Recomiendo:
0

Por qué los judíos orientales no votan a la Izquierda

Fuentes: 972mag

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

No es de extrañar que los judíos de origen oriental (mizrajíes) voten a los partidos de derecha cuando es la misma izquierda dominada por askenazíes -judíos de originarios de Europa central (N. de T.)- la que ha hecho todo lo posible para excluirlos. ¿Quieren que las cosas cambien? Empiecen a hablar del privilegio askenazi.

Los que históricamente han votado al campo de la izquierda de Israel reciben a menudo el apodo de «la tribu blanca». Por otro lado el ala derecha goza de un alto porcentaje de votantes mizrajíes. ¿Por qué? En el período previo a las elecciones podría valer la pena echar un vistazo a esta pregunta.

En primer lugar las categorías sociales «mizrajíes» y «aseknazies» no se encuentran en ninguna parte en las plataformas de los partidos de izquierda de Israel. Mientras que las plataformas del laborismo (el «campo sionista»), Meretz y Hadash, incluyen entre otras cosas las cuestiones sociales relevantes tanto para el centro de Israel como para la periferia. Estos partidos se basan en una visión daltónica del mundo que cree que «ya no existe tal cosa como mizrajíes y askenazíes». Pero esa es la cuestión, que existen. La realidad es que los judíos mizrajíes eran y siguen siendo un grupo que se enfrenta a la discriminación en comparación con los askenazíes. Y sin embargo los partidos de izquierda prefieren ignorar totalmente este hecho.

1. Representación

Amir Peretz se puso al frente del Partido Laborista en las elecciones de 2006 mientras que Ehud Barak dirigió el partido durante las elecciones de 2009. Una comparación entre el porcentaje de personas que votaron a Peretz y Barak revela una imagen clara: Peretz, un líder mizrají de la periferia, elevó significativamente el porcentaje de votantes laboristas entre el público mizrají.

Por ejemplo en Sderot (ciudad natal de Peretz) el 24,57% de los votantes dio su voto al laborismo, a diferencia del 5,31% que votó a Barak. En Dimona el 17,49% votó a Peretz mientras que sólo el 5,31% votó a Barak. En Shlomi el 20,74% a Peretz y el 5,99% a Barak. En Yeruham el 14,9% a Peretz en comparación con el 4,21% a Barak. El laborismo ganó 19 escaños en la Knesset bajo Peretz y sólo 13 con Barak.

Es cierto que el Partido Laborista, que apoyó abiertamente la Operación margen protector, y Meretz, que silenciosamente apoyó la guerra hasta una fase muy avanzada, no son dignos de ser llamados «izquierda». Lo que está claro, sin embargo, es que hay un enorme potencial para movilizar a los votantes judíos mizrajíes. Por otra parte los partidos de izquierda de Israel excluyen sistemáticamente al mizrají; el partido laborista, Meretz y Hadash, reservan escaños para las mujeres y los árabes (el laborismo reserva 18 para representación del movimiento kibbutziano), sin embargo, todavía dejan a un lado a los judíos mizrajíes.

El partido Hadash de judíos y árabes -donde todavía se habla de Charlie Bitton, un representante mizrají de las Panteras Negras que llegó a ser miembro de la Knesett– sin embargo, no parece que estuviera trabajando en el corto plazo para la inclusión de la representación judía de la periferia. En Meretz Mossi Raz fue elegido para un poco realista sexto lugar en la lista del partido. Se encarga principalmente de la ocupación y no de los intereses del público mizrajíes. La situación en el «campo sionista» es un poco mejor. Amir Peretz y Eitan Cabel están más adelante en la lista del partido. Y el profesor Yossi Yona tiene una buena oportunidad de entrar en la próxima Knesset. Sin embargo el partido sigue liderado por Isaac Herzog, Tzipi Livni y el profesor Manuel Trajtenberg . Así que mientras los partidos de izquierda trabajan legítimamente hacia una representación más respetable para las mujeres y los árabes en sus filas, todavía excluyen a los mizrajíes. Más aún, estos partidos nunca se refieren a la falta de mizrajíes en el ámbito académico, en las organizaciones de derechos humanos o como jueces de los tribunales de Israel. Por otro lado personas como el ministro del Interior Gilad Erdan se han declarado abiertamente en contra de la falta de jueces mizrajíes en el Tribunal Supremo de Israel.

2. Educación

El sistema educativo de Israel es racista con los judíos mizrajíes. La mayoría de los estudiantes de formación profesional son mizrajíes y árabes, mientras que la mayoría de los askenazíes están matriculados en el sistema formal. No es ninguna sorpresa que Amir Peretz y Meir Cohen, ambos políticos de origen mizrají y de ciudades en desarrollo, apoyaran al ministro Silvan Shalom cuando le dijo el primer ministro Netanyahu que su hijo «debería ir a trabajar en la industria metalúrgica» durante una acalorada reunión del gabinete sobre educación.

Pero, ¿dónde estaba la izquierda en esta historia? Aparte de la parlamentaria laborista Shelly Yachimovich, quien escribió una respuesta importante a la confrontación de Shalom y Netanyahu en su página de Facebook, el partido laborista, Meretz y Hadash, mantuvieron silencio. Ninguna de las plataformas de los partidos habla del sistema educativo discriminatorio de Israel. ¿Cómo puede ser que los partidos que pretenden promover la igualdad de oportunidades, la buena educación y la inclusión social, permanezcan en silencio frente a estas políticas?

Por otra parte la historia de los judíos que llegaron a Israel desde los países árabes y musulmanes está totalmente ausente del plan de estudios. Casi cada estudiante aprende acerca de las olas de inmigración de Europa a finales del siglo XIX, así como sobre los pogromos y el Holocausto. Pero no aprenden nada de la historia o la cultura de las comunidades que vinieron aquí desde los países árabes y musulmanes. Hace más de una década el ministro de Educación Limor Livnat trató de mejorar la situación tras la presión de la coalición Rainbow Democrática Mizraji (que agrupa a mizrajíes activistas por la justicia social). Sin embargo los cambios ya se han rescindido y la izquierda permanece en silencio.

3. Tierra

Recientemente el movimiento kibutziano firmó un acuerdo con la Autoridad de Tierras de Israel (ILA por sus siglas en ingles) que permitiría a los kibutzim comprar tierras directamente de la ILA para «la preservación de la forma de vida del kibutz» y asegurar que no se inmiscuya el control estatal sobre las propiedades adquiridas.

En un comunicado de prensa el movimiento kibutziano respondió al acuerdo de la siguiente manera: «Después de repetidos retrasos y de casi 20 años de una relación inestable entre la ILA y el movimiento kibutziano y muchos largos meses en los cuales los kibutzim ubicados en las cercanías de Gaza se situaron en el primera línea de fuego durante la Operación margen protector, el Consejo de la Autoridad de Tierras de Israel tomó una importante decisión sobre este asunto, según la cual la ILA no tendrá ningún reclamo sobre las áreas adquiridas por el kibutz y que están destinadas a la vivienda…»

En primer lugar, ¿qué tiene que ver «estar en la primera línea de fuego» con un acuerdo económico? ¿Acaso los habitantes de Ashkelon, Sderot, Rahat no estaban en la primera línea de fuego? En segundo lugar los kibutzim son el único sector del país que posee una cantidad tan grande de semejante valioso recurso, de modo que es capaz de negociar con el Estado sobre su uso. Casi todos los ciudadanos de Israel de la clase media-baja se enfrentan a problemas de vivienda, especialmente en las ciudades en desarrollo que cuentan con población en su mayoría de origen mizrají, así como las ciudades y aldeas árabes. Sólo los kibutzim llegan a firmar un acuerdo que mejore su situación de vivienda.

Es importante señalar que el ministro de Vivienda y Construcción, Uri Ariel, que entregó un gran número de apartamentos destinados originalmente a vivienda pública a las instituciones nacionales religiosas, elogió el acuerdo de ILA con el movimiento kibutziano. Por otra parte Bentzi Liberman, exjefe del Consejo Yesha (una organización paraguas de los consejos municipales de los asentamientos de Cisjordania), que está siendo investigado por cargos de corrupción, es el actual presidente de la Autoridad de Tierras de Israel y es el principal responsable de la operación. No sólo los partidos de izquierda ofrecen muy poco a la hora de la distribución desigual de los recursos, también ocurre que los representantes del partido laborista y Meretz en realidad apoyan el acuerdo. ¿Los otros? Simplemente callan. Por otra parte el exministro del Interior, Gideón Saar, promovió y puso en acción un plan que mejoró ligeramente la situación anterior.

4. Historia

Hoy sabemos que las autoridades oficiales médicas y encargadas del bienestar en Israel secuestraron niños de familias que inmigraron desde Yemen, los Balcanes y otros países y mintieron a los padres sobre su destino. También sabemos acerca de los casi 70.000 niños que fueron rociados con pesticidas después de emigrar del norte de África, víctimas de un comportamiento racista del Estado en la década de 1950.

Uno de los componentes más importantes de la reconciliación entre dos grupos es el reconocimiento de las injusticias del pasado. Es crucial reconocer públicamente los crímenes perpetrados por las autoridades de Israel, así como indemnizar a las víctimas y enseñar esta historia en la escuela. La izquierda israelí se supone que debe llevar este tipo de convocatorias públicas contra el racismo y las injusticias históricas. Pero incluso en este caso tampoco funciona.

5. Cultura e identidad

Un estudio realizado por el ministerio de Economía en 2013 mostró que los candidatos con un apellido que suene askenazí tienen una mejor oportunidad de que los llamen para una entrevista de trabajo, a diferencia de los candidatos cuyos apellidos suenen mizrajíes.

La razón de esto está relacionada con la imagen. Desde la fundación del Estado la cultura occidental siempre se ha considerado superior, mientras que la cultura mizrají se consideraba primitiva y débil. Esta visión del mundo se hizo popular sobre todo debido al hecho de que Israel se percibe como un puesto de avanzada de Occidente en el Medio Oriente o como Ehud Barak refirió: «Una ciudad en la selva». Esta es la razón por la que la música mizrají casi nunca se oye en las emisoras de radio públicas o por qué los anuncios de televisión están llenos de personajes blancos, excepto cuando tienen que elegir a alguien para el personaje de un trabajador o un criminal.

Un enfoque multicultural no acepta el supuesto de que una cultura es mejor que otra. Cada comunidad en Israel tiene sus propios atributos culturales significativos y darles su lugar en la esfera pública no es sólo un acto moral, sino también un acto que enriquecerá nuestra sociedad. Incluso en este aspecto la izquierda se estanca.

Pero a pesar de las citadas iniciativas de Erdan, Livnat y Saar la derecha también está ciega a los intereses del público mizrají. El partido Shas bajo el liderazgo de Aryeh Deri y el partido Kulanu de Moshe Kahlon no se perciben como izquierda o de derecha, pero atraerán a un número significativo de votantes del público mizrají, primero y principal porque son partidos fundados por mizrajíes. Por no mencionar el hecho de que ambos hablan de los intereses del público mizrají, ya sea directamente (Deri) o indirectamente (Kahlon). Son, en efecto, el paralelo mizrají del partido Yesh Atid de Yair Lapid, que no se alinea bien con la izquierda ni con la derecha, sino que atiende a las necesidades de la clase media-alta askenazí.

Dos hechos históricos hacen de la derecha, y sobre todo del Likud, un espacio político natural para los mizrajíes: en primer lugar la izquierda construyó un régimen de privilegios que beneficia a los askenazíes y continúa resistiéndose a cualquier intento de oponerse a eso. Hasta que la «revolución» de 1977, cuando el Likud fue elegido para dirigir el país por primera vez, los mizrajíes votaron en gran número por Mapai, el predecesor del laborismo. Desde entonces (aparte de las elecciones de 2006) la comunidad mizrají vio a la izquierda como parte de la élite askenazí y con razón. En segundo lugar los mizrajíes han adoptado vehementes posiciones sionistas nacionalistas después de que los sucesivos gobiernos israelíes les hicieron a renunciar a su cultura árabe. En consecuencia, aún cuando la derecha no habla claramente acerca de los intereses del público mizrají, por último proporciona un espacio político alternativo al de la izquierda askenazí.

Para el público askenazí, en cambio, el voto a la izquierda es un buen negocio: votan por partidos ostensiblemente cultos y morales, mientras ignoran absolutamente la relación histórica entre askenazíes y mizrajíes al tiempo que disfrutan hasta el día de hoy de los privilegios alcanzados. Pero si no se discuten esos privilegios de los askenazíes de una manera clara y directa no habrá cambio real en este país.

Tom Mehager es activista mizrají y graduado en ciencias políticas. Este artículo se publicó originalmente en hebreo en Haokets el 24 de enero de 2015.

Fuente: http://972mag.com/why-mizrahis-dont-vote-for-the-left/101769/