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Más de 800.000 palestinos aislados en el norte de Cisjordania

Prisioneros en su propia tierra

Fuentes: Counterpunch

Traducido para Rebelión por LB.

Hace ya un mes, desde la segunda semana de diciembre del 2005, que el ejército israelí mantiene separada del resto del territorio palestino la parte norte de Cisjordania y prohíbe a los habitantes palestinos de esa zona viajar hacia Ramallah y otros destinos del sur. La prohibición afecta a cerca de 800.000 personas, vecinos de las provincias de Tulkarem, Nablús y Jenin. Hasta el 2 de enero la prohibición afectaba solamente a los vecinos de Jenin y Tulkarem. Desde esa fecha incluye también a los residentes del área de Nablús.

El ejército israelí no dictó ninguna orden explicando el nuevo alcance de la prohibición, de modo que la gente tuvo que enterarse del cambio en los puestos de control permanentes y volantes que durante las últimas cuatro semanas les han impedido viajar hacia el sur desde el cruce de Za’atara (puesto de control de Tapuah). Los israelíes no les dijeron cuánto tiempo permanecería en vigor la prohibición de viajar. El ejército israelí ha cortado también las conexiones directas por carretera del interior del norte de Cisjordania. La principal arteria -la carretera 60, que va desde el asentamiento judío de Shavei Shomron hasta la carretera que conduce a los asentamientos de Mevo Dotan y Homesh- permanece cerrada para todo tipo de tráfico palestino desde mediados de agosto mediante tres portones de acero.

Fuentes militares han informado a organizaciones internacionales que esta carretera permanecerá cerrada al tráfico palestino hasta que se construya otra valla de seguridad adicional alrededor del asentamiento de Shavei Shomron. En diferentes horarios se implementan también restricciones de paso para franquear ciertos puestos de control en función de la edad. Las restricciones afectan a personas de edad comprendida entre los 16 y los 30 años. El ejército israelí también prohíbe a los habitantes de Tulkarem entrar en Nablús por el puesto de control situado en la entrada oeste, Beit Iba. Únicamente se permite la entrada por el noreste (vía Tubas y Al-Badhn), lo cual supone un desvío de docenas de kilómetros a lo largo de largas carreteras secundarias. La oficina del portavoz del ejército israelí manifestó a Ha’aretz que «Debido a numerosas alertas de inteligencia y respondiendo a tentativas realizadas por organizaciones terroristas del norte de Samaria para llevar a cabo ataques terroristas contra el interior de Israel, se han instalado unas pocas barricadas para impedir el tráfico rodado de los habitantes de Jenin, Tulkarem y sur de Nablús al sur de la línea Nablús-Tulkarem. La decisión de impedir el tránsito se basó en una evaluación periódica de la situación. Los casos humanitarios son autorizados a pasar a cualquier hora«. La Asociación pro Derechos Civiles en Israel (ACRI) manifestó en una carta remitida la semana pasada al GOC Comando Central, Mayor General Yair Naveh, que existe inquietud ante la posibilidad de que la prohibición de tránsito haya podido ser impuesta como una forma de castigo contra la población civil y «sea por consiguiente improcedente por tratarse de un castigo colectivo estrictamente prohibido bajo la legislación humanitaria internacional«.

La carta del abogado de la ACRI, Limor Yehuda, afirmaba que dichas «prohibiciones generales de tránsito» crean «una desconexión entre diferentes partes de Cisjordania y entre poblaciones y comunidades que están interconectadas en todos los ámbitos de la vida, asestando un golpe demoledor a la capacidad de toda la población de mantener sus lazos económicos, sociales y culturales«.

El ejército israelí denomina «diferenciación» a esta prohibición de movimientos desde el norte de Cisjordania a otras áreas. La medida fue implementada en varias ocasiones el año pasado durante períodos de duración variable. Algunas veces la separación funciona en ambas direcciones. Los efectos de la «diferenciación» se distinguen claramente observando el reducido número de vehículos palestinos que circulan por las carreteras y las prolongadas esperas que tienen que soportar vehículos y personas para salir del puesto de control de Hawara, al sur de Nablús, y para franquear los puestos de control volantes instalados en las salidas de las carreteras secundarias utilizadas por los palestinos. No obstante, según los activistas de MachsomWatch, la organización de derechos humanos dedicada a documentar la política de restricción a la libertad de movimiento de los palestinos que aplican los israelíes, en esta ocasión la «diferenciación» está durando más y está siendo implementada de forma más estricta. En el puesto de control de Za’atara (Tapuah) -que los israelíes han ampliado durante los dos últimos meses hasta convertirlo en una gigantesca «terminal» por donde se canaliza todo el tráfico palestino procedente del norte y del este de Cisjordania- los israelíes prohíben el paso a palestinos que ya han superado los controles de todos los puestos precedentes, a pie o en automóvil, y cuyos documentos de identidad les identifican como residentes del norte de Cisjordania. Las poblaciones a lo largo de la carretera que va de Ariel hasta Tapuah tienen que soportar, además, barreras adicionales en forma de vallas levantadas para impedir que los palestinos se adentren en los huertos.

Los activistas de MachsomWatch han documentado numerosos casos en los que los israelíes prohibieron a estudiantes y a otros habitantes de las regiones de Tulkarem y Jenin entrar en Nablús o bien les advirtieron de que una vez dentro no se les permitiría salir.

Texto original inglés en: http://www.counterpunch.org/hass01132006.html