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Privatizan el apartheid en Israel

Fuentes: ZNet en español

Los regímenes de apartheid siempre terminan por desaparecer. En preparación para ese día en Israel, transfieren gran parte de la riqueza del Estado a manos privadas que han logrado buenas ganancias con el apartheid, la ocupación, los asesinatos y la desposesión. «Vivimos una realidad estrepitosamente fracasada… Un Estado que carece de justicia no puede sobrevivir… […]

Los regímenes de apartheid siempre terminan por desaparecer. En preparación para ese día en Israel, transfieren gran parte de la riqueza del Estado a manos privadas que han logrado buenas ganancias con el apartheid, la ocupación, los asesinatos y la desposesión.

«Vivimos una realidad estrepitosamente fracasada… Un Estado que carece de justicia no puede sobrevivir… Incluso si los árabes bajan la cabeza y se tragan para siempre su vergüenza y su cólera, no resultará. Una estructura basada en la crueldad humana se derrumbará inevitablemente sobre su propia base. Hay que fijarse bien en este momento: la superestructura del sionismo ya se derrumba como un salón de fiestas barato en Jerusalén. (Avraham Burg, www.forward.com/issues/2003/03.08.29/oped3.html)»

Antes del desmantelamiento del régimen del apartheid en África del Sur, iniciaron silenciosamente la privatización de los activos y servicios del Estado para asegurar que la pérdida del poder político no significaría además la pérdida de un statu quo beneficioso para la minoría blanca.

En los últimos años, el gobierno israelí también ha estado transfiriendo continuamente posesiones y servicios clave del estado a manos privadas. De modo más reciente, y significativo, tierras de propiedad estatal son transferidas al control semi-privado o privado.

El 15 de junio de 2005 el Fondo Nacional Judío (JNF) y la Administración de Tierras de Israel (ILA) – que junto con los Consejos Regionales Rurales Israelíes, poseen aproximadamente un 93% de las tierras en el Estado israelí – acordaron un masivo trueque de tierras.

Este acuerdo fue un requisito previo esencial para la aceptación por el JNF de las recomendaciones del Comité Gadish que introducirán masivos cambios en los sistemas de propiedad de tierras en el Estado de Israel.

En la actualidad, la vasta mayoría de los «terratenientes» en el Estado de Israel son «inquilinos» que no poseen realmente la tierra en la que viven. La alquilan, con usufructos a largo plazo, de las agencias propietarias de terrenos antes mencionadas. La adopción de las recomendaciones del Comité Gadish, anunciada formalmente el 19 de junio de 2005, (http://www.mfa.gov.il/MFA/Government/Communiques/2005/Cabinet%20Communique%2019-Jun-2005), permitirá que los actuales arrendatarios de tierra residencial puedan optar por su compra.

El nuevo sistema, sin embargo, se aplica sólo a tierras de propiedad de la ILA. Las tierras de propiedad del JNF, y mantenidas en fideicomiso para «el pueblo judío», así como las tierras comunitarias o comunes en moshavim y kibutzim que son administradas por el Consejo Rural Regional Israelí, no están sujetas a las nuevas recomendaciones.

En su calidad de organismo casi privado de propiedad de tierras, el JNF posee un total de un 12% de la tierra en Israel. Según el acuerdo, intercambiaría la tierra que posee en ciudades israelíes ya establecidas por una compensación monetaria, y una cantidad equivalente de tierra «no-desarrollada» en el Negev y Galilea. Un reciente informe en Ha’aretz (http://www.haaretz.com/hasen/spages/638729.html) indica que el JNF podría recibir hasta 2.000 millones más de NIS [nuevos shekels israelíes] – aproximadamente 430 millones de dólares usamericanos – en ingresos provenientes de la venta y alquiler de sus propiedades.

Detalles demográficos

Aunque los ciudadanos palestinos de Israel representan aproximadamente un 19% de la población, poseen sólo un 3% de la tierra.

La ciudadanía palestina de Israel se concentra sobre todo en tres áreas principales: el Triángulo (al-Moutallet), Galilea (al-Jalil), y el Negev (al-Naqab).

En la región del Triángulo la mayoría palestina es de cerca de un 75%. La región de Galilea comprende cerca de un tercio del área total de tierras del Estado de Israel y tiene una mayoría palestina de cerca de un 52% (595.000 ciudadanos de 1.148.000). Cuando las ciudades costeras de Galilea dejen de formar parte de la ecuación, el «corazón de Galilea» – designado oficialmente como los distritos de Carmel, Nazaret Superior, Ma’alot, Migdal Ha’emek y Afula – tendrán una mayoría palestina de cerca de un 78%. En el Negev, los palestinos representan un 25% de la población.

En una conferencia en el Ort Braude College en Karmiel en Galilea, el día después de que se llegara al acuerdo de trueque de tierras entre el JNF y la ILA, el primer ministro Sharon esbozó la relación entre la desconexión en Gaza y los planes de desarrollo del Negev y Galilea, declarando que: «No estoy dispuesto a aceptar la afirmación de que la retirada de Gaza es pisotear el sionismo. Es, en realidad, un fortalecimiento del sionismo en áreas que son mucho más importantes, y es lo que hay que hacer en Galilea.»

Ningún representante palestino fue invitado a hablar en el panel que discutió el desarrollo en una región con mayoría palestina, y por ello los representantes de las 52 ciudades palestinas en Galilea boicotearon la cumbre.

El presidente del Comité de Seguimiento Israelí-Árabe, Shuki Hatib, calificó el evento de «una conferencia racista que es la continuación de la política de ‘judaizar’ Galilea.»

Shimon Peres, el ministro responsable por la promoción del desarrollo en Galilea y el Negev, no asistió a la conferencia, mencionando conflictos de agenda. Peres, sin embargo, mencionó el tema de Galilea y el Negev en una reunión con Condeleeza Rice en la que solicitó financiamiento usamericano para el desarrollo de esas regiones, presentándolo como un caso de «ser o no ser».

El significado real

En su calidad de agencia casi privada, no es probable que el JNF se vea limitado por las recomendaciones del Comité Gadish. Existen intentos hechos por grupos de defensa legal, como Adalah (www.adalah.org), que cuestionan el estatus «privado» de la agencia, y exigen que se aplique un precedente de igualdad establecido por un anterior caso en la Corte Suprema (Qaadan vs. Katzir) y que sea implementado por todas las agencias terratenientes en Israel.

El JNF, sin embargo, se aferrará a su condición de agencia «privada» a fin de continuar discriminando contra los no-judíos en su distribución de acuerdos de arriendo a largo plazo.

Al intercambiar propiedades municipales ya construidas, que ostensiblemente valen más por su ubicación urbana, por tierras «no-desarrolladas» en Galilea y el Negev, el JNF espera aumentar la población judía local, mediante la construcción de nuevos asentamientos. El riesgo de que ciudadanos palestinos de Israel puedan comprar las tierras transferidas a la ILA bajo el trueque es mínimo ya que ningún no-judío podría haber negociado un acuerdo de alquiler a largo plazo con el JNF, y las áreas en cuestión son fundamentalmente judías en su composición.

La realidad del apartheid dentro del Muro

Más de 500 aldeas palestinas fueron destruidas en la preparación y después de la guerra de 1948 y no se ha establecido ni una sola localidad nueva para palestinos desde la fundación de Israel, a pesar de que la población palestina se ha casi decuplicado (de 150.000 a cerca de 1,3 millones, y más si se incluye a los ciudadanos de Jerusalén Este, ilegalmente ocupado).

Expropian regularmente tierras para nuevos distritos judíos segregados, de las propiedades privadas y públicas de ciudades palestinas vecinas, lo que resulta en que hay cantidades de tierras desproporcionadamente grandes que están reservadas para distritos judíos segregados y sus ciudadanos.

Por ejemplo, Sakhnin es una ciudad de unos 25.000 palestinos, que viven actualmente en unos 9.000 dunam de tierra, debido a expropiaciones de tierras hechas por la vecina Misgav, una ciudad judía fundada en los años ochenta. Como resultado de estas expropiaciones, los 15.000 ciudadanos judíos de Misgav tienen uso de 180.000 dunam de tierra.

Ningún ciudadano palestino de Israel se beneficiaría con la decisión del gabinete israelí de bajar los precios de la tierra para nuevos proyectos de construcción de viviendas en Galilea entre un 20 y un 40%, desde comienzos de julio de 2005, por un período de 2 años. Esto fue posible gracias a la asignación de tierras en Galilea al JNF.

Aunque algunos ciudadanos palestinos poseen tierras, a menudo recibidas de sus padres y abuelos, enfrentan restricciones para su uso. Gran parte de la tierra en posesión de palestinos ha sido denominada intencionalmente por el Estado israelí como sólo «para fines agrícolas». Al no poder comprar o alquilar tierras en otro sitio, los palestinos han edificado sobre esas tierras, llevando a que sus casas sean destruidas.

En 1996 un informe del Ministerio del Interior señaló que aunque un 57% de los edificios sin autorización construidos dentro de Israel son realizados por palestinos, un 90% de las demoliciones de casas tiene lugar contra hogares palestinos. Sólo en Galilea hay más de 16.000 órdenes de demolición pendientes.

En el Negev, la situación es aún peor. Hay unas 46 aldeas no reconocidas en el Negev que no aparecen en ningún mapa israelí.

El JNF planifica el desarrollo de nuevas comunidades judías allí bajo el nombre de proyecto de asentamientos «Blueprint Negev,» [Programa Negev] (www.jnf.org/negev/facts.html). En el sitio en la Red del JNF no se reconoce la existencia o los derechos de las 46 aldeas palestinas.

Las confiscaciones de tierras, las demoliciones de casas, y la fumigación aérea de pesticidas tóxicos, son instrumentos utilizados por el Estado israelí para convertir en realidad la eliminación del mapa de esas aldeas. Para más información, vea el sitio en la Red de La Asociación de 40 en www.assoc40.org/index_main.html.

La privatización y la realidad del apartheid del otro lado del Muro

El JNF y otras agencias gubernamentales, también han descubierto que la privatización es un instrumento útil para emprender actividades controvertidas, es decir ilegales. Porque aunque sea más o menos aceptable que se propugne un Estado exclusivamente judío dentro de las fronteras de Israel previas a 1967, a pesar del número en crecimiento constante de no-judíos en su interior, no es aceptable que se haga lo mismo en los territorios ocupados.

Con este fin, el JNF estableció Himnuta, una compañía privada en la que el JNF posee un 99% de las acciones. Himnuta compra propiedades dentro de los territorios ocupados, utilizando a menudo dinero de la Organización Sionista Mundial y de ministerios gubernamentales. La mayoría de sus compras están justo dentro de la Línea Verde, áreas clave en las negociaciones. Incluso si terminan por devolver esas tierras al control palestino, Himnuta saldrá ganando, como lo evidencian los generosos paquetes de compensación para los colonos ilegales en Gaza.

Himnuta estuvo recientemente involucrada en un escándalo que tuvo que ver con la compra de tierras privadas palestinas cuya venta no había sido aceptada por los propietarios. En febrero de 2005, Hai Cohen, antiguo director gerente de Himnuta, el teniente coronel Yair Blumenthal, jefe del departamento de infraestructura de la Administración Civil, los hermanos Yosef y Yaakov Amram, empresarios de Jerusalén, y su abogado Eitan Tzachi fueron arrestados por sospechas de falsificación de documentos, comercio ilegal con tierras, y fraude agravado. Los sospechosos fueron responsables de por lo menos cinco negocios ilegales que incluyeron tierras robadas cerca de Hebrón, Gush Etzion, Jericó, Ma’aleh Adumim y Givat Ze’ev.

No ser

La retirada de Gaza, y el habla de más retiradas, son los primeros indicadores reales del comienzo de un fin del sueño sionista en Israel. Estas acciones vienen en reacción a la realidad demográfica emergente. Este año, por primera vez desde que unos 750.000 palestinos fueron expulsados de sus tierras y hogares ancestrales en 1948, los palestinos han recuperado una posición mayoritaria.

A pesar de las expulsiones, las ocupaciones militares, los toques de queda, el desempleo, y todas las penurias adicionales impuestas por los sionistas para expulsarlos, hay ahora 5,3 millones de palestinos respecto a 5,2 millones de judíos, en las tierras de la Palestina del Mandato.

(http://lawrenceofcyberia.blogs.com/news/2005/03/paging_natan_sh.html).

Incluso si se acepta que Gaza ya no forma parte de Israel – una falacia cuando Israel controla sus fronteras, su espacio aéreo y sus puertos marítimos y sigue bombardeándola a su gusto – los palestinos en el resto de los territorios bajo el control de Israel volverán a lograr su condición mayoritaria.

Por lo tanto Israel enfrenta una decisión entre ser un Estado de apartheid donde una minoría gobierna a la mayoría, o un Estado binacional, que ya no será un Estado judío.

Los regímenes de apartheid nunca duran para siempre y éste también fracasará. Pero este régimen ya que colocado los fundamentos para salvaguardar sus posesiones. La mayor parte de la riqueza del Estado estará pronto en manos privadas que habrán logrado buenas ganancias con el apartheid, la ocupación, los asesinatos y la desposesión. Por desgracia, los criminales mercantiles tienden a salirse con la suya.

Título original: Privatizing Apartheid in Israel
Autor: Leila Khaled Mouammar, 8 de diciembre de 2005
Link: http://www.zmag.org/sustainers/content/2005-12/08mouammar.cfm
Traducido por Germán Leyens