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Diario de una madre palestina

¿Qué decirle a una hija?

Fuentes: http://a-mother-from-gaza.blogspot.com/

Traducido para Rebelión por Ana Sastre

Miércoles, 7 de enero de 2009 

Otro día, otra masacre, más deliberación diplomática, más silencio, más complicidad.

La invasión de Gaza ha sido agotadora mentalmente. He hecho lo que he podido para sobreponerme a este sentimiento de impotencia canalizando la energía y convirtiéndola en acción… aunque es posible que solos no podamos modificar las atroces acciones de un gobierno, juntos nuestras voces llegarán más lejos, mucho más lejos de lo que nunca podríamos imaginar.

La noche pasada nos acostamos con la última hora de Aljazeera English, que informaba de que la ONU había convertido los colegios en refugios para los desplazados internos.

«Tengo un mal presentimiento… no me sorprendería que bombardearan estos refugios», le dije a Yassine.

Por la mañana despertamos a la realidad con la desgarradora noticia, mientras me preparaba corriendo para llegar a tiempo a la cita con el pediatra de Noor mi mente no estaba aquí.

Después intervine en una retransmisión canadiense en directo con mi padre.

«¿Quiere decirle algo a su hija?», preguntó el presentador para concluir la entrevista.

«¿Qué voy a decirle? La verdad es que no sé si dentro de una hora estaré vivo», respondió mi padre. «Ella se empeña en pedirme que le describa a las víctimas, que le describa las atrocidades que veo; pero no puedo. ¿Qué debo decirle? ¿Que por todas partes veo cuerpos convertidos en trozos de carne chamuscada?»

Mi padre pasó a relatar historias de palestinos utilizados por los israelíes como escudos humanos. Los militares israelíes han sacado a la fuerza a familias enteras de sus casas llevándolas por delante para que inspeccionen edificios y estancias antes de que el ejército entre y apueste en ellos a sus francotiradores. Es una práctica que ya usaron antes en Rafah, sobre la que yo informé personalmente durante la Operación Arcoiris de 2004, en Jenin, y en Nablus en 2007 (donde una joven y un chico fueron ultrajados) . Btselem ha dicho que los «soldados israelíes utilizan habitualmente a civiles palestinos como escudos humanos, obligándoles a llevar a cabo tareas militares que ponen en peligro sus vidas», a pesar del auto del tribunal superior israelí que prohíbe dicha práctica.

A continuación, pasó a hablar de la masacre perpetrada en el colegio de la ONU convertido en refugio, que acababa de suceder, recordando a los oyentes que en algunos casos, estos palestinos habían sido llamados por el ejército israelí a abandonar sus casas a través de llamadas automáticas y otras formas de intimidación para bombardear después el único lugar seguro que estos ciudadanos consiguieron encontrar.

Le pregunté si había salido algo de casa; me dijo que mi madre llevaba días sin salir, pero que necesitaban tomates para hacer la cena. «Las tiendas están vacías, no queda prácticamente nada en sus estanterías; y a las puertas de la panadería de Shanti había una cola de unas 300 personas».

Lo más sorprendente, dijo, es que los palestinos están intentando seguir con sus vidas normales. Son las cosas mundanas y normales las que nos mantienen alejados de la locura, las que te mantienen vivo y cuerdo en medio del terror absoluto. Pero hay algo que resulta muy difícil de soportar: saber que tanto por su intencionalidad como por su alcance, se trata de un asalto moderno sin precedentes contra una población ocupada y apátrida, la mayoría de ellos refugiados.

¿Cuántas masacres más habrán de perpetrarse hasta que el ser humano recupere la conciencia?

 

Hablar sin temor: protestas en Carolina del Norte

Algunas fotografías de las dos manifestaciones a las que asistimos durante la semana, una en Durham y la otra en Raleigh, Carolina del Norte. (sí, en la cuarta foto está mi pequeña Noor ondeando una bandera palestina, en brazos de mi amiga marroquí).

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Breve nota sobre los comentarios

Queridos todos:

Una breve nota para informaros de que recibo literalmente cientos (en los últimos días miles) de comentarios en mi buzón de entrada, que esperan a ser organizados. Me resulta humanamente imposible leerlos y publicarlos todos. Y, huelga decir que ni siquiera me molesto en leer los que me desean lo peor, así que mucho menos voy a publicarlos… no malgastéis vuestras fuerzas en enviarlos. Ese es el motivo por el que no hago totalmente pública mi sección de comentarios. Sólo quería que supieran que no es nada personal, es que no dispongo ni del tiempo ni de la capacidad necesarios para leer y publicarlo todo. Muchas gracias a todos y cada uno de los que dedicáis vuestro tiempo (incluso los que me desean cosas malas) a leer lo que quiero contaros… y no dejéis de enviarme comentarios.