Traducción para Rebelión de Loles Oliván
Aunque su gran ofensiva contra la Franja de Gaza terminó en enero, los ataques esporádicos de Israel no han cesado. Durante las primeras horas del último domingo aviones israelíes lanzaron ataques contra objetivos en la Franja de Gaza, hiriendo a siete palestinos y destruyendo numerosos edificios. El ejército justificó su agresión alegando que se había lanzado un cohete desde la Franja de Gaza. Los bombardeos se dirigieron a una casa, varios talleres y contra una fábrica de lavadoras en las regiones norte y centro de Gaza. Estas incursiones no han sido las primeras ni serán las últimas. Muchos las consideran parte de una amplia movilización contra la población del territorio. Muchos analistas de cuestiones palestinas creen que es muy probable que Israel haga otra guerra en la Franja de Gaza. Los israelíes no consiguieron eliminar a los grupos de resistencia encabezados por Hamás en Gaza. Fracasaron en poner fin a su control de la Franja y, por tanto, temen que Hamás pueda tener éxito en romper el bloqueo y aproveche la «tregua» para mejorar su capacidad militar. La frecuencia, en aumento, de los ataques y de las provocaciones debe considerarse en este contexto.
En las últimas dos semanas, los medios de comunicación israelíes han lanzado una campaña contra Hamás que afirma que éste ha desarrollado misiles capaces de alcanzar el centro de Israel. Esta campaña podría ser la propaganda pre-bélica diseñada para consumo interno de Israel y para la comunidad internacional. La esperanza del gobierno israelí es que esta nueva guerra le permita lograr lo que no pudo durante la última guerra. Tal y como suele hacer, el gobierno israelí utiliza la «legítima defensa» y la constante amenaza de «terroristas» contra la seguridad de Israel como pretexto para justificar su plan agresivo.
Observadores nacionales e internacionales están preocupados por lo que ven como sutiles preparativos para más ataques contra los palestinos a través de la publicación de edictos religiosos que justifican la matanza de todos los palestinos sin excepción. Los rabinos han emitido un nuevo decreto por el cual se permite matar a todos los palestinos, incluidos menores. Recientes informes de prensa hablan de la creciente influencia de los líderes religiosos en el ejército israelí. Esos edictos crean las condiciones para la posibilidad de lanzar una nueva agresión contra Gaza.
La escalada y continua agresión israelí crea un estado constante de inseguridad y caos. Aunque el gobierno palestino en Gaza está tratando de mantener la calma deteniendo los ataques con cohetes y buscando un consenso con todas las facciones a este respecto, la agresión israelí sólo puede socavar esos esfuerzos. Muchos grupos de militantes de Gaza rechazan la decisión del gobierno sobre la base de que las operaciones militares israelíes contra los palestinos no han cesado. Esto es precisamente lo que ocurrió durante los dos últimos días cuando Ansar al-Sunna se atribuyó la responsabilidad de los lanzamientos de cohetes; se les considera asociados con diversos grupos de la yihad salafista que también se atribuyó la responsabilidad de los ataques contra las Fuerzas Especiales de Israel al este de Deir al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza. El portavoz del grupo dijo a [la agencia] United Press International que «esta operación yihadista es una respuesta a los ataques de los sionistas contra nuestro pueblo en la ciudad de Jerusalén, y en respuesta a las reiteradas provocaciones del enemigo sionista en Gaza».
Los ataques israelíes contra los palestinos nunca se han detenido. Toman muchas formas, incluídos el endurecimiento del bloqueo sobre la Franja de Gaza y las frecuentes incursiones. Las fuerzas israelíes siguen secuestrando y deteniendo a personas en Cisjordania. La construcción del muro de Seguridad y los asentamientos no han cesado a pesar de la condena internacional. Asimismo, la confiscación de tierras, la demolición de viviendas y los ataques contra Al-Aqsa, en Jerusalén, constituyen formas persistentes de agresión contra los palestinos y representan los factores más importantes en la escalada de la tensión y el caos en la región.