Los campos de refugiados de Nur Shams y Yenín, en el norte de Cisjordania ocupada, están siendo testigos de una guerra de destrucción total impulsada por Israel. Forma parte de un plan para desarraigar de los campamentos a los y las refugiadas palestinas similar al que se está ejecutando en Gaza y que revive la Nakba de 1948.
Se ajusta a las previsiones israelíes de una guerra declarada hace ya tiempo a la agencia de NNUU para las personas refugiadas palestinas, la UNRWA, que ha alcanzado su punto culminante durante la guerra contra Gaza. ¿Se están dirigiendo los acontecimientos hacia una fase de desplazamiento forzoso en Cisjordania ocupada?
Los campos de Yenín y Nur Shams han sido reiteradamente en un proceso para desarraigar que se inició antes de la guerra contra Gaza. El norte de Cisjordania ocupada y el valle del Jordán llevan mucho tiempo siendo objeto de una intensificada actividad para crear asentamientos.
Según la UNRWA, hay unas 870.000 personas refugiadas palestinas en Cisjordania ocupada, muchas de ellas hacinadas en densos campamentos donde los vínculos comunitarios son fuertes. Israel considera dichos campamentos incubadoras de la lucha armada palestina pero lo que pretende es erradicar la cuestión de los y las refugiadas y también la del Derecho al Retorno.
Desde los atentados de Hamás del 7 de octubre y la declaración de guerra de Israel contra Gaza, altos representantes israelíes han reiterado el mantra de una guerra larga (de años) que cambiará la faz de Gaza y de la región en su conjunto. Aunque ello no implique necesariamente que la guerra vaya a lograr sus objetivos; podrían alcanzarse algunos pero también podría convertirse en una serie de fracasos acumulados durante años.
Hablar de una guerra de años va en contra de la doctrina israelí clásica de guerras rápidas y a corto plazo para obtener los máximos beneficios en el menor tiempo posible y evitar repercusiones. La guerra contra Gaza se ha convertido en una de las más largas de la historia de Israel que solo tiene parangón con la Guerra de Desgaste contra Egipto en 1969-70.
El objetivo último de esta guerra es finiquitar la cuestión palestina. Se está librando en un frente, el militar, y a la vez que la administración Biden aporta ingentes recursos militares a un proyecto de puerto marítimo que podría facilitar el traslado forzoso de palestinos y palestinas de Gaza por mar después de que Egipto rechazara los planes para derivar el flujo de refugiados al Sinaí.
Desplazamientos masivos
Unos 2,3 millones de personas viven en una Franja de Gaza superpoblada. Una vez que Israel lanzó su guerra, Rafah debía servir supuestamente de punto de reunión previo a un desplazamiento masivo hacia el Sinaí pero el rechazo de Egipto a este plan impugnado también por otros Estados árabes, ha convertido a Rafah en un dilema israelí sin solución.
Una invasión a gran escala de Rafah agravaría la catástrofe de Gaza pero si el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu reculase, perdería su prometida victoria en la guerra que, afirma, está a sólo unos pasos.
La guerra contra los campamentos de refugiados y refugiadas de Cisjordania ocupada se ajusta a los planes formulados por el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, de extender ilimitadamente los asentamientos; en todo este tiempo los colonos han estado arrasando el territorio, atacando a palestinos y palestinas e incendiando sus tierras y propiedades, todo ello bajo la protección del ejército israelí.
Estratégicamente frustrado e incapaz de alcanzar o retroceder en los objetivos de su guerra al menos con la clase política gobernante, Israel se dirige hacia una escalada sin control contra los campamentos de refugiados y refugiadas de Cisjordania ocupada similar a lo que viene ocurriendo en Gaza. La expansión de los asentamientos no se conseguirá mientras estos campamentos permanezcan cohesionados internamente, por lo que Israel está trabajando a marchas forzadas para desmantelarlos.
Varias conclusiones se pueden extraer de la guerra de Israel contra los campamentos de Cisjordania. Esta tentativa de desarraigar a los y las refugiadas se inserta en la campaña general de anexión promovida por el Estado, integrada también en la guerra contra Gaza. De no detenerse, este plan va a provocar desplazamientos forzosos en Cisjordania ocupada. No podemos confiar en EEUU, que utiliza su derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU para proteger a Israel e impedir el reconocimiento de un Estado palestino, una medida que únicamente da cuenta del aislamiento y el declive de su influencia como potencia mundial, parejos al declive de la propia influencia regional de Israel.
De producirse, la caída del gobierno israelí sería importante pero no suficiente para mostrar un nuevo horizonte a los y las palestinas pues no hay alternativa política real a Netanyahu. La política israelí está encallada en su propia esencia.
Según se agrava la crisis integral de Israel, sus dirigentes se están dando cuenta de que la escalada contra el pueblo palestino es una salida ilusoria. Reforzar la presencia, la protección y la supervivencia del pueblo palestino debería ser el objetivo primordial en estos momentos.
Ameer Makhoul, palestino de los territorios del 48, es un conocido activista y escritor. Fue director de Ittijah, ONG palestina del interior de Israel. Ha estado encarcelado en Israel durante diez años (middleeasteye)
Artículo original: https://www.middleeasteye.net/opinion/israel-expanding-gaza-war-west-bank-refugee-camps-why. Traducción para Viento Sur de Loles Oliván Hijós.