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[Crónicas sabatinas] Más acá y por debajo del soberanismo-independentismo

Preguntas sin respuestas (y un apunte sobre el prólogo a la edición catalana de El Capital)

Fuentes: Rebelión

Sergi, he hablado con Manel Lao hijo. También he hablado con Mas y puede que llame a algunos de los dos Laos [propietarios de Corsa]… [12 días después] A ver, Artur habló con Manuel padre, ¿vale? Manel le transmitió la sensación de que les podría interesar- Oriol Pujol [2011]   Confieso que cada vez que […]

Sergi, he hablado con Manel Lao hijo. También he hablado con Mas y puede que llame a algunos de los dos Laos [propietarios de Corsa]… [12 días después] A ver, Artur habló con Manuel padre, ¿vale? Manel le transmitió la sensación de que les podría interesar-

Oriol Pujol [2011]

 

Confieso que cada vez que escucho decir que tal o cual persona «se ha integrado en la sociedad catalana» (hace años me ocurría otro tanto con «la integración en la sociedad vasca») soy consciente de que estoy escuchando a alguien de clase social respetada, que sin ser consciente adopta una actitud de superioridad. ¡Para qué carajo habré de integrarme yo en la sociedad catalana, vasca o española! Durante muchos años de nuestra vida soñamos con no integrarnos en nada que no fuera defender nuestros derechos de ciudadanía. Porque no teníamos ni derecho a la protesta. Bastaba considerar la dignidad humana y la lucha contra las desigualdades flagrantes como una tarea de cualquier persona digna; aunque aún no fuéramos ciudadanos porque vivíamos en una dictadura.

Gregorio Morán (2015)

 

Desde hace poco tiempo, en el Museo de los Muyadines de Argel se encuentra expuesto un puñal de las Juventudes hitlerianas, fabricado en Alemania en los años treinta del siglo XX, de 25 cm de largo por 2,5 cm de ancho. Ese puñal está ahí porque tiene un pasado.

La Guerra de Argelia había empezado el 1 de noviembre de 1954 y se prolongó hasta marzo de 1962. En la noche del 2 al 3 de marzo de 1957, en uno de los períodos más duros de la guerra, una patrulla de veinte paracaidistas, mandada por un teniente, irrumpió en una casa de la casba de Argel en la que estaban padre y madre y seis hijos. Ahmed Moulay, el padre, fue torturado durante seis horas, en presencia de su familia. Antes de irse le ametrallaron. Así pudieron declarar que murió cuando intentaba huir. A la mañana, después de esa noche de terror, el hijo mayor, Mohamed, encontró el cuchillo en un rincón oscuro y lo escondió. Al día siguiente y al otro volvieron a la casa los paracaidistas y no consiguieron encontrarlo. Hace ahora un mes, tras el fallecimiento de Mohamed, la familia Moulay ha decidido entregarlo al Museo de excombatientes. Quien visite el Museo podrá comprobar que en su empuñadora está grabado un nombre: Teniente Jean-Marie Le Pen.

Eugenio del Río (2015)

 

Pero si piensan que colgándonos acaban con el movimiento obrero -el movimiento del que esperan la salvación millones de oprimidos, los millones que trabajan afanosamente y viven en medio de la necesidad y la miseria, los esclavos asalariados – si es ésa su opinión, ¡cuélguennos entonces! Aquí estarán apagando una chispa, pero ahí, y allá, y detrás de ustedes, y frente a ustedes, y por todas partes se alzarán las llamas. Es un fuego subterráneo. No pueden apagarlo. El suelo que pisan está ardiendo».

August Spies, mártir de Haymarket, 7 de octubre de 1886

 

I

 Por supuesto, por supuestísimo. Lo más importante para cualquier lector/a de izquierdas -o ubicado honestamente en sus alrededores- es lo que está pasando en Grecia. Yo, todos y todas, somos Grecia. Sin pretensión de distraer sobre lo esencial -que tiene un nombre tan parecido a gracia- algunas preguntas sobre casa nostra.

Las preguntas sin (y con) respuesta

1. Tras sus numerosas hazañas privatizadroas y anticiudadanas (la última, la agresión contra los enfermos del síndrome de la fatiga crónica), la dimisión de Boi Ruiz y su equipo, ¿no debería ser una petición urgente y de todos? ¿Fueron elegidos por el president Mas con esa programa de acción y reacción? ¿Vamos a permitir que culminen la tarea acordada?

2. Oriol Pujol, uno de los hijos del gran manipulador y defraudador [GMD], utilizó su cercanía al presidente catalán, Artur Mas, el hijo político de GMD, según consta en el sumario ITV, para implicarle en operaciones con las que el ex diputado de CiU se lucró con hasta medio millón de euros (¿algo más tal vez?), dinero que fue abonado en cuentas de su esposa Anna Vidal. ¿El presidente de «la lista única de país», más allá de su próxima comparecencia, no debería dar explicaciones convincentes a la ciudadanía sobre su papel real en esta trama de corrupción pujolista?

3. Lo ha señalado el profesor e investigador Joan Benach: «Según el análisis realizado en una encuesta representativa en 2010 (ISTAS Barcelona), el 51,4% de la población española está precarizada (83,1% en trabajadores temporales, y 40,3% en estables), con una situación peor en mujeres, jóvenes, inmigrantes y obreros, y un fuerte impacto en la salud mental (2,5 más riesgo en los más precarios)». La repetida idea de que es mejor tener algún empleo, por precario que éste sea, que ninguno debe cuestionarse apunta el profesor de la UPF, discípulo de Manuel Sacristán. «Por justicia social y equidad, ya que todas las personas deben tener el derecho a trabajar con condiciones laborales y salariales dignas; por eficiencia productiva, ya que la precariedad dificultad adquirir experiencia laboral y comporta insatisfacción; y por salud, porque la investigación muestra como la precariedad (sobre todo extrema) daña la salud mental como el desempleo». La descripción es más que pertinente también para los trabajadores y trabajadoras de Cataluña. ¿Es esta una situación que debamos admitir? ¿Estos son los grandes éxitos alcanzados a los que había referencia recientemente el conseller Felip Puig, el ex de interior, el del desalojo de la plaza de los indignados?

4. La pregunta es retórica. Se responde rápidamente, casi al instante. ¿Tendrá algo que ver el actual enfrentamiento entre el señor Wert y la señora Irene Rigau -¡tan cercanos en tantas cosas y asuntos!- sobre la escolarización en castellano y la mal denominada «inmersión lingüística» con la larga precampaña electoral que nos acompañará hasta finales de año? ¿Se trata de nuevo de politizar, en el peor sentido del término, un asunto que debería y puede ser tratado con el máximo equilibrio y el mayor cuidado?

5. Uno de cada cuatro contratos suscrito en las ETT en 2014 en Cataluña (468.552 en total) fue solo de un día de duración o menos. Más de la mitad de los contratos no superaron los 10 días. ¿En eso consiste el ir saliendo de la crisis, el crear puestos dignos de trabajo? ¿Permite esa situación una planificación digna y razonable de la vida para un trabajador/a? O para decirlo con claridad: ¿estamos hablando realmente de una nueva forma de esclavitud asalariada?

6. La juez que lleva el caso ha señalado que la regularización efectuada en Andorra no aclara el importe de la fortuna familiar en el extranjero de Jordi Pujol, hasta hace muy poco «el millor president de la història de la Generalitat». De hecho, ¿alguien esperaba una aclaración así? Se infiere una nueva pregunta que empieza a ser innecesaria: ¿mintió de nuevo el ex honorable y gran president cuando afirmó el pasado julio de 2014 que el capital oculto durante 34 años en Andorra procedía de una herencia paterna? ¿Engañó, intentó engañar una vez más a la ciudadanía ¿Qué pensar entonces de su comparecencia parlamentaria de septiembre y de la cortesía -incluso servidumbre- desplegada por la presidente de la institución? ¿Por qué se siguen admitiendo y no se retiran las placas que recuerdan por doquier su obra de gobierno?

7. ¿Por qué Andorra, Suiza y Liechtenstein se niegan a colaborar con la juez del caso Pujol? ¿Qué hilos se están moviendo en la sombra? ¿De qué Unión europea hablamos cuando hablamos de la UE?

8. Un juez investiga maniobras para alterar el concurso de ambulancias. Los documentos encontrados por la Guardia Civil en casa de Josep Prat motivaron el inicio de las pesquisas. ¿Ha pasado algo? ¿Algo que declarar? ¿Alguien se ha responsabilizado de ello? Don Boi Ruiz, el de la salud no es un derecho, adjudicó por 2 mil millones el servicio a tres empresas. La multinacional danesa Falck ganó seis de los 13 lotes en liza.

9. ¿Es razonable que el promotor de la nueva torre Deutsche Bank

-un hotel de lujo en pleno centro de Barcelona- vaya a ganar unos 27 millones en plusvalías? ¿En esto consiste el talante abierto del alcalde, justo y equilibrado Trias? ¿Es su forma de fer país?

10. Gemma Ubasart, candidata a liderar Podem en Cataluña, manifestó el pasado lunes su oposición al concierto vasco y su posición favorable a una vía escocesa. Sea así si ella cree que es lo más razonable y prudente. Pero, más allá del concierto, ¿cuál sería la vía escocesa aplicada a casa nostra? ¿Un referéndum con una sola pregunta que permita una única respuesta binaria, 1-0, V-F, SI-NO? ¿Con qué participación mínima? ¿Con qué porcentaje de voto favorable? ¿En qué condiciones de debate e información? ¿Con los medios de desinformación intoxicando permanentemente en clave nacionalista?

11. ¿Es de izquierdas y republicano, a pesar de haber dicho lo contrario, apoyar en estas circunstancias un presupuesto made in CiU? ¿Valdrá, sigue valiendo, el «todo por la patria catalana»?

12. Don Francesc Homs, todo un conseller, acusa a ERC de minar el soberanismo y la hoja de ruta por hacer declarar a Mas (que es obvio que no tenía ningún deseo de declarar a pesar de su carta y petición del pasado miércoles). ¿Y por qué, qué le debe preocupar a Mas? ¿CDC se siente traicionada por el cambio de opinión? ¿Por qué? ¿No tenía que ser todo transparente, democrático? ¿CDC no estaba en contra de la corrupción en cualquiera de sus variantes? ¿Qué problema hay entonces en aclarar las cosas?

13. Conocí, cuando trabajé en Banca Catalana, al ejecutivo fallecido a quien el ex molt honorable -¡qué risa tía Felisa, qué caradura doña Tura!- le atribuye la gestión de su fortuna oculta. Fes el que et sembli, no vull saber res! Delfí Mateu Sayos era su nombre. Lo hizo bien: multiplicó por cuatro el capital del clan familiar en 34 años. ¿Por qué no ha aportado ninguna documentación el ex president de Banca Catalana? ¿Alguien puede creer algunas de la palabras que salen de su boca y mente manipuladoras? ¿De nuevo rige el lema de la petición de confianza? ¿Confiar en alguien así, en alguien tan próximo a un mentiroso compulsivo?

14. ¿Por qué cobró la empresa de Sergi Alsina, Alta Partners, con la ayuda del entonces diputado Oriol Pujol, entonces secretario general de CDC, 3,2 millones por su intermediación entre Sharp y la empresa Cirsa de la familia Lao? ¿Tan bien se paga a los intermediarios? ¿Qué complejas tareas realizan?

15. La magistrada del caso 4F es la misma que llevó los casos de dos estudiantes, Ismael y Daniel, que estuvieron en prisión preventiva unos 35 días por participar en una huelga y por la posibilidad que participarán en las próximas movilizaciones entonces previstas <https://www.change.org/p/inhabilitaci%C3%B3n-de-la-juez-carmen-garc%C3%ADa-mart%C3%ADnez-inhabilitaci%C3%B3n-de-la-magistrada-carmen-garc%C3%ADa-mart%C3%ADnez>.¿Podemos confiar en ella? ¿No hay que mirarlo todo con nuestro mayor espíritu crítico? Incluso José Antich, director de La Vanguardia durante años, un hombre más que conservador fuera de toda sospecha, se ha disculpado por asumir acríticamente la versión policial y no hacer su trabajo http://www.vilaweb.cat/noticia/4227899/20150120/jose-antich-director-vanguardia-vaig-prou-4-f.html. El gesto puede parecer un pelín cínico pero don José Antich ha dicho lo que ha dicho: se tragaron, quisieron tragarse la versión policial sin cuestionar una coma.

16. Jordi Pujol habló de miedo en sus declaraciones en el juzgado del pasado martes. Tuvo miedo, mucho miedo. Por eso no regularizó antes su situación. El era entonces, en los años noventa, una gran personalidad política y vislumbró la tormenta que podía desatarse si lo hacía. Por eso no dijo, ni hizo nada. ¿Cómo el cemento o como el hormigón?

17. Son palabras del admirable nuevo ministro de Finanzas griego, de Yannis Varufakis (¡qué envidia! ¿No podemos tener aquí un ministro así?): «Desgraciadamente en Europa predomina la extrañísima idea de que todas las cigarras [perezosas y ¡viva la Virgen!] viven en el Sur y todas las hormigas [trabajadoras y ahorradoras] viven en el Norte, cuando en realidad las hormigas y cigarras están en todas partes…La mejor forma de hacer esto [desunirnos] era enfrentar a las hormigas del Norte con las hormigas del Sur, contándoles que en el Sur sólo existían cigarras. Así, la UE comenzó a fragmentarse y el alemán medio odia al griego medio, el griego medio al alemán medio. Y no tardará el alemán medio en odiar al alemán medio y el griego medio en odiar al griego medio». ¿Qué les parece? Con ojo aristotélico y epicúreo.

Supongamos que no hablamos de Grecia y la UE, del norte y del sur europeos, y pensamos en Cataluña, en España, en catalanes, en andaluces, en algunas manifestaciones de algunos dirigentes de la derecha conservadora. ¿No les suenan estas reflexiones del ministro griego a música muy oída? ¿No se ha hablado aquí también de laboriosos y de zánganos, de currantes y de aprovechados, de fábricas productivas y de bares ociosos?

18. Finalmente, a la quinta va la vencida., ERC suelta lastre con la corrupción (es el titular periodístico) y fuerza -no es plato de gusto- la comparecencia de Mas. Según se dice, no ha sido el sumario del caso ITV sino su difusión, que se conociera, lo que ha colmado la paciencia de Junqueras. No sé cómo está ahora la común hoja de ruta pero el president defiende, sigue defendiendo sus gestiones con empresarios a petición de Oriol Pujol, el hijo más político de su padre político. La cuestión: ¿y por qué se ha esperado a la quinta vez para forzar a Mas a comparecer ante la comisión parlamentaria de investigación del caso que preside David Fernández? ¿Tenían o no tenían razón las voces que señalaban que los apoyos anteriores de ERC eran inadmisibles?

19. ¿Por qué, como señaló en la rueda de prensa del pasado martes del conseller Homs, la comparecencia de Mas en la comisión de investigación parlamentaria dificulta, entorpece o daña gravemente las denominadas «elecciones plebiscitarias» -es decir, las autonómicas, una vez más anticipadas- del próximo septiembre? ¿De qué se habla entonces cuando se habla de la hoja de ruta? ¿Cómo una aclaración como la que se solicita puede dañar tanto al denominado «proceso»? ¿Qué podemos pensar de todo ello pensando con la máxima ingenuidad y sin presuponer meteduras de pata y/o en beneficiados?

20. Este sábado se presenta en Barcelona la que sería la Constitución del próximo estado catalán. ¿De dónde ha salido ese mandato de elaboración? ¿De la Comisión de Transición Nacional hacia la independencia, un organismo dependiente del gobierno de la Generalitat? ¿Ya hemos decidido que queremos ser un Estado independiente? ¿Dónde, cuándo? ¿Con qué condiciones de luz, taquígrafos y claridad se ha elaborado ese texto? ¿En eso consiste el proceso constituyente ciudadano del que tanto se ha hablado y se habla en ocasiones?

21. Noche del 15 de septiembre de 2009. Hace ya más de seis años. Un policía local da a Jonathan Carrillo una bofetada en una calle de Terrassa, una ciudad trabajadora cercana a Sabadell, Barcelona. La bofetada le hace caer al suelo a plomo, golpeándose con el bordillo en la espalda y la cabeza, fuertemente, contra el asfalto. Horas después Jonathan murió en el hospital por una fractura craneal. La Audiencia de Barcelona considera que ha sido un homicidio imprudente pero a pesar de ello ha absuelto a los cuatro policías locales acusados. ¿Por qué? Porque considera que no se puede probar, no se ha probado, cuál de ellos propinó la bofetada causa de la muerte de Jonathan, ni si el resto de policías pudo ver lo que hacía su compañero y encubrir al responsable. Ninguno de los acusados, por otra parte, comunicó a sus superiores, ni elaboró atestado o informe alguno que diera cuenta de lo sucedido. ¿Y ya está? ¿A otra cosa? ¿Se ha realizado alguna reconstrucción de los hechos? ¿Nadie pegó al joven fallecido?

22. ¿Por qué alguien que ha traducido a Brossa, a Raimon, a Espriu, que publicó numerosos escritos en catalán, alguien que fue director de Nous Horitzons en la clandestinidad, un filósofo que prologó libros de Russell traducidos al catalán, que presentó la traducción catalana de Das Kapital, profesor represaliado de la Universidad de Barcelona, el currículum puede prolongarse horas y horas, nunca ha sido reconocido por las instituciones catalanas por su inmensa labor a favor de la cultura del país? ¿O lo suyo, sus aportaciones, no son parte de la cultura catalana?

Pasemos de pantalla como dicen ahora. Hablemos de una de las aportaciones en este imprescindible pensador barcelonés, nacido en Madrid, en el trigésimo aniversario de su fallecimiento.

II

30 años después.

En 1983, mientras impartía clases en México DF, en la UNAM («Inducción y dialéctica, «Karl Marx como sociólogo de la ciencia»), Manuel Sacristán [MSL] escribió el prólogo para la traducción catalana de El Capital, una edición de Edicions 62 y la Diputació de Barcelona. La traducción corrió a cargo de Jordi Moners quien, probablemente, eligió, con el beneplácito y apoyo de Xavier Folch de Edicions 62, el prologuista de la obra. No andaban desorientados. Como señala Gregorio Morán en El cura y los mandarines , ¿había alguien que hubiera leído a Marx con su rigor e interés? ¿No era Sacristán quien había traducido al castellano la gran obra del clásico para las OME, las obras de Marx y Engels?

El texto del autor de Panfletos y Materiales y El orden y el tiempo está fechado el 1º de mayo de 1983. Un breve resumen.

La aparición la traducción catalana de El Capital podía parecer intempestiva, señalaba Sacristán. «El libro sale, en efecto, alrededor de un siglo después de que empezara a estar presente en la vida social y cultural de Catalunya» y, además, en un momento, el del primer desencanto tras el primer gobierno PSOE y el 23-F y la victoria nacionalista-convergente en Cataluña, «que no se puede considerar de mucho predicamento de la obra de su autor, sobre todo en comparación con lo que ocurría hace quince o veinte años». Ya entonces era un perro muerto.

Era obvio que la primera circunstancia tenía mucho que ver «con los obstáculos con que ha tropezado la cultura superior catalana durante estos cien años, desde los de lejanía raíz histórica hasta los particularmente difíciles que levantó el franquismo». Desde este punto de vista, «la publicación de Das Kapital en catalán, como la de cualquier otro libro clásico» era una buena, una excelente «noticia para todos los que se alegran de que los pueblos y sus lenguas vivan y florezcan». Sacristán era uno de ellos.

La segunda circunstancia, el hecho de que el gran clásico marxiano apareciera en catalán en un momento que no era de los más favorables para él ni para la tradición que él representaba, podía facilitar, en cambio, una buena lectura. No era una paradoja: «cualquier libro y cualquier autor pagan el hecho de estar muy de moda con una simplificación más o menos burda de su contenido o con versiones apologéticas demasiado estilizadas». Es posible que sólo a este precio una obra influyera extensamente. Por eso nadie era dueño de sus propias influencias. En el caso de El Capital esto adquiría proporciones grandes y reales. «Y, puesto que «gris es toda teoría / y verde el árbol de la vida», seguramente es más jugoso el caos de la influencia práctica de las lecturas dudosas propias de las épocas de éxito de una obra que el fruto de una lectura tranquila, relativamente fácil en una situación de escasa acción social de la ideas leídas».

En cualquier caso, proseguía de traductor de Engels, el lector de El Capital podía beneficiarse ya en aquel entonces de la conclusión -¡por fin!- de las polémicas de los años 60 y 70 acerca de la posición e importancia del libro en la obra de Marx. «Hoy debería estar salomónicamente claro, por una parte, que El Capital es la obra máxima de la madurez de Marx (como, tal vez innecesariamente, lo proclamó con gran énfasis Louis Althusser) y, por otra parte, que El Capital no es toda la «Economía» planeada por su autor, ni lo habría sido aunque Marx lo hubiera terminado (como no menos insistentemente lo enseñó Maximilien Rubel en las polémicas aludidas)».

En todo caso, advertía prudentemente el prologuista, quizá no haya que hacerse ilusiones acerca de la superación definitiva de polémicas causadas por lecturas unilaterales de la obra marxiana «impregnadas de intereses ideológicos o políticos. Tal vez ni siquiera se haya acallado para siempre la disputa acerca de la relación entre el «Marx joven» y el «Marx maduro», que presidió la literatura marxológica de los últimos decenios y en cuyo marco se inscribieron las tomas de posición de Althusser y Rubel».

La verdad, en su opinión, era que toda persona hecha a criterios académicos de discusión tenía motivos para considerar resuelta esta vexatam quaestionem . No se podía decir lo mismo «de los que leen a Marx con el deseo de encontrar en él argumentos, o, por lo menos, palabras en que apoyar tesis políticas propias». Su ejemplo: «bajo el betselleriano título de Adiós al proletariado , André Gorz ha publicado recientemente unos escritos que, en lo que tienen de exégesis de Marx, utilizan líneas de pensamiento del autor procedentes de épocas diferentes de su desarrollo y aparentemente discordes, sin trabajar el problema histórico y textual que plantea esta situación». Parecería que esto no fuera posible en Francia, después del Pour Marx [La revolución teórica de Marx] y el Lire le Capital [Para leer El Capital ] de Althusser, pero lo era. Había sucedido.

A pesar de la aparente inmortalidad del asunto de los dos Marx, el joven y el maduro, el filosófico y el científico, el ideológico y el crítico, era razonable pensar que se trataba «de un asunto mucho menos importante para el futuro de lo que ha sido en el pasado reciente». Así ha sido. Las reconstrucciones del pensamiento marxiano, basadas unilateralmente, «en uno u otro de los «dos» Marx están en peligro de no oír siquiera los interrogantes nuevos que una nueva época del «desarrollo de las fuerzas productivas» va a dirigir a la lectura de Marx». Prescindiendo de la caducidad de tesis particulares de Marx, como ocurría en toda obra científica, lugar común sobre el que Sacristán no dejó de insistir una y otra vez, «la historia reciente y las anticipaciones hipotéticas del futuro próximo coinciden en quitar verosimilitud a la hipótesis marxiana acerca de la función del desarrollo de las fuerzas productivas materiales e intelectuales en su modelo de revolución socialista».

Las fuerzas de producción eran también fuerzas de destrucción, fuerzas productivo-destructivas las llamó en sus últimos años.

La acentuación unilateral de la importancia del Marx maduro, el Marx del Capital y de sus borradores, de la fase de su vida que empezaba en los años cincuenta del siglo XIX y había durado hasta sus años últimos, «con desprecio de la obra anterior a esa fase, se apoya decisivamente en la objetividad de las leyes históricas, centradas en última instancia en torno a la creciente «contradicción» entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción de una época de crisis». Ciertas consideraciones ya entonces bastante evidentes tendían a desbaratar el modelo clásico por lo que hacía a la crisis de nuestros días «o, por lo menos, a la predicción que a este respecto enuncia la vulgata marxista».

Los textos de Marx sugerían desde al menos 1848, desde la publicación del Manifiesto , que «su autor creía que las fuerzas productivas entonces operantes estaban entrando en «contradicción» con las relaciones de producción capitalistas y que la resolución de esa «contradicción» sólo podía ser el socialismo». Una lectura lo más literal posible de aquellos textos permitía salvar el modelo teórico general «pues sin duda se puede entender el florecimiento de las sociedades anónimas industriales y financieras como la revolución de las relaciones de producción resolutoria de la «contradicción» con el desarrollo de las fuerzas productivas señalada por Marx en aquellos años», pero no, en cambio y el punto era muy importante, su predicción, su orientación socialista. Nada aseguraba esa finalidad. Lo mismo ocurría entonces «pero todavía más demoledoramente para la predicción marxiana, porque las fuerzas productivas cuyo desarrollo caracteriza nuestra presente civilización no han sido ni soñadas por Marx, pero, a pesar de ello, la predicción del inminente «paso al socialismo» no es más verosímil que en 1848″.

La consideración quitaba mucho atractivo «al marxismo teoricista, objetivista y cientificista, basado en el «Marx maduro», que predominó en el marxismo de los países capitalistas durante los años 1960 y 1970″. La de Althusser y algunos filósofos próximos. Aquella lectura de Marx tenía, en su opinión, graves defectos internos -«la incoherencia entre su cientificismo y la inspiración hegeliana, presumiblemente ignorada por sus protagonistas, de su infalibilismo y objetivismo histórico», pero, sobre todo, era «la evolución política y económica ocurrida desde entonces lo que más la desacredita». Por lo demás, ese teoricismo marxista tan aparentemente cientificista se veía obligado a despreciar ¡no solo la obra del «Marx joven», del que tanto se discutía, sino también la del menos leído «Marx viejo», el cual había escrito categóricamente, en una carta hoy célebre a la revolucionaria rusa Vera Sassulich, que sus tesis del Capital se referían exclusivamente a las sociedades europeas occidentales». Francisco Fernández Buey ha escrito páginas luminosas sobre este asunto en su Marx (sin ismos) , un libro editado por El Viejo Topo dedicado a Neus y Eloy, su esposa-compañera y a su hijo, y también «en recuerdo de Manuel Sacristán y Giulia Adinolfi, comunistas, a los que amamos y de los que aprendimos».

No era probable en todo caso que la reconocida implausibilidad de la imagen de un Marx teórico puro, autor de ciencia pura, tal como tendió a verlo el estructuralismo, hiciera «más convincente la vuelta a una interpretación de la obra marxiana desde el «Marx joven», desde los manuscritos de 1844 principalmente, como la cultivada por varias escuelas marxistas o marxológicas en los años 1950, con desprecio más o menos acentuado del «positivismo» del Capital «. También en este punto, señalaba Sacristán, «lo decisivo ha de ser «la práctica», esto es, un criterio de coherencia con las necesidades sociales».

No parecía que los conceptos fundamentales del Marx filósofo, «así es como habría que llamarle, más que «Marx joven»», nociones como humanidad genérica, alienación, retrocaptación de la alienación, etc, por interesantes que fueran y por adecuadamente que expresaran las motivaciones y valoraciones comunistas marxianas, fueran «por sí solos suficientemente operativos para permitir un manejo eficaz del intrincado complejo de problemas tecnológicos, sociales y culturales con que se ha de enfrentar hoy un proyecto socialista». Para eso, Sacristán nunca olvidó este nudo esencial: «hace falta ciencia, «positivista» conocimiento de lo que hay, de lo «dado», cuyo estudio es tan antipático para el revolucionario romántico cuanto imprescindible para toda práctica no fantasmagórica». Esta perspectiva hacía del Capital una pieza imprescindible de cualquier lectura sensata de Marx: «esas dos mil páginas y pico contienen el esfuerzo más continuado y sistemático de su autor para conseguir una comprensión científica de lo que hay y de sus potencias y tendencias de cambio».

Pero, otra tuerca crítica más del prologuista, una visión científica adecuada, es decir, «ni cientificista ni apologética», tenía que partir de la revisabilidad de todo producto científico empírico. Todo pensamiento decente debía estar en crisis permanente. Lukács, proseguía su corresponsal y estudioso, hizo una vez, en Historia y consciencia de clase , un libro que él mismo tradujo y prologó, «el experimento mental de preguntarse si quedaría algo del marxismo una vez que todas sus tesis particulares hubieran sido falsadas o vaciadas por la evolución social». El autor de las Conversaciones , al que él mismo dedicó una de sus últimas conferencias en abril de 1985, «pensó que sí, que quedaría algo, a saber, el estilo de pensamiento muy abarcante y dinámico, histórico, que él llamó «método dialéctico»».

Admitiendo que la idea de Lukács era muy convincente, había que añadirle o precisarle en su opinión algo más: «el programa dialéctico de Marx -que engloba economía, sociología y política, para totalizarse en la historia- incluye un núcleo de teoría en sentido estricto que, sin ser todo El Capital, se encuentra en esta obra». El programa mismo era ya entonces absolutamente inabarcable para un hombre solo; «seguramente esto explica muchos de los padecimientos psíquicos y físicos de Karl Marx; y también da su estilo de época a una empresa intelectual que hoy consideraríamos propia de un colectivo, y no de un investigador solo».

Por eso, finalizaba el que fuera también traductor al castellano de la obra, » El Capital quedó en muñón, y por esto es inconsistente todo intento de convertir su letra en texto sagrado». Lo que sí parecía imperecedero era su mensaje de realismo de la inteligencia: «un programa revolucionario tiene que incluir conocimiento, poseer ciencia». Por su propia naturaleza, la ciencia real, toda ciencia real, no formal, es caduca. «Pero sin ella no puede llegar a ser aquello que no es ciencia».

Por esta convicción había dedicado Marx su vida y había sacrificado mucho de su felicidad, «con el turbio resultado que eso suele arrojar» (Sacristán conocía bien la vida del compañero de Jenny), «en la redacción de estas miles de páginas que al final le producían tan escaso entusiasmo que se limitó a sugerir que Engels «hiciera algo» con ellas».

Hasta aquí el prólogo. Una coda final.

En uno de los materiales escritos para el seminario de Arrás del PCE en 1963 (material anexo de la tesis doctoral de Miguel Manzanera, pp. 708-726), Sacristán trazaba la siguiente definición del concepto de alienación del que antes se ha hablado:

«(…) Especialmente en toda la sociedad de economía mercantil -y en todos los sectores mercantiles de sociedades más arcaicas- incluso la libertad de la clase dominante (pero, sobre todo, como es natural, la de las clases oprimidas) tiene un límite insuperable determinado por la alienación, es decir, por la reificación o cosificación de las relaciones originariamente humanas bajo la forma de relaciones o conexiones ineluctables y más o menos imprevisibles entre cosas, hechos y situaciones materiales. En sociedades más primitivas es más característico -y normalmente anterior- el nacimiento de otro tipo de alienación: la religión, forma típica de ilibertad de la consciencia, que nace de la cosificación de relaciones humanas en relaciones trascendentes, para interpretar los fenómenos de una naturaleza ante la cual el hombre es impotente».

Comentando un paso de Jean Paul Sartre, Cuestión de Método, pp.76-77, Sacristán anotaba igualmente la siguiente reflexión (24.II.1965):

«Este paso, característico del uso contemporáneo de ‘alienación’, puede leerse de dos modos: 1º) En uno de ellos, es de lo más recusable y típicamente metafísico, porque supone una esencia humana individual dada con anterioridad a la objetivación -es decir, a la vida-. Frente a esta concepción, es clara la confusión positiva marxiana inmediata: alienación del producto económico, que no presupone al «Hombre» más que como productor físico, aunque consciente y en sociedad. 2ª) La otra lectura es de más interés: alienación sería la idea confusa porque el sujeto no podría dominarla. El sabría «más que su idea expresión», por así decirlo. Esto es posible a cierto nivel histórico de la consciencia de clase, del lenguaje y de la cultura.¿Es esto, empero, alienación? Quizás en parte -hay que verlo en cada caso concreto, especialmente en la militancia. Pero quizás es ante todo insuficiencia del conocimiento y del dominio de la naturaleza».

PS. Al prologuista de la edición catalana, a quien por primera vez hace muchos años oí y leí hablar de la industria criminal del amianto, le hubiera agradado y emocionado esta nota del activista Paco Puche, del imprescindible Paco Puche:

«OK, muchas gracias. Tengo mucho interés en este trabajo porque muestra de una manera global la tragedia del amianto. Y facilito un método y unas fuentes por las que para cualquier país se pueden hacer los cálculos del orden de magnitud de la tragedia, temporizados en el tiempo.

Como digo a veces, esto de tratar tanto con muertes y dolores me convierte en una especie de funerario, pero me ha tocado en el lote y no puedo ya zafarme del monotema. Espero que lo comprendas. Para compensarme acudo a la antropología., a la arqueología a la primatología y ciencias afines indagando sobre cómo fuimos y llegando a la esperanzadora conclusión que tenemos madera amorosa y colaborativa. Por tanto, estamos hechos para la vida (una tautología que hay que recordar. Decía N. G. Roegten que hay que enfatizar lo evidente, que se olvida).

Me ilusiona pensar que todo este esfuerzo sirva para quitar de la nómina de posibles afectados a una buena porción de ellos.

Ahora he iniciado un acción de largo alcance para juntar grupos, afectados y concienzados y lograr una actuación de la UE para erradicar el amianto, al menos de Europa, y apoyar a las víctimas. Es el 400 aniversario de la salida de la imprenta de la segunda parte del Quijote. Tendremos que celebrarlo haciendo alguna quijotada.

Te tendré al corriente cuando pueda sacarlo a la luz pues ahora ando intentando conseguir que Ecologistas en Acción apadrine el proyecto. En breve te cuento. Y sé de antemano que podré contar contigo.

Un abrazo, Pacopuche».

Lean su trabajo, no se lo pierdan: http://www.rebelion.org/docs/194701.pdf Vale la pena.

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