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Comentario crítico a un libro de José Manuel Martín Medem sobre Cuba

¿Por qué no me enseñaste a vivir sin ti?

Fuentes: Rebelión

Así se titula un libro recientemente presentado en Madrid, de José M. Medem, quien fue durante cuatro años corresponsal de TVE en Cuba. Con aires nostálgicos de bolero, ya desde el título se expresa inquietud por lo que pueda pasar cuando muera Fidel Castro. Como muchos, desde distintas ópticas, los que se preocupan dan consejos, […]

Así se titula un libro recientemente presentado en Madrid, de José M. Medem, quien fue durante cuatro años corresponsal de TVE en Cuba.

Con aires nostálgicos de bolero, ya desde el título se expresa inquietud por lo que pueda pasar cuando muera Fidel Castro. Como muchos, desde distintas ópticas, los que se preocupan dan consejos, recetas, sugerencias para que la crisis pronosticada de lugar a una pacífica «transición» a la democracia. Quien con mayor tranquilidad espera el hecho inevitable es el pueblo cubano que como ninguno sabe capear temporales y superar momentos difíciles. Por ejemplo: Cuba supo rechazar con contundencia la invasión yanqui a Playa Girón… Cuando se derrumbó la Unión Soviética y los países del Este cayeron como fichas de dominó en la mesa del sistema capitalista, los sectores enemigos, y no pocos amigos, pensaban que era insostenible la permanencia del gobierno socialista cubano… La economía decayó abruptamente, el comercio exterior quedó aniquilado y el pueblo sufrió carencias importantes, pero Cuba salió adelante con tesón, grandes sacrificios, creatividad y unidad revolucionaria. Bloqueada durante casi medio siglo, blanco de numerosas acciones terroristas (made in Miami), atacada arbitrariamente en organismos internacionales, siendo una pequeña isla a pocas millas de las fauces imperiales siempre dispuestas a devorarla… ¡Cuba sobrevive y se desarrolla! Por todo esto y mucho más podemos confiar en que el pueblo cubano, sin traicionar su Revolución, sabrá algún día vivir sin Fidel.

El libro de Medem…

…presenta una serie de «flashes» sobre la realidad cubana. Son imágenes parciales, breves comentarios realizados para TVE, que no permiten un análisis general… y es sabido que «medias verdades» pueden dar conclusiones tan erróneas como las mentiras. A menudo acude a una técnica periodística bastante usada… Entrevista a conocidos «personajes» críticos de la Revolución… o a otros, más críticos aún, a los que identifica sólo con un apodo como «mi amigo el resentido». Meden no afirma nada, se limita a transcribir «lo que dicen».

Es notorio que existen problemas, carencias y errores. Cuba no es perfecta, pero su política demuestra una coherencia y dignidad escasa -mejor diría única- en el mundo actual.

Medem habla de una revolución paternalista que no acepta el debate con los que piden una auténtica democratización. Cabría preguntarle si cree que el único modelo democrático es el que tenemos en Europa. Desde Grecia hasta nuestros días el concepto de democracia ha variado notablemente. Podemos decir en forma breve que nuestra democracia representativa es bastante formal. Periódicamente se dan elecciones, tal como si fueran un rito, como quien va a misa los domingos y durante la semana vive ajeno a ese culto. Después del acto electoral los poderes fácticos siguen actuando sin variar. ¿Quién elige el poder económico, que influye sobre los ciudadanos tanto o más que el gobierno? En Cuba, en cambio, se ejerce una democracia esencialmente participativa. La propiedad socialista -o sea de todo el pueblo- de los principales resortes de la economía, es el primer acto democrático de la Revolución, que hace sujetos y participes del sistema político a las mayorías y no a una elite. El pueblo tiene espacios de participación en la estructura electoral desde las bases con la libre elección de candidatos, luego se puede revocar a quienes no cumplen con el mandato de sus votantes. Además, existe una participación activa y generalizada en organizaciones de masas, sindicatos, asociaciones, etc. Sin duda, problemas hay muchos, pero no tantos como en EEUU donde el pueblo prácticamente no determina el destino y los objetivos de la nación.

El autor cita también la corrupción y el mercado negro… Evidentemente son problemas graves. Medem describe un sector corrupto que denomina «gerentes de la revolución». Hubiera sido oportuno aclarar que esos comportamientos han aparecido en grupos ligados al área económica más que en la dirigencia política que mayoritariamente vive en condiciones igualitarias con el pueblo, algo difícilmente visto en otros países. Corrupción hay en todas partes y en proporciones mayores que en Cuba (veamos si no lo que ocurrió acá en España, en la ciudad de Marbella). Aunque esto no justifica nada, un refrán dice que «mal de muchos es consuelo de tontos». Sin embargo, lo original en Cuba es que el mismísimo Fidel reconoce y afronta el problema. En un discurso histórico, el 17 de noviembre de 2005, ante jóvenes estudiantes, analiza las dificultades económicas que han deformado el funcionamiento de la sociedad creando desigualdades en la población… y lanza una serie de preguntas sobre el futuro de la Revolución: ¿Pueden los hombres derrumbar las revoluciones? ¿Creen que este proceso revolucionario puede derrumbarse? Y llega a afirmar que la Revolución, contra la cual no ha podido el imperio, puede ser destruida por sus propios hijos «de modo que si mañana no la tuviésemos los únicos culpables habríamos sido nosotros mismos». Fidel apela a la juventud, se promueve en toda la isla la participación juvenil en la construcción socialista, se delibera y discute sobre la necesidad de que todos sean ciudadanos conscientes, capaces de asumir responsabilidades. Además se hacen cambios estructurales para evitar que solo unos pocos sean beneficiados.

Otros puntos considerados erróneos transitan por las páginas de Medem: la «batalla de las ideas», el tema de los derechos humanos, la necesaria apertura económica… También transcribe algunas cartas de la esposa y la madre del preso Raúl Rivero al Papa y al presidente Aznar, la respuesta de éste y otra misiva de Rajoy… Medem llega a afirmar que cuando Fidel se cayó en Santa Clara frente a las cámaras de televisión «ya se había caído»… No aparecen aspectos positivos y actuales de la Revolución.

Muchos son…

… los que critican a Cuba, incluso desde sectores denominados de izquierda. Lo lamentable es que siempre se sugieren cambios y aperturas de neto corte neoliberal o socialdemócrata, medidas que ya han fracasado en todo el mundo, que han empobrecido hasta la miseria a países de América Latina y Africa o que han hecho retroceder el estado de bienestar y la justicia social en Europa. ¿Podemos suponer que Cuba estaría mejor si se tomaran medidas similares a las que el gobierno francés ofrece a los jóvenes que buscan su primer empleo?. En lugar de preocuparse tanto por Cuba y su futuro, ¿no sería mejor observar con el mismo esmero las evidentes injusticias que existen en países cercanos como Colombia, Haití o Puerto Rico? Y, ¿por qué no… también examinar lo que ocurre en EEUU y Europa? Son demasiados los que sacando a Cuba de su contexto geográfico e histórico, la ubican absolutamente sola bajo la lente de un microscopio, como si fuera un pequeño trozo de tejido enfermo, analizan así sus males y le ofrecen medicamentos para mejorar su salud. Pero somos muchos también -y entusiastas- los que confiamos en la Revolución y el pueblo cubano, pensamos que sabrán corregir errores, atacar desviaciones y consolidar el futuro socialista para ejemplo de toda la humanidad.

Zulema Facciola es miembro de la C.E.S.C (Coordinadora Estatal de Solidaridad con Cuba-