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¿Qué pretende el Consejo de Cooperación del Golfo en Siria?

Fuentes: Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Así pues, la Liga Árabe tiene un nuevo borrador de resolución para el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con objeto de «resolver» la saga siria.

La opinión pública mundial se engañaría si creyera que se trata de una solución árabe altruista ante un problema árabe. La verdad es que no es así.

Lo primero de todo, se trata de un proyecto de resolución de la OTAN/CCG, esa simbiosis entre los miembros selectos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y las selectas petromonarquías del Consejo de Cooperación del Golfo. De momento y tras su «éxito» promoviendo el cambio de régimen en Libia, la OTAN/CCG debería ser bien conocida como el eje entre los caniches europeos del Pentágono y las seis monarquías que componen el CCG, también conocido como Club Contrarrevolucionario del Golfo.

Ese proyecto de resolución de las Naciones Unidas va un paso más allá del supuesto plan de transición que la Liga Árabe diseñó hace una semana. Ahora se ha pasado a la idea de una «hoja de ruta» política, que en esencia significa que el Presidente Bashar al-Asad se vaya voluntariamente, instalando en el poder a su vicepresidente durante un período de transición, que se forme un gobierno de unidad nacional y se celebren elecciones libres y justas bajo supervisión internacional.

Según manifestaciones del ministro de exteriores de Qatar, Hamad bin Yasim al-Thani: «El presidente delegará todo el poder en su vicepresidente para que colabore con un gobierno de unidad nacional a fin de facilitarle sus tareas en el período transitorio».

Suena muy civilizado, excepto que enmascara la verdadera agenda de un cambio de régimen impuesto por las Naciones Unidas. Un rápido vistazo al proyecto de resolución revela también un límite de dos semanas para que Asad salga pitando del país; si no lo hace así, le espera el infierno, «tras consultas» con la Liga Árabe.

La Liga «Árabe» es en estos momentos una ficción; la que está realmente a cargo es la Liga del Golfo Árabe; en la práctica: la Casa de los Saud. Incluso Qatar, el aspirante a superpotencia regional, es plato de segunda mesa. Y todos los demás son meros extras.

Por tanto, ahí tenemos a la Casa de Saud y a sus subordinados detallando una hoja de ruta para el cambio de régimen, que irá seguida de una democracia parlamentaria a la occidental, y ahí nos encontramos también con países como los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Kuwait defendiendo, mira por dónde, los derechos humanos por tierras árabes. Es como si todo ello fuera un plan conjunto tramado por el dadaísta Tristan Tzara y el surrealista André Breton con una vuelta de tuerca a lo Monty Python.

Nueva versión del caso somalí

No debería sorprender que el gobierno sirio rechace el proyecto de resolución por ser una «descarada intervención en sus asuntos internos», según la agencia de noticias SANA. El embajador sirio ante las Naciones Unidas, Bashar Ya’afari, fue incluso más gráfico: «Siria no será Libia; Siria no será Iraq; Siria no será Somalia; Siria no será un estado fallido».

Rusia, miembro de los BRICS -que junto a China había vetado ya una anterior resolución redactada por Occidente- ha enterrado ya esta última. Para empezar, el ministro ruso de asuntos exteriores, Sergei Lavrov. no podía entender por qué la Liga Árabe suspendió su misión de observación en Siria el pasado sábado. En cambio, Lavrov «estaría dispuesto a apoyar un aumento en el número de observadores»».

Rusia -que en cuestión de segundos aprendió las lecciones de la resolución abierta de las Naciones Unidas sobre Libia- tiene su propio proyecto de resolución que, según el embajador ruso ante las Naciones Unidas, Vitali Churkin, privilegia «un proceso político dirigido por los sirios» y no «un resultado impuesto por la Liga Árabe de un proceso político que aún no ha tenido lugar», ni tampoco «un cambio de régimen» a la Libia.

Rusia -a diferencia de Occidente- atribuye la continuada violencia en Siria tanto al régimen de Asad como a los «rebeldes». Incluso la Liga del CCG ha admitido de alguna manera que hay shabihah (matones armados) en ambas partes, con los del lado «rebelde» afiliados al ya desacreditado Ejército Libre de Siria.

Esa bandeja de dulces es toda mía

Incluso aunque no haya en absoluto condiciones objetivas para que la OTAN bombardee Siria, el eje geopolítico OTAN/CCG + Israel seguirá persiguiendo sus objetivos de forma implacable.

Tales objetivos son enormes: ejercer un control total sobre cualquier transición relacionada con la Primavera Árabe (como en el caso del Yemen); impedir cualquier cambio en el statu quo (sobre todo en los casos de Arabia Saudí, Jordania, Marruecos); represión total (como en el caso de Bahrein); y, a ser posible, hacerse con todo (como en el caso de Libia).

Pero Siria es infinitamente más compleja: debido a la conexión iraní; debido a que Rusia y China, miembros de los BRICS, bloquearán cualquier esquema de cambio de régimen; debido a que no ha habido grietas de importancia entre el ejército sirio; y porque el régimen de Asad es experto en nadar y guardar la ropa entre una mayoría sunní y la minoría alauí.

Así pues, la Liga del CCG tuvo éxito en el Yemen: controlando la «transición» e incluso enviando a EEUU al dictador Ali Abdullah Saleh. Ha tenido un éxito relativo en Egipto, pero aunque echaran a patadas a la cabeza de la serpiente (Hosni Mubarak), la serpiente sigue vivita y coleando (el establishment militar), y, para acabar de arreglarlo, el nuevo parlamento se jacta de tener una inmensa mayoría islamista (nuestro corazón se compadece de los jóvenes que iniciaron todo en la Plaza Tahrir que se han quedado sin nada).

Incluso las venerables piedras de la mezquita de los Omeya en Damasco saben que el Consejo Nacional Sirio (convenientemente exiliado en los países miembros de la OTAN de Francia y Turquía) está siendo financiado por la Casa de Saud y Qatar. Por tanto, cuenten con más armas financiadas por el CCG para seguir atizando candela en Siria, ahora incluso en algunos de los suburbios de Damasco. No se extrañen de que la Liga del CCG haya retirado a sus «observadores»; habrían tenido que denunciar de forma rotunda a la misma gente a la que están armando.

Hasta el Rey «Playstation» de Jordania -que fue el primer potentado árabe en pedir oficialmente el derrocamiento de Asad (no les extrañe que invitaran a Jordania a integrarse en el CCG)- se ha visto obligado a admitirlo: «No veo a Siria haciendo muchos cambios». Pero, al menos, el rey Abdullah tuvo el buen sentido de observar: «Es un puzzle muy complicado y no hay fácil solución. Tampoco Iraq resulta fácil… y Libia es también otra historia… Por tanto, todo el mundo está perplejo y no creo que nadie tenga una respuesta clara sobre qué hacer con Siria».

A propósito, hay protestas prácticamente cada día en Jordania, la adicta al CCG, pero en los medios dominantes occidentales no se oirá ni pío sobre ello. La «liberada» Libia ha desaparecido totalmente de la narrativa triunfalista occidental, aunque Amnistía Internacional tenga ahora pruebas de torturas sistemáticas llevadas a cabo en improvisados mini-gulags y Médicos Sin Fronteras decidiera salir definitivamente de Misrata después de que los anteriormente conocidos como «rebeldes» les pidieran que atendieran a las víctimas de tortura para poder seguir torturándolas de nuevo.

Lo cual nos lleva a la espantosa equivalencia entre los «consejos de transición» tanto en Libia como en Siria. Sus amos manifiestos eran -y son- la OTAN/CCG. Puede que Rusia tenga su propia agenda en Siria, pero al menos los rusos saben que tanto el régimen de Asad como el Consejo Nacional Sirio como el Ejército Libre de Siria están todos sirviendo una dura violencia.

El Rey «Playstation» acertó en algo al menos; nadie tiene la clave sobre qué hacer con Siria. Por tanto, tenemos a Asad por un lado y por el otro a la OTAN/CCG, con gran parte de los sirios -cubriendo un amplio espectro de opinión- cogidos en medio. Hay rumores alrededor de un posible plan C; un acuerdo estilo bazar alcanzado sobre un interminable número de tazas de té verde entre Asad y la Casa de Saud. Eso es bastante improbable: la Liga del CCG quiere entera la bandeja de dulces y quiere comérselos todos.

Pepe Escobar es corresponsal itinerante de Asia Times Online. Es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su ultimo libro es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: [email protected]

Fuente

http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/NA31Ak04.html