Si vemos los últimos acontecimientos en Oriente Medi,: pacto sobre armas nucleares en Irán, guerra de Siria (destrucción del armamento químico, el no ataque norteamericano a Damasco, no dar armas a los sublevados), acuerdo entre Israel, Jordania y los palestinos para el trasvase de agua del mar Rojo al mar Muerto, la desestabilización de Turquía, […]
Si vemos los últimos acontecimientos en Oriente Medi,: pacto sobre armas nucleares en Irán, guerra de Siria (destrucción del armamento químico, el no ataque norteamericano a Damasco, no dar armas a los sublevados), acuerdo entre Israel, Jordania y los palestinos para el trasvase de agua del mar Rojo al mar Muerto, la desestabilización de Turquía, la consolidación de la dictadura egipcia, papel cada vez más activo norteamericano para resolver el conflicto judeo-palestino. ¿Qué está pasando?
Tras la pérdida de veinte años en los conflictos de Iraq y Afganistán donde los norteamericanos han acabado semiderrotados, se han dado cuenta, de que no están en condiciones del dominio unilateral, que hasta ahora ejercían en el mundo, ni pueden elegir y controlar a sus aliados a la carta.
Ante esta nueva situación, los norteamericanos buscan dosificar y equilibrar esfuerzos y hacer uso de su poder blando. Zbigniew Brzezinsk consejero presidencial lo decía así: «La nueva realidad es que ninguna de las grandes potencias están en condiciones de dominar Euroasia, y por tanto de gobernar el mundo. El papel de América, sobre todo después de haber perdido veinte años, debe ser ahora más sutil y jugar sobre todo en las nuevas relaciones de fuerza en Eurasia».
Un año después de la caída de la URSS, el Pentágono decía «nuestro primer objetivo es impedir que un nuevo rival surja en la escena mundial. Debemos desviar a los potenciales concurrentes incluso simplemente a los que pretenden jugar un papel más importante a nivel regional y mundial».
La situación ha cambiado y a Estados Unidos le ha surgido un nuevo competidor, China. Lo confirmó el propio Obama en un debate con el candidato republicano Romney, al considerar a China como su adversario.
Hillary Clinton decía: «el futuro de la política se decidirá en Asia, no en Afganistán o en Iraq. Y Estados Unidos estará exactamente en el centro de la acción».
Oriente Media era anteriormente una región fundamental para los Estados Unidos, pues le abastecía de petróleo y gas. Debido al desarrollo de fracking ha aumentado la producción de gas de esquisto y de arenas bituminosas. Estados Unidos actualmente es el productor de gas y petróleo con el mayor crecimiento a nivel mundial de estos productos. La importación de petróleo de Oriente Medio irá disminuyendo en casi un 40% de 2011 al año 2017 y se prevé que para el año 2020, Estados Unidos será exportador de gas.
En estos momentos, por un lado, le ha surgido un rival importante, China, esto hace que tenga que centrar todos sus esfuerzos en ese país. Por el otro lado, Oriente Medio que era importante como suministrador de petróleo y gas, ya ha dejado de tener tal papel, pues como hemos visto, está logrando su independencia energética. Oriente Medio siempre ha sido un polvorín, por ello necesita pacificarlo, para no tener que dividir esfuerzos en su enfrentamiento con China
¿Qué está haciendo ahora Estados Unidos en Oriente Medio?
Está buscando un equilibrio estratégico entre chiís y sunníes. Ninguna de estas dos concepciones religiosas debe llegar a ser demasiado poderosa para prevalecer sobre la otra. Un Islam dividido cuyos polos aseguren su equilibrio y se neutralicen mutuamente es lo que están buscando Estados Unidos e Israel. Es la estrategia del divide y vencerás que tan buenos resultados le ha dado históricamente.
El acuerdo sobre armas nucleares entre Irán y Estados Unidos sirve para tranquilizar la zona. Refuerza el papel de Irán como líder chií y aumenta su influencia en Iraq, Siria, Líbano, Gaza y en Hezbolla, haciendo que dejen de ser peligrosos para Israel. Este papel de Irán sirve de contrapeso a Arabia, líder de los sunníes y deja de ser un país que tan esencial como en otros tiempos. De esta forma logra un contrapeso Irán/Arabia.
Además este acuerdo con Irán también le sirve para que este país le ayude a pacificar Afganistán y ponga cierto orden en esta parte de Asia.
En la guerra de Siria, ante el auge yihadista, la solución menos mala y más fiable es la del Assad, que entrará bajo el paraguas de Irán. En este sentido, debemos interpretar el acuerdo sobre armas químicas, el no ataque norteamericano a Damasco, la no ayuda a los sublevados y los problemas que está teniendo el turco Erdogan en su país con su política respecto a Siria. En un corto espacio de tiempo, se llegarán a acuerdos en Siria con pequeñas transformaciones del régimen de Assad para hacerlo más presentable, quedando bajo el patrocinio de Irán y el apoyo de Rusia, pero sin peligro alguno a su protegida Israel.
El yihadismo sunní en Iraq y Siria no es un socio fiable para Estados Unidos, pues lo pudieron comprobar en sus propias carnes con Bin Laden. Se convierte en un riesgo de mucha importancia para ellos, muy superior al que en estos momentos representa el sirio Assad.
Vemos como los dos últimos meses, el Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, busca con intensidad acuerdos mínimos en la cuestión judeo palestina, el nudo gordiano de todo lo que pasa en Oriente Medio.
El reciente acuerdo para la realización del trasvase de agua del mar Rojo al mar Muerto y su desalación entre judíos, jordanos y palestinos, es un primer paso para la solución del problema. Se está buscando denodadamente unos mínimos asumibles por los contendientes para que la situación se estabilice en toda la zona y por primera vez Estados Unidos intentará imponer a ambos contendientes sus propuestas.
Si consiguen este acuerdo entre judíos y palestinos, unido al equilibrio entre los chiíes y sunníes esto permitiría que Estados Unidos relajara su presencia en la zona y centrarse en su objetivo central actual, que es China. En el año 2020, el 65% de la flota norteamericana se dedicará exclusivamente a China.
Indirectamente los norteamericanos apoyan la solución militar adoptada en Egipto, como el mejor garante de sus intereses en la zona. Lo mismo pasará con lo que suceda con Erdogan o sin él, en Turquía, pues en cada instante se buscaran soluciones que no alteren el equilibrio, que se pretende construir actualmente.
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