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Portugal: la electricidad llega del mar

Fuentes: IPS

Los hogares de 1.500 familias del norte de Portugal serán iluminados por las olas del Atlántico. Los primeros 2,25 megavatios de energía eléctrica producidos por la fuerza del océano desembarcarán a partir de octubre en Aguçadoura, en la costa septentrional del país. La energía llegará a la costa mediante un cable submarino que entrará directamente […]

Los hogares de 1.500 familias del norte de Portugal serán iluminados por las olas del Atlántico. Los primeros 2,25 megavatios de energía eléctrica producidos por la fuerza del océano desembarcarán a partir de octubre en Aguçadoura, en la costa septentrional del país.

La energía llegará a la costa mediante un cable submarino que entrará directamente en la red nacional de distribución de la firma estatal Electricidad de Portugal (EdP).

Es una cantidad modesta, pero es la etapa inaugural de «la primera central energética del mundo que usa el oleaje como fuente de energía renovable», explicó a IPS el ingeniero Rui Barros, director y responsable del sector de nuevas actividades de Enersis, la firma ibérica líder en el sector de energías renovables, con vasta experiencia en el uso de fuentes hidráulicas, fotovoltaicas, eólicas, geotérmicas y de biomasa.

Tras 10 años de ardua investigación, que contó con el apoyo financiero de la Unión Europea (UE) y con la experiencia de dos décadas de estudios realizados por el Instituto Superior Técnico de Lisboa, «la ejecución de este proyecto iniciado en 2003, es ahora una vanguardia a nivel mundial», apuntó el ejecutivo.

Barros se muestra convencido que, «de todas las energías renovables, tal vez la del aprovechamiento del oleaje es la única en la que Portugal puede tener un verdadero futuro, siempre que sepa anticiparse a los países concurrentes en lo que es actualmente una verdadera carrera tecnológica».

Seguir al frente en el desarrollo de este sector «es uno de los objetivos de Enersis en los próximos años y no sólo en el mercado nacional», añadió el ingeniero.

Según las estimaciones oficiales de la secretaria de Estado de Industria e Innovación de Portugal, la producción de energía a partir de las olas oceánicas puede adquirir en los próximos 40 años un valor correspondiente a 30 por ciento del actual producto interno bruto, de 130.033 millones de euros (166.450 millones de dólares al cambio actual).

Estas previsiones coinciden con las divulgadas en agosto por Antonio Sarmento, director del Centro de Energía de las Olas, apuntando a que Portugal podría conquistar una cuota de 10 por ciento del mercado mundial de esta la tecnología y de los equipos para la construcción de este tipo de centrales, una cifra calculada en unos 385.000 millones de dólares.

El proyecto de Aguçadoura arrancó durante la pasada primavera boreal, con el anuncio de una primera fase de la producción comercial del uso de las olas del océano como fuente renovable, una fecha coincidente con el comienzo de las actividades de la Empresa Nacional de Electricidad (ENEL) italiana, que también comenzó a usar el mar para captar energía.

Mientras los portugueses aprovechan las olas del océano Atlántico, más altas y potentes que las del mar Mediterráneo, el proyecto italiano capta la energía de las fuertes corrientes marinas del estrecho de Messina, que separa la isla de Sicilia del resto de la península de los Apeninos.

Por encomienda de Enersis, la central energética lusa fue proyectada y construida a ocho kilómetros de la costa de Aguçadoura por Ocean Power Delivery (OPD), porque, según explicó Barros, esa empresa escocesa «opera desde 1997 en este mercado, donde alcanzó un nivel de ‘know-how’ (conocimientos adquiridos) sin rivales en el mundo». La primera fase de montaje de estructuras se realizó en los astilleros navales portugueses de Peniche, 120 kilómetros al norte de Lisboa, donde se construyeron tres enormes tubos, llamados «Pelamos», de 142 metros de largo por 3,5 metros de diámetro.

Esos cilindros están colocados ahora a ocho kilómetros de la costa para captar la energía de las olas, la que después viaja a tierra firme en cables submarinos.

Las estructuras tubulares flotan y se balancean semisumergidas, divididas en tres secciones y unidas entre ellas por dos anillos con junturas con hoyos de entrada, en un conjunto llamado modulo de conversión energética.

En el interior del módulo existe un sistema de bombas hidráulicas de alta presión, que se activan en base al movimiento transmitido por las olas a la estructura tubular gracias a la zozobra.

Esta acción del sistema hidráulico, hace arrancar los tres generadores, que en plena actividad, producen cada uno 750 kilovatios de energía eléctrica, la que en una primera fase es acumulada y luego enviada por los cables submarinos hasta la costa, donde entra en la red de la EdP.

El oleaje provoca el balanceo de los «pelamos», haciendo variar continuamente el ángulo de apertura de las junturas de los anillos, y su movimiento es usado por los generadores para convertir la energía cinética en electricidad.

Los argumentos a favor del desarrollo de este tipo de energía revelan varias ventajas adicionales al sofisticado desarrollo tecnológico de Portugal en este sector, derivadas de la situación geográfica del país.

El intenso oleaje del océano Atlántico y la posibilidad de prever la fuerza y tamaño de las olas hasta con seis días de anticipación hacen que sea poco complicado programar los niveles de producción de energía. Ello es la mayor ventaja señalada por los defensores del desarrollo de esta fuente alternativa.

Los expertos en fuentes renovables han calculado que, debido a estas características, una central energética de olas marítimas puede producir en Portugal una cantidad de electricidad tres veces mayor que la de un parque eólico equivalente en inversión.

A pesar de ser un país extremamente luminoso y ventoso, la energía solar y eólica en este país eran usadas a niveles muy modestos, de 1,6 megavatios, unidad de potencia equivalente a un millón de vatios, casi exclusivamente en la producción de electricidad para consumo doméstico y de pequeñas empresas.

Pero en abril de 2004, Portugal dio los primeros pasos tendientes a dar un vuelco radical a la situación, iniciando la construcción de 100 hectáreas de paneles solares, con una capacidad de producción de 64 megavatios.

Al convertir rayos solares en 64 millones de vatios, el proyecto portugués tendrá una dimensión 12 veces superior a la mayor central solar existente en el mundo, localizada en Alemania y que produce cinco megavatios.

En energía eólica, hasta 2004, Portugal se ubicaba entre los últimos países de la UE, con una producción casi simbólica.

Pero entre 2004 y 2006 se construyeron varios parques eólicos en Portugal, con 10 millones de habitantes. En la actualidad produce 500 megavatios, colocándose en tercer lugar, detrás de Alemania con 1.808 megavatios y España con 1.764 megavatios, pero superando a Italia que produce 452 megavatios.

Tras la decisión de colocar los paneles solares hace dos años y el notorio incremento de los parques eólicos, surge ahora como parte de una nueva política energética el proyecto piloto de esta primera central oceánica.

«Si el gobierno no atrasa los tiempos de las licencias, prevemos proseguir la instalación de otras 28 estructuras tubulares en el plazo de un año, para así llegar a una potencia de 22,5 megavatios», explica Barros.

Para completar el proyecto con las demás centrales, se estima que será necesaria una inversión de entre 90 y 98 millones de dólares, 15 por ciento de los cuales provendrán de fondos públicos y el resto sostenido por financiamientos bancarios y por la sociedad establecida entre la británica OPD y la portuguesa Enersis. Con esa meta cumplida, será posible servir al consumo de unas 15.000 familias, con un consecuente «ahorro de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera equivalentes a 60.000 toneladas al año», reveló el ingeniero.

Para este tipo de energía, la autoridad lusa del sector estableció que la EdP apoyará a los productores de la Enersis como compensación de los esfuerzos financieros dedicados a una inversión considerada de alto riesgo, porque, según Barros, «hasta ahora nunca nadie logró vender energía producida por las olas».
http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=38869