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PODEMOS: el voto del miedo

Fuentes: Rebelión

Yo voy a votar PODEMOS porque estoy acojonado. Me da mucho miedo que no gane PODEMOS las elecciones con una amplia mayoría. Si entre el PP, el PSOE, UPyD-Ciudadanos, Convergència i Unió, el PNV, Coalición Canaria, UPN… es decir, si entre todas las fuerzas políticas de la caspa consiguen suficientes diputados para pactar una gran […]

Yo voy a votar PODEMOS porque estoy acojonado. Me da mucho miedo que no gane PODEMOS las elecciones con una amplia mayoría. Si entre el PP, el PSOE, UPyD-Ciudadanos, Convergència i Unió, el PNV, Coalición Canaria, UPN… es decir, si entre todas las fuerzas políticas de la caspa consiguen suficientes diputados para pactar una gran mayoría de consenso para aislar a PODEMOS y lo que quede de la izquierda, habremos de sufrir cuatro años más de gobierno al servicio del recorte de lo público y la devaluación de los trabajadores. Si PODEMOS se queda como tercera fuerza en representación parlamentaria, esos 1460 días se nos van a hacer muy largos, porque seguiremos viendo que nuestras condiciones de vida y nuestras expectativas de futuro no dejan de caer, como en un pozo sin fondo. ¡Queda mucho que desandar para llegar a ser tan baratos y productivos como los indonesios o los bangladesíes, y que nadie dude que hacia ahí marchamos a buen paso!

No soy capaz de olvidar que nuestros más insignes empresarios, y sus compadres multinacionales, no tienen ningún reparo en invertir allá donde las condiciones de vida y trabajo son de una miseria directamente proporcional a los beneficios de los inversores. No nos engañemos. La hoja de ruta que marca esta crisis y, sobre todo, la gestión que están haciendo de ella, es esa: acentuar la expropiación de la producción social por parte de una minoría ínfima, aun a costa de cargarse los mecanismos estatales más elementales de redistribución de la renta y protección social. A costa de la educación, la sanidad, los servicios sociales, la seguridad y la justicia, en suma. Están amortizando a marchas forzadas funcionarios del Estado, abriendo todas las posibilidades de privatización irreversible de los bienes y estructuras comunes y dejando cada vez a más gente en la estacada. Cuanto mayor sea la miseria en la que pueden caer los trabajadores y trabajadoras, más temen quedarse sin trabajo y más se deterioran los salarios y las condiciones laborales. Ya han conseguido reducir tanto el gasto en prestaciones para desempleados que en estos momento sólo un 53 por ciento de los parados cobran algún tipo de subsidio. Así se explica tanta precariedad y tanta gente que las pasa canutas aun trabajando como mulos. Esta es una crisis para domesticar a un pueblo que se había acostumbrado a participar en exceso de la tarta del producto interno bruto, que se creía clase media en un espejismo de enseñanza universalizada hasta lo más alto. Se acabó. Si PODEMOS no gana pronto, nos vamos a tener que ir acostumbrando a un retroceso histórico de esos que marcan época.

Prefiero para mis dos hijos un futuro en el que plantemos cara porque aún tenemos esperanza, antes que la resignación a lo que viene de capitalismo neoesclavista y corrupto. PODEMOS representa la reacción democrática contra los que, con descaro, nos roban mientras nos dirigen a un abismo del que ya estamos probando las primeras hieles. ¿Miedo a PODEMOS? ¡No, por Dios, todo lo contrario! Me basta su voluntad explícita de cambio. Como cuenta Bertolt Brecht en la parábola del Buda en la casa en llamas, si el fuego ya nos está quemando hasta las cejas, no podemos andar preguntando qué tiempo hace fuera para decidirnos a salir pitando.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.