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Por los daños causados en la torre de la chimenea de una central térmica

Protesta de Kingsnorth: los activistas usan el cambio climático como defensa legal

Fuentes: The Guardian

Los activistas del cambio climático de Greenpeace que escalaron una de las chimeneas de central térmica más altas de Gran Bretaña, causando daños por valor de 30.000 libras, fueron acusados ayer en los tribunales de haber cruzado la línea de lo que se considera una protesta aceptable. El mes de octubre del año pasado, cinco […]

Los activistas del cambio climático de Greenpeace que escalaron una de las chimeneas de central térmica más altas de Gran Bretaña, causando daños por valor de 30.000 libras, fueron acusados ayer en los tribunales de haber cruzado la línea de lo que se considera una protesta aceptable.

El mes de octubre del año pasado, cinco activistas, llevando comida y agua para permanecer cuatro días, escalaron la chimenea de 200 metros de la central térmica de Kingsnorth, cerca de Hoo, Kent. Habían pensado pintar «Gordon, bin it» en el exterior de la chimenea, pero solamente llegaron a pintar el nombre «Gordon» antes de que bajaran al cabo de 30 horas, escuchó ayer un jurado del tribunal de Maidstone.

Huw Williams, 41 años, de Nottingham; Ben Stewart, 34, de Lyminge, Kent; Kevin Drake, 44, de Westbury, Wiltshire; Will Rose, 29, de Londres; y Emily Hall, 34, de Nueva zelanda, son acusados todos de daños y perjuicios causados en la chimenea. Tim Hewke, 48 años, de Ulcombe, Kent, que la fiscalía dice que ayudó a organizar la protesta desde el suelo, ha sido acusado de lo mismo. Ninguno niega haber causado los daños y también aceptan los costes estimados de la reparación de la chimenea.

La cuestión central del caso sería en primer lugar la legalidad de haber causado los daños, dice John Price, de la fiscalía. «Los acusados mantienen que tenían una excusa legal para haber causado daños en la chimenea: la protección de otras propiedades. Otras propiedades les oirán, de Kent y del mundo entero. Dicen que las propiedades corren el riesgo de daños más graves al estar amenazadas por el cambio climático, que es causado por el incremento sustancial de los gases de efecto invernadero, a los que se dice que las centrales térmicas hacen una importante contribución».

Pero añade que los actos cometidos por los que protestaban «no tenían la capacidad de ser legales». Dijo ante el jurado de nueve hombres y tres mujeres que no se juzgaba un caso de libertad de expresión o de protesta política legítima, sino que la acusación era por haber cruzado la línea de la protesta aceptable.

«Hay modos de protestar legalmente, pero hay que trazar una línea», afirmó.

Se espera que los activistas, que empezarán hoy su defensa, argumenten que actuaron para impedir que se perdieran vidas y se causaran daños en propiedades de todo el mundo por causa del calentamiento global. Será la primera vez que en un tribunal británico se use esa defensa del cambio climático.

Se espera que el grupo medioambiental llame como testigos a académicos, investigadores y medioambientalistas internacionales de elite expertos en cambio climático.

Greenpeace se encontró ya en una situación similar en 1999, cuando Lord Melchett, su director en ese momento, destruyó junto con otros un campo de cultivos genéticamente modificados en Norfolk. Afirmaron en el juicio que habían actuado para prevenir un daño medioambiental mayor. El veredicto de no culpables envió un mensaje a los activistas del medio ambiente en el sentido de que no serían necesariamente castigados por la ley si causaban daños en las propiedades.

Este caso, que se espera dure cinco días más, tiene un significado adicional por la oposición pública a la central térmica de Kingsnorth y muchas personas se han comprometido a una desobediencia legal si la térmica se construye. El mes pasado, más de 2.500 personas participaron en una manifestación contra la central.

Se espera que Gordon Brown apruebe la central de Kingsnorth en los próximos meses, convirtiéndose en la primera central térmica nueva en 30 años. El caso continúa.

John Vidal, editor de medio ambiente de The Guardian

Traducido por Víctor García para Globalízate

Artículo original:

http://www.guardian.co.uk/environment/2008/sep/02/kingsnorthclimatecamp.activists