Palabras que debo a mis amig@s, por mi hija, por la estrella de Cuba, por tanta poesía compartida, por tanto amor a Cuba, por hacerme mejor persona, por mí. En 2003 Ediciones Unión, de la UNEAC, publicó la compilación Siglo pasado de Norberto Codina, que agrupaba crónicas aparecidas durante un año en la revista La […]
En 2003 Ediciones Unión, de la UNEAC, publicó la compilación Siglo pasado de Norberto Codina, que agrupaba crónicas aparecidas durante un año en la revista La Gaceta de Cuba. Un número grande de escritores y artistas de todo tipo y edad fuimos invitados a escribir sobre un año del siglo que terminaba que hubiera marcado nuestras vidas de algún modo: fui la única que elegí 1988. No haré la historia completa, como no la hice en el programa de Amaury Pérez. Pero de muchos modos, escribir sobre lo vivido con otros amigos escritores en la librería El Pensamiento, de Matanzas, me libró de fantasmas que no quería arrastrar por la vida. Y aquí estoy en mi Cuba, como están casi todos los implicados, trabajando por un país que no estamos dispuestos a regalar, pero tampoco a contribuir a que no se parezca a nosotros.
La diferencia es que ese año, ante un acto de violencia contra escritores, acudimos a instituciones en las que creemos, y no me fui, en lo personal, a hablar en ningún tribunal internacional, como me invitaron, contra Cuba. Los que suelen «vivir» contando esta historia, y fueron amigos que ya no son, olvidan convenientemente contar la segunda parte. Fuimos escuchados: el supuesto creador que se prestó para ello, expulsado de la UNEAC; los que participaron de la agresión, retirados de sus cargos o puestos; y regresé al mismo sitio y leí los mismos poemas en la misma librería acompañada por las mismas personas, y fui invitada ese año a la sede del Comité Central a compartir esos mismos poemas por el Día de la Cultura Cubana.
Estoy trayendo esto al presente no para hablar de mí, sino porque alguien me lo recordó, porque les extrañaba que no hubiera escrito mi opinión, pero no, no es igual. Además, ya deberían saber todos que jamás me dejo llevar por mis pasiones: leo, me informo, escucho muchas voces antes de opinar. De hecho, desde el momento en que arrancó la marcha varios de ellos fueron compartiendo conmigo fotos hermosísimas y bellas palabras. Así que cuando leí en otra publicación el desenlace en Prado y Malecón me parecía que se referían a un acto totalmente diferente.
JAMÁS voy a estar de acuerdo con ningún tipo de violencia. Pero, ¿no les parece raro que las dos o tres personas que la sufrieron sean los que como han dicho todos, incluyendo a muchísimos que estuvieron en todo ese «primer tiempo», nunca hayan tenido en su agenda el activismo a favor de esta comunidad? Para saberlo basta con leer sus perfiles. ¿No les parece raro que entre todas las publicaciones aparezcan dos o tres fotos que algunos de los mismos que las han replicado reconozcan ahora que ya las habían visto en alguna parte? ¿No les parece raro que no hayan puesto la foto de la policía (que sí vi) conversando normalmente sin gestos de violencia de ningún tipo, para evitar incidentes? ¿No les parece raro que muchos de los que conocen personalmente a estos dos o tres les hayan dicho que les quedó «bien» el teatro? ¿Y no les parece rarísimo que no acudan a las instituciones cubanas, como Cenesex y otras que llevan largos años de labor para lo que sí se ha conseguido en Cuba, pero acudieron en profusión a los medios convocados, después de la reunión en la «embajada» cuya lista de participantes ya es conocida?
En un entorno de tanto machismo y prejuicios como el de nuestra región geográfica ganar la batalla por educar y unir se logrará lentamente. Ningún grupo es homogéneo: no seamos ingenuos. En cada clasificación, en todas, hay personas buenas y personas que no lo son, que es, por cierto, el único medidor que tengo en la vida que orgullosamente exhibo con amigos y amigas de todos los colores, elecciones de amor y batallas personales. Fue con vergüenza ajena que escuché opiniones sobre la propuesta de Constitución respecto a este tema, incluso de reconocidos artistas, que parecían salidas del Medioevo. Pero también escuché inteligentes análisis de otro tipo, de personas muy sencillas que se preocupaban por implicaciones sociológicas, pero no estaban en contra.
Algunos de los intelectuales que defendemos Cuba día a día también enfrentamos las Fake News. No seamos ingenuos, ahí están las listas de los proyectos financiados (listas que no provienen de Cuba, sino de la NED) contra nosotros. Los tenemos cerca (yo también los tengo cerca, haciendo daño, subvirtiendo la cadena, con personajillos que viven de nuestras instituciones pero aprovechan espacios para denigrarlas, excepto a aquellas que siguen necesitando para su orientada labor de zapa, confundiendo a personas domesticables que ni siquiera saben que lo son).
Así que, amig@s cercan@s o distantes, leer mucho antes de replicar informaciones, porque es lo que buscan (y evidentemente también consiguen a veces) aquellos a quienes no le importamos ni tú ni yo ni nadie. Un chequecillo, una foto conseguida, una persona llevada a sus límites. Pregunta quién batalla por ti, por tus preocupaciones y por el mundo inclusivo que soñamos.