signo de interrogación acerca de lo que sucederá a continuación.

La secretaria de Estado Rice tiene programada una visita a la región en junio y Olmert dejó claro que cualquier futuro avance en el proceso de paz requerirá el esfuerzo por parte de Estados Unidos. Es difícil predecir qué podrá hacer Rice, excepto proporcionar una «tirita» humanitaria al pueblo palestino permitiendo a las ONG’s llevar a cabo sus programas.

La tercera parte del discurso de Olmert se centró en la amenaza que Israel percibe por parte de Irán dando la impresión de que insistía en afirmar que Estados Unidos debe actuar «ahora», y repitió varias veces la palabra. Olmert dijo que «aplaudía» la Ley de Libertad de Irán y Apoyo [a este país] de la republicana Ileana Ros-Lehtinen.

Olmert también expresó su apoyo a la Ley de Cooperación Energética EEUU-Israel, una ley cuyo borrador en parte fue hecho por el Comité Judío Estadounidense y que fue introducida en la Asamblea y el Senado el pasado mes de junio. La propuesta de ley tiene actualmente 49 apoyos en la Asamblea (H.R. 2730) y 4 en el Senado (S. 1862). Pero indicó que esta cooperación energética se podría convertir en un esfuerzo importante cuyo objetivo sería desarrollar Galilea y el [desierto del] Negev con cientos de millones, y quizá miles de millones, de dólares estadounidenses que presumiblemente irán a parar a apoyar el reasentamiento de 60.000 de los 350.000 colonos de Cisjordania.

Esta iniciativa podría proporcionar otra vía al Congreso para premiar a Israel por negociar la retirada de estos colonos judíos israelíes. No había el menor indicio de que Israel fuera a acatar la resolución 242 del Consejo de Seguridad de NNUU o la Línea Verde. La cuestión crucial es si esas concesiones llegarán como parte de un acuerdo negociado o como una realización unilateral de la visión de Israel para sí mismo, en la que a los palestinos solo se les permite aceptar los resultados. En este sentido, el primer ministro israelí fue completamente irresponsable.

-El autor es presidente del Consejo para el Interés Nacional (CNI). Es ex-consejero de la embajada en Arabia Saudí y ha estado destinado en Jerusalén y en otros puestos en Oriente Medio. Desde 1993 ha estado siguiendo el proceso de paz desde Washington y sobre el terreno. Asistió a las conversaciones de Camp David como periodista y a las de Wye River entre Israel, los dirigentes palestinos y el presidente Clinton. Es un experto en los dirigentes y la política de Israel, Palestina, Jordania, Líbano y Egipto, donde es bien conocido como periodista y dirigente del CNI.