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Gobierno y Generalitat aumentan la tensión

Puigdemont y Rajoy dan un paso más hacia el choque de trenes

Fuentes: Bez

En el último lustro se ha repetido hasta la saciedad que el choque de trenes se iba a producir más pronto que tarde, pero al final, aunque aumentara la tensión, parecía que nadie se atrevía a estirar la cuerda más de la cuenta. A fin de cuentas, a los dos Ejecutivos, el central y el […]

En el último lustro se ha repetido hasta la saciedad que el choque de trenes se iba a producir más pronto que tarde, pero al final, aunque aumentara la tensión, parecía que nadie se atrevía a estirar la cuerda más de la cuenta. A fin de cuentas, a los dos Ejecutivos, el central y el catalán, les iba bien esta situación. Esta vez, en cambio, todos coinciden en que no hay vuelta atrás. El tiempo se está acabando y el tan temido choque de trenes parece que se va a convertir en realidad.

Tras meses de tiras y aflojas, la aceleración de unos y otros es ahora un hecho. El Ejecutivo catalán sigue en sus trece en la voluntad de convocar un referéndum de autodeterminación, mientras que el Gobierno central ha remarcado una vez más que el referéndum «está fuera de la ley», que no permitirá su celebración y que para ello «hará lo que tenga que hacer».

A estas alturas parece claro que nadie va a cambiar de opinión. El pasado lunes, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, defendió en una conferencia en Madrid su propuesta de negociar un referéndum con el Gobierno central, una tesis reforzada con el envío de una carta oficial al presidente Mariano Rajoy, que ha abandonado su habitual táctica dilatoria, contestando con rápidez y firmeza. Aprovechando también la publicación por parte de El País de un borrador de la aún secreta Ley de Transitoriedad Jurídica -una de las tres leyes de desconexión que debería aprobarse en agosto-, Rajoy ha tachado el órdago lanzado por el Gobierno de la Generalitat de «una amenaza grave para la convivencia» y de «golpe de Estado». Palabras que no admiten una doble lectura y que hasta ahora Rajoy había evitado pronunciar.

Además de recordar que «ni puede, ni quiere» permitir un referéndum, el presidente del Gobierno, apoyado por toda la plana mayor del PP, ha invitado a Puigdemont a que explique en el Congreso su propuesta: «si pretende plantear un desafío tan grave como la secesión de una parte del territorio». Invitación rechazada de plano por Puigdemont, que quiere evitar convertirse en un nuevo Ibarretxe. Dos posturas, la de los dos mandatarios, que se han reafirmado en sus intervenciones en el encuentro del Círculo de Economía de Sitges, ante la desazón de los empresarios que siguen abogando por una cada vez más difícil tercera vía. El enfrentamiento es evidente y cualquier atisbo de diálogo ha desaparecido.

Puigdemont pisa el acelerador

Y es que esta última semana el juego ha cambiado. De una partida de póker se ha pasado a una ruleta rusa. Pierde quién comete el primer error. Todos entienden que no pueden ganar más tiempo, sobre todo en Cataluña, donde los mismos miembros del Gobierno de la Generalitat, aunque no lo admitan en público, son conscientes de que el procés no da mucho más de sí. De lo que se trata ahora es de convencer a los indecisos y ganar el relato ante la opinión pública.

No es casualidad que el pasado sábado se haya celebrado una cumbre de las asociaciones independentistas (Assemblea Nacional Catalana, Òmnium Cultural y Associació de Municipis per la Independència) que han pedido expresamente a Puigdemont que fije la fecha y la pregunta del referéndum «sin dilaciones». Por ello, este lunes, el presidente de la Generalitat reunió a las formaciones soberanistas para sopesar las medidas unilaterales que puede llevar a cabo el Gobierno catalán tras la enésima negativa del Gobierno central para pactar el referéndum.

En el encuentro participaron representantes del Partit Demòcrata Europeu Catalá (PDeCAT), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) y Podem, mientras que Catalunya en Comú -el nuevo nombre, decidido por la militancia, del partido de los comunes- rechazó la invitación, considerando que el espacio en que se debería confrontarse es el del Pacte Nacional pel Referèndum que reúne, además de los partidos, también a la sociedad civil.

Según la portavoz del Gobierno catalán, Neus Munté, de la cumbre no ha salido «ninguna conclusión, ni ningún acuerdo respecto a la convocatoria» del referéndum. Tampoco se ha decidido cuando hacer pública la fecha, la pregunta y la modalidad de la consulta, aunque se espera que en las próximas dos semanas haya una declaración al respecto. En palabras de Munté, que ha «exigido respeto al Gobierno» central y que ha criticado al PP que no haya «ofrecido ningún tipo de respuesta al pueblo de Cataluña» en el último lustro, se ha tratado, pues, de un encuentro para «escuchar» a todos los partidos favorables al referéndum.

Hacia un septiembre caliente

Si en el contencioso entre los dos Gobiernos se ha abandonado el póker para pasar a la ruleta rusa, en el tablero catalán y en el español siguen todos con las cartas en las manos en un contexto en el que la estabilidad es un espejismo. Lo que está en juego es la hegemonía política. Esto explica el cambio de actitud de Rajoy, que se siente presionado por la victoria de Sánchez, los contínuos escándalos de corrupción que afectan a su partido y la moción de censura de Podemos. Por esto, el presidente del Gobierno ha reclamado unidad de acción a los partidos constitucionalistas y ha buscado y obtenido el apoyo del nuevo secretario general socialista, Pedro Sánchez, a «la defensa de la legalidad y de la Constitución y contra cualquier intento de romperla».

Algo similar pasa en Cataluña con un PDeCAT arrinconado por los escándalos de corrupción y sumido en la mayor crisis de su historia. Puigdemont no quiere perder la iniciativa, quiere mantener atada a ERC -que se perfila como la ganadora de las próximas elecciones autonómicas- y poner en un aprieto a los comunes. La ofensiva es el mejor ataque para echar balones fuera y es la misma táctica -extremadamente cortoplacista- escogida por Rajoy y Puigdemont.

Se avecinan semanas extremadamente tensas a la espera de un septiembre caliente. Todos dan por descontado que el referéndum se convocará y que el Estado impedirá su celebración. La incógnita es cómo se harán las cosas. Eso marcará el periodo post-procés, en el que más de uno vaticina que podrá empezar a haber diálogo. Con unos vencedores y con unos perdedores. Y, quizás, con una sociedad fracturada.

PSC y Ciudadanos critican la aceleración de Puigdemont

El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, se ha opuesto a «una convocatoria unilateral e ilegal» que «es un camino condenado al fracaso que puede generar frustración», mientras que Inés Arrimadas, confirmada en las recientes primarias de Ciudadanos como candidata a la Generalitat del partido naranja, ha considerado que es «una tomadura de pelo volver a hablar de otro 9N» en referencia a la consulta celebrada en 2014 por la cual Mas, Ortega, Rigau y Homs han sido inhabilitados por el Tribunal Constitucional.

Fuente: http://www.bez.es/43585231/Puigdemont-Rajoy-paso-hacia-choque-trenes.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.