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Por qué Israel está tan emocionado con el «primer ministro» Abu Mazen

Fuentes: The Electronic Intifada

El ejército Israelí «retiró de su sitio de Internet declaraciones efectuadas por el candidato de la Autoridad Palestina a primer ministro Mahmoud Abbas (Abu Mazen) justificando la resistencia armada contra colonias y colonizadores, que fueron tomadas del periódico en lengua árabe Al-Sharq al-Awsat,» informó Haaretz el 12 de Marzo. Tal acción al parecer tuvo lugar […]

El ejército Israelí «retiró de su sitio de Internet declaraciones efectuadas por el candidato de la Autoridad Palestina a primer ministro Mahmoud Abbas (Abu Mazen) justificando la resistencia armada contra colonias y colonizadores, que fueron tomadas del periódico en lengua árabe Al-Sharq al-Awsat,» informó Haaretz el 12 de Marzo.

Tal acción al parecer tuvo lugar después de que colonizadores demandaron que, a la vista de las declaraciones de Abbas, el primer ministro Ariel Sharon y el presidente Moshe Katsav debían retractarse del cauteloso elogio que habían dedicado a su designación. El periódico informó que, «En los últimos días, diplomáticos estadounidenses han pedido a Israel que aliviase la presión sobre Abu Mazen y le permitiera maniobrar libremente,» y especulaba que, «es posible que la retirada de las declaraciones del sitio de IDF fuera en respuesta a la petición Americana.»

Este notable episodio subraya las razones por las que la designación de Abbas para el nuevo puesto de primer ministro por Yasser Arafat haya sido objeto de mucho entusiasmo en la prensa Israelí, aún cuando los Palestinos la han recibido con completa indiferencia.

Las objeciones populares al cambio de Arafat provienen de dos fuentes. Primero, los Palestinos se preguntan correctamente de que entidad política será primer ministro Abbas. Los Palestinos en los Territorios Ocupados viven bajo el directo dominio militar Israelí, y por lo tanto no son ciudadanos del estado que los gobierna, ni de cualquier otro estado. Verdaderamente, son el grupo más grande de no-ciudadanos del planeta, completamente privados de derechos en un mundo de naciones-estado. Bajo estas circunstancias presentar a alguien descrito como «primer ministro» es simplemente ridículo.

No cambiará en modo alguno la ecuación de poder entre el pueblo Palestino y sus gobernantes de facto. No importa qué poderes nominales sean conferidos a un «primer ministro» Palestino, carecerá de capacidad para contrarrestar cualesquiera de las medidas de aplastamiento que Israel ejecuta contra la población civil. El respetado médico Palestino Dr. Haider Abdel Shafi reflejaba de modo certero este sentimiento ampliamente compartido cuando declaró a The New York Times que, «Mi sentir es que la gente no está nada emocionada,» con el nombramiento de un primer ministro, puesto que «se ve como aquiescencia a la presión exterior, no como parte de nuestras verdaderas necesidades.» (10 Marzo 2003)

La idea de un primer ministro se originó en Israel, y fue rápidamente adoptada por los EEUU. Al igual que con otras «reformas» Palestinas inspiradas por Israelíes y Americanos, esta última pone una vez más el carro antes que los bueyes al poner el foco en los arreos de lo estatal (p.e. el puesto de primer ministro), en vez de hacerlo en el desarrollo de un estado independiente. El propósito más importante de estas maniobras es cambiar el sujeto y promocionar una teoría sobre el actual conflicto, que elide su causa fundamental -la ocupación y la colonización de la tierra Palestina -y en su lugar fija completamente la atención en la política Palestina interna. Estas tácticas reflejan un entendimiento por parte del gobierno Israelí de que tales falsas interpretaciones de la causa del actual conflicto son esenciales para impedir que la opinión pública doméstica e internacional vean lo obvio, que es el hecho de que la ocupación es la causa del conflicto y acabar con ella es la única solución.

La segunda fuente de objeciones proviene del individuo escogido para el puesto. Aunque la petición de una «reforma» Palestina está supuestamente inspirada por la preocupación internacional de que haya un mejor gobierno, Abbas está ampliamente considerado entre los Palestinos como uno de los individuos más corruptos de la Autoridad Palestina. Poco después del establecimiento de la Autoridad Palestina en Gaza, comenzó la construcción de un fastuoso chalet de US$1,5 millones para Abbas, financiado por fuentes desconocidas, y en el medio de una de las pobrezas más lacerantes del mundo. En respuesta a la extendida indignación, el «Ministro de Comercio y Economía» de Arafat, Nasser Sarraj, arguyó en The New York Times, «¿Quién dice que él [Abbas] no tiene derecho a vivir en un chalet valorado en US$1,5 millones, o incluso en uno de US$10 millones?» Añadió, «los que dicen que no lo tiene, son espías y colaboradores de Israel.» (2 Febrero 1997)

Los Palestinos también desconfían totalmente de Abbas por su autoría, junto con destacados Israelíes, de varios «planes de paz» que renuncian a derechos fundamentales de los Palestinos y mantienen la ocupación intacta aunque bajo otro nombre. Fue idea de Abbas tomar la polvorienta aldea de Abu Dis, redenominarla Al Quds y seguidamente entregar la ciudad entera de Jerusalén a Israel. Abbas es aplaudido frecuentemente por figuras como el comentarista de Haaretz, Akiva Eldar, por su aparente consentimiento de repudiar el derecho de retorno de los refugiados Palestinos. Lo que Abbas aboga ahora no es nada más que un regreso al proceso totalmente fallido de Oslo, que llevó directamente y de modo bastante previsible al sangriento atolladero actual.

No es una sorpresa que el Adjunto al Secretario del Estado estadounidense Richard Armitage, dijera a los periodistas el 28 febrero que Abbas es la elección de América, porque, según UPI, los EEUU querían ver a un líder que «pudiera hablar de modo autorizado en nombre del pueblo Palestino.» Un buen primer ministro, agregó Armitage, «sería una ayuda magnífica para el pueblo Palestino y les permitiría también hablar con Israel.» Obviamente los Palestinos necesitan mejor liderazgo que el que han tenido, pero Abbas ha sido una figura central de ese liderazgo fallido y no habla en nombre del pueblo Palestino.

Israel, con la confabulación de los EEUU, y no para gran frustración de Arafat, canceló las elecciones planificadas para el pasado enero que podrían haber proporcionado a los Palestinos alguna oportunidad para hablar por sí mismos y escoger a líderes nuevos. En vez de éso, el ridículo y desacreditado Arafat, atrincherado durante casi dos años tras un montón de escombros, ha designado a otro desacreditado líder Palestino para que se le uniera. Debe observarse que Abbas no fue la primera opción para Arafat, porque tan pronto como los EEUU declararon el pasado verano que Arafat estaba acabado, Abbas comenzó a posicionarse para asumir el poder. En su lugar, Arafat habría querido designar a una nulidad política que no hubiera representado ningún desafío para él ni hubiera servido mejor al pueblo Palestino.

Abbas es casi una nulidad, pero sus antecedentes y las circunstancias de su designación contribuyen a explicar por qué los gobiernos israelí y estadounidense están mucho más ansiosos acerca de su designación de lo que lo está cualquier Palestino.

Este artículo apareció antes en The Daily Star el 15 marzo 2003
http://electronicintifada.net/v2/article1245.shtml