Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Benjamin Netanyahu se encuentra en las últimas fases de la creación del nuevo gobierno de Israel que se opondrá la solución de los dos Estados. Lo que es más importante, el nuevo primer ministro y su partido Likud se oponen rotundamente a un Estado palestino.
El Partido Laborista, que formará parte del gobierno de coalición y que durante las dos últimas décadas se ha estado identificando con la solución de los dos Estados, no insistirá en poner como condición para unirse al gobierno que el Likud apoye esa política. Su dirigente, Ehud Barak, simplemente pidió, y obtuvo, una vaga declaración afirmando que Israel estaba comprometido en promocionar la paz regional. No es probable que Avigdor Lieberman, que encabeza el otro partido principal en la colación de gobierno, Yisrael Beiteinu, presione para otorgar a los palestinos un Estado viable propio. Su principal preocupación es «transferir» a los palestinos fuera de Israel para que éste pueda ser un Estado casi puramente judío.
Así pues, Israel seguirá expandiendo sus asentamientos en Cisjordania. De hecho, la prensa israelí está informando de que Netanyahu y Lieberman acordaron en sus negociaciones para formar gobierno que Israel construiría 3.000 viviendas en la zona situada entre Jerusalén y Maale Adumim (un inmenso bloque de asentamientos) conocida como E-1. Una vez concluido, Israel habrá cortado efectivamente Cisjordania por la mitad con lo que será casi imposible crear un Estado palestino viable. Se supone que este plan es secreto porque Estados Unidos se opone a que Israel construya en la zona E-1.
Por supuesto, los palestinos seguirán estando encerrados en Gaza y en un puñado de enclaves en Cisjordania. En esencia, Netanyahu y sus dos ministros clave – Ehud Barak (Defensa) y Avigdor Lieberman (Asuntos Exteriores) – están comprometidos en crear el Gran Israel, que cubrirá todo el territorio que antaño fue el Mandato de Palestina.
Con toda seguridad la administración Obama tratará de presionar a Netanyahu para que cambie de idea acerca de la solución de los dos Estados y trabaje para dar a los palestinos un Estado propio. Sin embargo, el lobby israelí trabajará con firmeza para defender el derecho de Israel a hacer lo que le venga en gana en los territorios ocupados y para lograr que al presidente le resulte imposible presionar de manera significativa a Israel. Netanyahu, como todos los dirigentes israelíes, entiende este hecho básico de la vida, sabe que simplemente tendrá que decir unas pocas palabras bonitas acerca del «proceso de paz», echarle la culpa de todo a los palestinos (a los cuales, en todo caso, considera una banda de terroristas) y estará bastante más libre para hacer lo que le venga en gana Gaza y Cisjordania.
Me parece, tanto a mí como a muchas personas inteligentes a las que conozco, que esta historia no tiene un final feliz. Es más, parece tener un final catastrófico. El Gran Israel no puede ser un Estado democrático porque pronto habrá (si es que no los hay ya) más palestinos entre el río Jordán y el mar Mediterráneo que judíos israelíes. Entonces, si se da a cada persona un voto, Israel se convertirá en Palestina. Esto no va a suceder en un futuro inmediato, si es que sucede alguna vez, lo que deja dos posibilidades: apartheid y expulsar a los palestinos (y hay más de cinco millones de palestinos) fuera del Gran Israel. Dos opciones repulsivas. Vale la pena recordar que el primer ministro Ehud Olmert afirmó que si no hay una solución de los dos Estados Israel acabará en una situación similar a la de Sudáfrica y esto significará el final del Estado judío. En efecto, está diciendo que Israel se está convirtiendo en un Estado de apartheid.
En resumidas cuentas, lo que quiero decir es que Israel, con el respaldo del lobby, está siguiendo una política extraordinariamente insensata (Ehud Olmert diría suicida) en relación a los palestinos.
Agradecería enormemente si los estadounidenses que respaldan a Israel explicaran lo que se me está escapando en esta cuestión. Deben de pensar que hay un final feliz para esta historia que Olmert y yo, simplemente, no somos capaces de ver. De otro modo no estarían apoyando la empresa del Gran Israel. No es necesario que respondan los sionistas cristianos porque sé cuál es su final feliz: la Batalla de Armageddon y después la Segunda Llegada de Cristo. A los judíos que apoyan a Israel no les gusta esta historia que, de hecho, consideran anti-semítica. Pero tienen que tener una explicación acerca de en qué sentido es bueno para los judíos, ¿cuál es?
Enlace con el original:
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