“El Presidente Truman, de origen judío, ejerció una presión sin precedente sobre el Departamento de Estado. El subsecretario de Estado Sumner Welles escribió: “Por orden directa de la Casa Blanca los funcionarios americanos debían emplear las presiones directas o indirectas para asegurar la mayoría necesaria en la votación final”. El Ministro de Defensa de entonces, James Forrestal, confirma: Los métodos utilizados para ejercer presión, y para obligar a las demás naciones en el seno de las Naciones Unidas, rozaban el escándalo. El poder de los monopolios privados fue movilizado. Dex Pearson, en el Chicago-Daily del 9 de febrero de 1948, precisa algunas matizaciones, entre otras que: Harvey Firestone, propietario de las plantaciones de caucho en Liberia, actuó cerca del Gobierno liberiano, uno de los votos positivos a favor de la creación del Estado Judío.” Del libro titulado La “cuestión judía” en América del Sur. Ediciones Al-Ándalus. Autor: Norberto Ceresole.
El gobierno de Madrid entrega viviendas sociales a la organización sionista de la ciudad, no las da a los ciudadanos que las necesitan. Al mismo tiempo, Pedro Sánchez, el valiente corredor de pasillos, después de que Satanyahu le hiciese llegar por un emisario que le estaba mirando a los ojos, agachó la cabeza. Su gesto de rebeldía puber se ha quedado atrás y ha recibido con alegría a la embajadora sionazi. El jefe de la que hace de embajadora, el que se hace llamar ministro de exteriores, había dicho que lo de Pedrito de que debían respetar el derecho internacional humanitario, matar sí, pero con cuidado, le había parecido muy feo, que cómo hablaba así, que a qué colegio había ido, y Pedrito se puso colorado y bajó la cabeza, cruzó los dedos de las manos, y asintiendo a las siguientes palabras del sionazi: “Israel esta actuando y seguirá actuando de acuerdo con el derecho internacional y continuará la guerra …”, cerró la boca.
El 1 de enero un nuevo “ministro de exteriores” ha dicho a la que hace de embajadora que vuelva a su sitio en Madrid, y a Pedrito le ha mandado decir que como el fin de año se ha portado bien, se ponga en línea con Ayuso, la gobernanta de la casa que tienen en Madrid, y le de la mano y pida perdón con una rodilla en el suelo a su enviada.
A la altura del 20 de noviembre Pedrito había dicho que estaba mal que matasen a tantos palestinos en Gaza, y hoy ha contado el doble de asesinados, más de 23.000, y otros 54.000 heridos, y entre 8.000 y 10.000 desaparecidos, y ya no le parece tan mal, quiere decirse que aquello no era ni una queja, es que le parecían pocos. También en su momento dijo que iba a reconocer al Estado de Palestina y ahora ya no se acuerda, habrá escrito cien veces, mil veces, “yo no he dicho eso”. Pedrito es un jovenzuelo con la cabeza llena de aire, lo mismo regala el Sahara al rey de Marruecos, que dice al Presidente de Venezuela que se vaya y le deje a su amigo Guaidó, que al de México le dice que repita sus palabras, y éste le mandó a … Es el que mejor lleva los cafés en la oficina, no se le niega que tenga sus exabruptos, pero no son más que eso, le pica una oreja y cambia de mano el plato, carraspea y pide perdón. Es un empleado muy servicial, por eso cuando la voz de Satanyahu salió por boca de uno de sus servidores diciendo que Pedrito apoyaba el terrorismo, nuestro jovenzuelo insolvente respondió con el morro bajado hasta el suelo para dar su balido pidiendo perdón así: eso es “totalmente falso e inaceptable”. Inmediatamente después se escuchó “¡Pedrito! ¡a su sitio!”, y fin.
Pedrito es conocido porque lleva muy bien los cafés en la oficina. ¿Dónde? En las reuniones de jefecillos que se ponen mirando desde abajo a la espera de que les caiga algo del mostrador, ante el que un viejo se llena la boca de hamburguesa y chupa de una botella con líquido efervescente del color marrón negro de agua sucia. El viejo se parece a Franco, éste firmaba penas de muerte mientras comía churros con chocolate, y el viejo yanqui firma la entrega de las mayores bombas del mundo para que Satanyahu con su “antiguo testamento”, las mande tirar a los niños y niñas de Gaza, a las mujeres y a los hombres. Pero Pedrito obedece y ya no dice que le parece mal cuántos han asesinado los sionazis en Gaza, él no dice nada, ha abierto la puerta a la amiga de Satanyahu y si mañana le dicen “trae el café con leche y una pasta”, él, de la manera más servicial, escogerá la más jugosa y la llevará con el café, eso sí, a la carrera y sin tropiezos como él sabe hacer.
Pedrito lo que no sabe es que la experiencia de los pueblos es la gran enseñanza de éstos, y que el pueblo palestino se mantiene unido porque la unidad es la fuente de su vida; que la unidad es la fuente de la igualdad, que ofrece al mundo su verdad, y que los millones que es, con las manos vacías y expuestas a los ojos de los demás pueblos, nos dice que espera que nuestras conciencias nos impulsen a exigir que todos los servidores de Satanyahu, el mismo Satanyahu, su viejo bebedor de agua sucia y comedor de basura, y su complejo militar industrial financiero sean llevados ante la justicia. El día 11 de enero la Corte Penal Internacional verá el caso del genocidio de Gaza.
¿Cómo puedo hablar de los servidores del sionazismo y de su mirada a otro lado y su sonrisa hipócrita, mientras el ejército colonial comete un holocausto? Piensa ya: ¿los servidores del sionazismo, Ayuso, Pedrito, los gobernantes europeos, el comedor de hamburguesas, la CPI, o los pueblos del mundo?: ¿quién se preocupa por el pueblo de Gaza Palestina?
Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: Gaza 51 días; Palestina. Crónicas de vida y Resistencia; Dietario de Crisis; Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero; y, Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Presidente de AMANE. Miembro de la Asociación Europea de Apoyo a los Detenidos Palestinos. Internacionalista e integrante de la REDH y de la Red de Artistas, Intelectuales y Comunicadores Solidarios con Nicaragua y el FSLN.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.