Traducido del Árabe por Fuad Muaddi Casas
(Para «Adab» http://al-adab.com/article/الله-ينجّينا-من-الآت-رسالة-من-سجن-عوفر)
Desde una colina detrás de la ciudad ocupada de Ramallah, en la calle principal hacia la costa, que también está ocupada, la ocupación nos quitó un pedazo verde de la patria, convirtiéndola en una fealdad completamente gris.
Un centro de detención, sobre cuyos muros se encuentran los muertos vivos (zombis). Nuestras madres lo odian más que nosotros, y cantan sobre él, a lloros, en las marchas: «¡Oh prisión de Ofer, ojala te quedaras en ruinas / y tus malditas puertas que grazne un cuervo!» Se callan por un breve momento para vovler a cantar tristemente en coro: “Oh prisión de Ofer, ojala fueras destruida, y que en tus malditas puertas ulúlate un búho!»
Desde aquí en particular, desde mi habitación con otros siete prisioneros, y desde mi cama de prisión, les envío un saludo de compañía que continúa recitando todos los días, durante el recuento de la mañana, su renovada creencia en la liberación de toda nuestra Palestina. Se las envío con la cálida brisa de Abril, para que les lleve mi anhelo y los abrace, allá en el periódico del Adab, «¡el más moderno y el más comprometido!»
Este es un mensaje muy exclusivo sobre el virus Corona en detención. No les miento si digo que en mi vida no pensé en escribirles mientras estaba detenido por la ocupación sobre una pandemia en la época de la ocupación.
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Ahora son las 12:30 am, y contrario a mis costumbres, todavía estoy despierto. No puedo dormir debido a los ataques de tos que los camaradas afligen conmigo en la habitación y en las habitaciones a nuestro lado en la sección. Una cacofonía por excelencia, llena de fuertes silbidos. Cuerpos cansados tratando de recuperar el aliento.
Por lo general, nos levantamos a las cinco de la mañana. Por lo tanto, nos acostumbramos a dormir temprano en la noche, dentro de un sistema voluntario establecido por el movimiento cautivo, para garantizar la supervivencia del luchador palestino, y el bienestar de su cuerpo y la vivacidad de su pensamiento, este luchador, que representa una extensión de la resistencia del pueblo palestino durante más de setenta años. En una sección, unos 140 prisioneros están detenidos. El carcelero todavía trata de vaciar al cautivo de su contenido de lucha, y de interrumpir su papel nacional, con diversas formas de tortura.
Al comienzo de la crisis de Corona, realmente no nos dimos cuenta de lo que estaba pasando, y pensamos que este virus era puro humor y superstición. Una vez, después de que la hermosa presentadora, Mais Mohamed, leyó las noticias en el canal RT ruso, que es uno de los pocos canales al cual tenemos acceso, que indica la virulencia del virus y su expansión en la región, uno de los camaradas dijo con humor: «No tengan miedo, el virus es “Made en China”. No debe ser de buena calidad».
Todos nos reímos. Sin embargo, después de un tiempo nos dimos cuenta de que era una epidemia mortal, «la primera calidad», y no se iba a acabar pronto.
Cuando el virus comenzó a extenderse por el mundo en febrero pasado, derrotando a un país tras otro, lo seguimos con gran atención. Todos teníamos la misma pregunta: «¿Qué pasa si nos alcanza, nosotros que estamos aislados del mundo?» Pero no nos atrevimos a hablar al respecto, y en lugar de ello nos imaginábamos con nuestros seres queridos, abrazando a nuestras familias en la cuarentena de nuestra casa, no en el aislamiento de un calabozo.
Entonces, lo que temíamos sucedió: El virus Corona llegó hasta Palestina, afligió a miles y mató a docenas. Y aquí estamos, temerosos de su llegada a través de un carcelero ocupador, que nos lo contagia para que se multiplique en nuestras células y penetre en nuestros pulmones.
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La política de negligencia médica adoptada por la Administración de Prisiones Sionistas ha causado la muerte de docenas de prisioneros palestinos hasta el momento. Incluso los prisioneros liberados no se salvaron a las enfermedades crónicas que les dio en cautiverio, y todavía sufren de inmunidad frágil, acompañada de dolor que les quita el sueño día y noche. Sin embargo, la administración penitenciaria de hoy, como de costumbre, no se preocupa por la salud de los prisioneros; no toma medidas suficientes para limitar la propagación de la epidemia de Corona en las cárceles, a pesar de que la proporción de prisioneros de edad avanzada es muy grande y alcanza el 25% del número total de prisioneros, que necesitan atención médica urgente.
¿Sera que el cuerpo del prisionero, Badran Jaber, que tiene setenta y tres años y que se encuentra actualmente en la prisión de Ofer, soportará la arrogancia del virus Corona y la ocupación al mismo tiempo? Badran pasó un tercio de su vida moviéndose por las cárceles, caminando perplejo, y tiene una bolsa de medicamentos que no deja de tomar todos los días.
Imagínense también la situación con el escritor Ali Jaradat, de 64 años, que sufre de diabetes. Los años de prisión se carcomieron su salud, hasta que llegar a su corazón, que la ocupación abrió, literalmente, en una operación quirúrgica mientras fue encarcelado. ¿Sera que se transforma en «un flujo de memoria libre»[1], si la maldita corona invadiera sus células?
¿Qué pasaria con el Dr. Ahmed Qatamesh, alias «Abu Tarbush»? ¿No estaría cansado también, ya que casi llega a los setenta años?
Todo lo que la Administración de Prisiones hizo bajo la circunstancias de esta pandemia fue la suspensión de todas las visitas, lo que empeoró la solitud de los prisioneros, sus familias y su quema. Sin embargo, los prisioneros pronto ajustaron el asunto, para asegurarse de que sus familias evitaran mezclarse con un prisionero portador del virus.
El distanciamiento entre los prisioneros y el mundo exterior se intensificó, porque la ocupación impidió todas las comunicaciones, ya sea por teléfono, video o cualquier otro medio.
La medida para cancelar las visitas de los prisioneros, debido a la pandemia, obstaculizó la posibilidad de transferirles dinero e incluso la introducción de cigarrillos. Entonces, los fumadores se pusieron ansiosos, contando sus cigarrillos todos los días, tratando de economizarlos, anticipándose a lo que estaba por venir.
¿Ocupación, corona y deficiencia de nicotina en la sangre?
¡Dios nos salve de lo que viene!»
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La reunión más ridícula fue la que la administración de la prisión invitó a los representantes de las facciones palestinas para darles algunas instrucciones sobre la higiene personal de los prisioneros. Estas «instrucciones» eran un conjunto de axiomas y prácticas básicas de salud que los prisioneros habían acumulado durante los años anteriores a la pandemia.
La reunión fue intensa: el carcelero «Yossi», que come albóndigas después de hurgarse la nariz larga y luego de ponerle la mano en el trasero para consolarlo y ajustar sus pantalones, nos reunió: «Manifiesto» de higiene, ¡cómo nos lavamos bien las manos y cómo usamos nuestra toalla personal!
Después de eso, Yossi (con su mano infectada después de las albóndigas) colgó folletos dentro de las habitaciones de los prisioneros, en los que el árabe quebrado inscribía algunas instrucciones sobre la higiene personal. Yossi, con una nariz muy larga y una mano muy apestosa, no tomó, ni su administración tomó ninguna medida sería: como esterilizar habitaciones y secciones, o distribuir máscaras, guantes y diferentes materiales de limpieza a los prisioneros. Se bastaron con distribuir algunas “muestras” de cloro que no alcanzan para una semana, y algunos jabones líquidos.
Lo que es peor es que la administración de la prisión evitó algunos tipos de vegetación que tienen un efecto positivo en el fortalecimiento de la inmunidad, como: ajo, cebolla verde, aguacate y perejil.
La administración de la prisión también afirmó que detuvo el trasvase de prisioneros. Sin embargo, el último prisionero que fue transferido de la prisión de Ofer hacia la prisión de Nafha fue a mediados de marzo pasado, sabiendo que esa transferencia implica una mezclarse con los carceleros o presos penales que abusan de los prisioneros con blasfemias y escupos.
Asimismo los arrestos no pararon. Es cierto que los nuevos detenidos permanecen en una prisión privada durante catorce días, pero siempre están en contacto con otros presos y carceleros, facilitando así el contagio .
Las nuevas detenciones no se han detenido
La ocupación inhumana ha llegado al punto de cancelar algunas de las decisiones que estaban vigentes antes de la pandemia: la Administración Penitenciaria suspendió la liberación administrativa de los prisioneros, o lo que se conoce como «Al-Manhalit», una ley israelí en la que se deduce el número de días de detención por cada año de una sentencia, por ejemplo, se deducen 3 semanas del primer año, y así sucesivamente para los otros años. La cancelación de la liberación administrativa, en medio de estas circunstancias difíciles, resultó en un mayor riesgo de infección.
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Ahora son las 1:15 de la mañana.
Estoy muy cansado. Sin embargo, la tos a mi alrededor no disminuye.
Esta tos puede ser causada por una gripe regular. Puede deberse al temor que dominó a los prisioneros después del anuncio del portavoz del gobierno palestino el primero de abril del descubrimiento del primer caso de Corona, que afectó a un prisionero liberado de Ofer.
No les oculto que los camaradas deseaban que el anuncio fuera una broma pura, o parte de una obra humorística con motivo del primero de abril.
Vale la pena mencionar que el primer contagio de virus corona a través un carcelero fue la del prisionero Noureddine Sarsour (19 años), de Betonia en Ramallah, y había pasado doce días en la sección 14. Esto significa que, muy probablemente, transmitió la infección al resto de los prisioneros en ese momento, también a los prisioneros con quienes se vio durante su corte antes de la liberación. Quizás este último transfirió la infección a otros prisioneros en otras secciones.
Nueva secuencia, entonces. Las posibilidades abundan, la tos aumenta a mí alrededor y no puedo dormir en absoluto. La causa de la tos también puede ser el virus Corona. ¿Cómo sabemos si no hay exámenes de salud y de laboratorio que eliminen las dudas sobre la certeza y tranquilicen a los prisioneros?
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Lo que está sucediendo en Ofer es un asesinato lento y sistemático de prisioneros, lo que demuestra cuán fascista es la ocupación. Los detenidos, aquí, responsabilizamos a la Administración de Prisiones de Israel por el desprecio de nuestras vidas, porque sentimos que el gobierno israelí nos toma como rehenes.
Corona y la amenaza de muerte para los gobiernos del mundo han llevado a la liberación de muchos prisioneros, pero este no es el caso en Palestina ocupada. Los sionistas en este momento específicamente “se recuerdan” de una propuesta de ley que legaliza la ejecución de prisioneros de “seguridad” palestinos.
De acuerdo con todo lo anterior, decidimos el primero de este mes (abril) cerrar todos los departamentos y practicar la escalada en la prisión de Ofer, hasta que encontremos seriedad al tratar el tema del Virus Corona.
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Si tan solo todo eso fuera una mentira.
«Dios nos salva de lo que viene»[2].
Prisión de Ofer (Palestina ocupada)
[1] Nombre de un libro del Prisionero escritor Ali Jeradat
[2] Nombre de una canción popular